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Juan Francisco Ramírez

Valonia se rinde sometiéndose al CETA

Abogado, investigador y analista polítco

Juan Francisco Ramírez | 29 de octubre de 2016

 

Hace pocos días; en este mismo medio, escribía ensalzando el valor de la negativa de los representantes de los ciudadanos de Valonia (una de las tres regiones de Bélgica); personificando el acertado rechazo en la figura del presidente de dicha Región el Sr. Paul Magnette; todo ello, por haberse negado a aceptar la imposición de un Tratado de libre comercio a celebrar entre Canadá y la Unión Europea (por sus siglas en inglés CETA); lastimosamente, me veo obligado a retractarme, pues el pasado jueves, el mismo que antes decía NO, ha terminado por aceptar la impostura de dicho tratado diciendo SI; de tal manera, que, la deslealtad se materializará, oficialmente, el domingo 30 de octubre de 2016 tras estampar la firma, mostrando su acatamiento al CETA; en fin, hemos visto el poco aguante que ha tenido el “gallo” (símbolo de Valonia), es decir, se ha capitulado, en poco tiempo, ante las presiones y/o promesas realizadas por los lobbies de los “amos del mundo”; o, podría el NO inicial, formará parte de la puesta en escena de una cortina de humo, para salvaguardar las críticas, que supone la implementación de un tratado que recortará, sí o sí, los estándares de calidad de vida alcanzados, finalizada la II Guerra Mundial, por los ciudadanos europeos; por lo tanto, no queda por menos que aseverar que lo que  pareció ser un honroso referente se ha quedado en simple espejismo; como reza la sabia paremia: “donde dije digo, digo Diego”.

A partir de ahora, si existía alguna duda, tras la entrada en vigor del gigantesco acuerdo comercial (CETA), punta de lanza de los, en puerta, TTIP y TISA, etc., la soberanía de los países europeos pasará, más pronto que tarde, a ser una cosa del pasado; en la praxis, quedará sometida al albur de las grandes corporaciones transnacionales del capital.

Por otra parte; este acontecimiento, nos ha de hacer reflexionar acerca de la validez del sistema democrático, pues si estuviésemos viviendo en auténticas democracias, ante cuestiones de tamaña importancia cual resulta la firma del CETA, que afectará al conjunto de los ciudadanos europeos, lo razonable y democrático hubiese sido la celebración de un referéndum o consulta al pueblo soberano (sobrero). Ante tal situación; cabría plantearse, si el voto del pueblo sirve más allá de elegir a representantes que terminan convirtiéndose en una oligarquía que se sitúa por encima de sus representados, tal como explica la “Ley de Hierro” de Robert Michels, en su obra “Los partidos políticos”. “Las autoridades democráticas están más firmes en sus bancas que las autoridades de los organismos aristocráticos.” (T.1, pág. 143)

Siguiendo a Bakunin: El Estado no es más que la comisión ejecutiva de la clase gobernante; es decir, un ente por y para supervivencia, en todos los ámbitos de la vida, de las clases que dominan las fuentes de la riqueza y, por tanto, del poder; el Estado está para satisfacer y asegurar la existencia o pervivencia de la clase plutocrática, o, de las familias patricias, utilizando el término de la Roma clásica.

En definitiva; tras la consumación de la firma del CETA, y los que les siguen (TTIP, TISA, etc.) los europeos, salvo milagros, retornarán, más pronto que tarde, a la descripción que realizara de la sociedad, hace unos siglos, el gran dramaturgo y político francés Víctor Hugo, en su obra “Los Miserables”, publicada en 1862; en el mismo sentido, recomendaría la obra de Miguel Delibes “Los Santos Inocentes” (1981).

Hace al texto; la letra del tango argentino “Cambalache” compuesto en 1934; letra y música de  Enrique Santos Discépolo; cantado por el inolvidable Carlos Gardel: El mundo fue y será una porquería..., pero que el siglo XX es un despliegue de maldad insolente, ya no hay quien lo niegue…

 

Juan F. Ramírez (Abogado, Analista Político e Investigador)

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