Con la “confluencia” lo que pretendemos es construir una mayoría social, política y electoral, que abra el camino del cambio político profundo en Lanzarote, que plasme los anhelos de cambio de la ciudadanía y que habremos de construir entre todos. Buscando un instrumento político que cree un espacio amplio, abierto, plural, transversal, de base ciudadana en el que participen todos las organizaciones y asociaciones que desde distintos sectores confluyan en la idea de transformar Lanzarote. Lo harán a través de una representación igualitaria y horizontal, que esté impregnada de unos principios democráticos de funcionamiento, con respeto al disenso pero buscando el consenso.
Con la candidatura de “Unidad Popular” o “Unidad Ciudadana” pretendemos rescatar a las instituciones públicas de la isla de la colonización de los poderes económicos, del estancamiento, la corrupción, el nepotismo, la mala gestión, y lo hará a través de medidas que apuesten por la cultura, por la defensa de lo público, por un cambio de modelo energético, por un modelo de isla ilusionante, sostenible y equilibrada socialmente.
Partiendo de la base de que la política es el servicio a la ciudadanía y los intereses del común, debemos hacer de esta un instrumento para mejorar la realidad de Lanzarote, y no servir a los intereses particulares de una minoría y en contra del interés general de los ciudadanos de la Isla.
Ya no hay vuelta atrás: o una vieja maquinaria inservible y corrupta que representa el cuatripartito (Psoe – Pil – CC – PP), o una ciudadanía consciente y organizada, que se dispone a cerrar un ciclo de mal gobierno.
Sería un error estratégico, y una irresponsabilidad respecto al momento histórico que vivimos, que las organizaciones que apuestan por un cambio de tiempo político se presentaran, con programas de transformación social similares, compitiendo entre ellas en los procesos electorales municipales, insulares y archipiélagicos de 2015. El único vencedor de esa disputa por los mismos votantes potenciales sería el actual sistema de partidos. La gran perdedora sería la ciudadanía que ansía cambios. Es necesaria altura de miras para responder a una ciudadanía que quiere pasar del desencanto a la ilusión.