Las suertes, desgracias o devenires de la vida apenas dan tiempo a conocer con un mínimo de suficiencia a un individuo. En ocasiones ni siquiera a la persona o personas que puedan estar con uno durante un importante trecho de nuestra existencia, cuanto menos a cualquier sujeto con el cual esporádicamente uno mantiene un "esmirriado" trato, conversación o "roce" dialéctico.
Con éstos últimos, los que eventualmente uno observa sus gestos y andares, a la vez que también suele departir algunas palabras..., son estos fulanos los que suelen llevarme a errar en la apreciación de dichos personajes, como ha sido el caso.
Ser presidente de cualquier cosa, sea del índole que sea, no es cualquier memez, tiene que ser una persona ecuánime, equilibrada y sobre todo JUSTA en sus decisiones.
El estar dirigiendo un club deportivo en esta santa isla de Lanzarote es más estar al frente de una labor social a la vez que deportiva que creerse el mismísimo REY DEL MAMBO como es el menda al que hoy me refiero.
Uno puede estar al frente de un club de fútbol en esta venerable Lanzarote,... y puede ser analfabeto o no,... y puede ser más elegante o menos,... y puede ser más sociable o nada; pero lo que no puede permitirse el "lujo" de ser es AMNÉSICO según para con quién o para qué situaciones.
Cuando se trata de manejar, atender o cuidar a la base de un club, no sólo basta con llenar a los diferentes equipos con monitores remunerados, algunos de dudosa capacidad cuanto menos. También es importante, sino es lo que más, saber conducir como presidente de un club las iniciales configuraciones en pretemporada de las diferentes categorías, siempre rigiéndose exclusivamente; primero en las aptitudes de los niños y segundo en los logros, si los hubiera habido, conseguidos por algún equipo en la temporada anterior. Es decir, no desarmar a ese equipo campeón sólo con la insana intención de "ABRIGAR" a algún que otro hijo de padre amigo del PRESI, que la temporada anterior no alcanzó más goleadas por que acabó la liga.
Antes que padre, he sido jugador de fútbol durante muchos años y también informador deportivo durante otros tantos, y no hace falta ser entrenador, o mejor dicho, monitor de tres al cuarto para conocer de buena mano las facultades, suficiencias o mañas de los diferentes niños, para saber que no se ha actuado de buena fé a la hora de confeccionar los equipos infantiles, que son a los que HOY me refiero.
Iluso de mí que creí al ciento por cien en la honorabilidad de éste pseudo-pujol, que incluso ensalcé por unas formas y fundamentos que erróneamente pensé que el individuo en cuestión albergaba. Craso error.
Paso ya página en cuanto a este personaje para mí ya de infausto recuerdo. Quedan atrás dos temporadas de mi hijo en ese GRAN CLUB, con un cuerpo directivo CREO que serio y CREO que bastante entregado. Lástima de gobernante, cabecilla o presidente que no ha estado a la altura ni del cargo ni de las circunstancias de un equipo señero como siempre ha sido, es y será.
En la vida todo no puede ser perfecto, y es que los hay imperfectos.