Lo más sano para cualquier modelo democrático es que además del que gobierna, exista una o varias fuerzas políticas, -la oposición-, que fiscalicen la tarea del gobernante. Esa y no otra es la mejor forma de ejercer la gobernanza por la gobernanza.
Otra cuestión bien distinta, es que esa oposición se utilice para poner piedras bajo las ruedas del que gobierna con el único objetivo de ralentizar y emponzoñar la labor cotidiana de cualquier institución, con una visión tan cortoplacista como la de torpedear la gestión para que la población, cuando toque, no voten a ese partido que es el que de una forma u otra gobierna.
Creo que los que tenemos vocación de servicio, ingrediente indispensable para el buen desarrollo de las tareas de cualquier político, -y así debiera ser-, tenemos que luchar todos a una por el buen desarrollo de un municipio, que además es la capital de nuestra isla y de la cual deberíamos sentirnos orgullosos.
Torpedear la acción de gobierno, a todas luces es una labor irresponsable por parte de quien la ejerce, debido a que los principales “damnificados”, son los que de una manera u otra, te han colocado dónde estás, precisamente para que de una vez arregles los problemas que como sociedad y de forma colectiva padecen.
Me duele como conejero que se contemple Arrecife como el patito feo de Lanzarote, teniendo un singular casco antiguo, aún sin poner en valor, al mismo tiempo que diferentes elementos urbanísticos, los castillos y nuestro Puente de Las Bolas, nuestro Charco de San Ginés, en fin, elementos todos que confieren la singularidad que otrora tanto se valoró y que ahora con el turismo de cruceros podría ponerse en valor. La realidad es que en la actualidad cuando arriban los cruceros, los que prescriben la visita a Lanzarote, dicen que en Arrecife no hay nada que ver y que lo mejor es que vayan aquí o allá, dejando de generar riqueza en nuestra capital.
Por no mencionar los barrios históricamente olvidados, como Valterra, Titerroy, e incluso nuestro “Arganistán”, con problemas en el siglo XXI de asfalto y aún con carreteras de tierra, tremendamente afectadas por las lluvias y los destrozos que producen cuando lo hace con intensidad. No soy capaz de enumerar todos y cada uno de los problemas de Arrecife, ya que mi municipio es Teguise, del que conozco su realidad…, lo que aquí expongo lo hago por lo que reproducen los medios de comunicación y los propios vecinos de la capital. Sinceramente, una vergüenza para toda la clase política, un verdadero sinsentido para los ciudadanos.
El objetivo a compartir no debe ser otro, como digo, que la vocación de servicio, la toma de compromisos reales para solucionar las cosas, la mejora de la calidad de vida de nuestros vecinos… dejarnos de criticar la actividad por la actividad y la inactividad por lo mismo.
Hemos de reconocer que adquirimos, junto con el puesto la responsabilidad con nuestros electores y los que no lo son, realizar una oposición constructiva que abunde en el objetivo antes mencionado y no con la búsqueda absurda de rédito político de las desgracias del vecino en las que de una forma u otra hemos tenido parte, por omisión o por obstrucción, en el normal desarrollo de las soluciones que se determinan para cada problema.
Un cambio real de actitud y una voluntad clara de ejercer las mejoras planificadas en las que el beneficiado, como digo, ha de ser el vecino, y no la absurda y antisocial cuenta en la que solo interesa erigirse como el salvador de una situación, que a poco que se complique, va a ser muy difícil marcar un rumbo de crecimiento como sociedad y como pueblo.