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Juan Francisco Ramírez

NO de Valonia al CETA ¡Bravo por los valientes valones!

Abogado, investigador y analista polítco

Juan Francisco Ramírez | 24 de octubre de 2016

El pequeño David, parece haber derrotado al gigante Goliat; ese podría ser el titular más adecuado para presentar la sabia decisión adoptada por Valonia, rechazando el Acuerdo Económico y Comercial Global; más conocido como Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y Canadá (CETA); el Parlamento de la Región Valona (Bélgica), en una memorable y acertada decisión, pese a los críticos, ha mostrado al resto de los países europeos que la soberanía de un Estado nación, es un bien de carácter supremo e intangible, totalmente ajena al comercio y, por tanto, fuera del ámbito de los negocios  de las grandes corporaciones transnacionales del capital.

Desde estas pocas líneas hemos de felicitarnos los que creemos en la soberanía de las naciones, pues aún quedan pueblos, por pequeños que sean, capaces de defender los intereses de sus respectivas naciones. Ello; por lo visto, no gusta a muchos políticos que prefieren entregar la soberanía de sus respectivas naciones a manos de entes mercantilistas que terminan por arruinar, tras expoliar las riquezas y recursos nacionales, a los países que aceptan someterse a las imposiciones de corporaciones no elegidas democráticamente.

A título de ejemplo; recordemos las últimas reformas laborales efectuadas por los gobiernos de muchos de los países de la zona euro, han servido para derribar las libertades y logros sociales alcanzados después de finalizada la Segunda Guerra Mundial; es un hecho incuestionable, que las políticas implementadas, especialmente durante las tres últimas décadas, solo han contribuido a desarticular el llamado estado del bienestar; hasta tal punto, que la industria de los respectivos países que adoptaron la apertura de sus mercados, permitiendo que los servicios públicos esenciales (agua, luz, transporte aéreo, ferroviario, comunicaciones, sanidad, etc.), sean gestionados, sin contar con el asentimiento del pueblo soberano, por empresas privadas que tienen por fin primordial la maximización de sus respectivos beneficios; todo ello, con las negativas consecuencias que tal tipo de medidas políticas han generado (paro, corrupción política, especulación del suelo, etc.).

Por otra parte; no debe obviarse que el Tratado CECA, es la punta de lanza para, posteriormente, imponerle a los europeos, otros tratados mucho más perjudiciales a los intereses generales de los países europeos del euro; nos referimos, por su transcendencia, entre otros:

  • Acuerdo Global sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT); 1947
  • Acuerdo Internacional sobre el Comercio de Servicios (TISA) “Un gran desconocido”
  • Banco Europeo de Inversiones (BEI): Sede en Luxemburgo, creado en 1958
  • Banco Mundial: estableciendo su sede central en Washington D.C. (EE.UU.), creado en 1945
  • Fondo Monetario Internacional: Sede en Nuevo Hampshire (EE.UU.), creado en 1945
  • Organización Internacional del Trabajo (OIT), Conforma parte del Tratado de Versalles; sede en Suiza, y gestado en 1919
  • Organización Mundial del Comercio (OMC): Sede Ginebra (Suiza), creado en 1995
  • Tratado Transatlántico de Libre Comercio (TTIP) Europa – EE.UU., fraguado desde 2011.-
  • Etc.

Basándonos en lo anteriormente expuesto; no cabe por menos, que aplaudir la decisión tomada por los representantes políticos de la pequeña Región Valona, una de las tres que conforman Bélgica. Tan sabia y valiente decisión, hemos de personificarla en el ministro-presidente de Valonia, el Señor PAUL MAGNETTE, por su valentía sin par. Ojala, cundiere su ejemplo entre el resto de países europeos, los cuales han entregado, hace años, la soberanía de sus respectivos Estados nación; por supuesto, sin contar con el respaldo de sus respectivos pueblos, cual incapaces se tratarán. No resulta nada extraño que el símbolo de “Wallonie” sea el de un gallo.

Por otro lado; hemos de referirnos al apoyo mostrado por una gran parte de ciudadanos holandeses, que se han manifestado en Ámsterdam en estos días del mes de octubre de 2016, en favor de la decisión adoptada por los representantes de Valonia. Igualmente, un grupo expertos académicos canadienses, apoyan a Valonia, animándoles a no ceder ante las presiones. Recordando, las lamentables consecuencias para el Canadá que ha supuesto el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), firmado en 1994; dicho Tratado conlleva un tribunal de arbitraje internacional; ello, ha ocasionado gran cantidad de quejas por parte de las multinacionales contra las normas canadienses, lo que se ha traducido en multas que han tenido que pagar los canadienses.

Tristeza e impotencia; eso, es lo que nos queda al resto de los ciudadanos europeos, que vemos como nuestros correspondientes representantes políticos entregan la soberanía de sus respectivos Estados nación; ello, se produce, en mayor o menor medida, de espaldas al conjunto de los ciudadanos; obligándoselos a aceptar la práctica de una política de hechos consumados desde el poder.

Finalmente; cabría preguntarnos, para qué queremos una Unión Europea que no resulta capaz de defender una política protectora del comercio, la industria, lo social, etc., de los europeos. Europa necesita de una política común tendente a fomentar el desarrollo económico y social de y entre los diferentes países que conforman el espacio europeo; por lo tanto, de manera exclusiva y excluyente debe protegerse su territorio fronterizo; lo contrario, a medio plazo, terminará por dañar de manera importante el nivel de vida de los europeos. Probablemente, esa fuera una de las causas de la salida del Reino Unido. Por ello, hemos de conjeturar que, de no producirse un cambio sustancial en las políticas europeas, lo más sensato fuere plantear la salida inmediata de la UE; mantenerse, tal cual, conduce a la destrucción del Estado nación.

 

“…el Parlamento, que es el padre del territorio, no debe de dar su consentimiento a que se compre o se venda la tierra que es el derecho de nacimiento de todos los hijos y el orgullo de sus esfuerzos, dineros y sangre”. (Winstanley, Gerrard – Pág. 121)

 

Juan F. Ramírez (Analista Político e Investigador)

 

Documentales relacionados con el tema expuesto:

  • Capitalismo: Una historia de amor, Dirigida por Michael Moore, EE.UU., 2009
  • The Corporation (Corporaciones - ¿Instituciones o psicópatas?), Dirigida por Mark Achbar y Jennifer Abbot; Canadá, 2003
  • The New Rulers Of The World (Los nuevos Gobernantes del Mundo); John Pilger, Producida y dirigida por Alan Lowery; Carltson Televisión Lda., 2001

 

Bibliografía recomendada:

  • COLOMER, Josep M., “ EL gobierno mundial de los expertos”, Anagrama, S.A., Barcelona, 2015
  • COLECTIVO DIÁSPORA (vv.aa.), “Los dueños del mundo y los cuarenta ladrones”, El Viejo Topo, 2006
  • GEORGE, Susan, “Los usurpadores. Cómo las empresas transnacionales toman el poder”, Icaria editorial, S.A., Barcelona 2015
  • MAX-NEEF, Manfred y SMITH, Philip B., “La economía desenmascarada”, Icaria editorial, s.a., Barcelona, 2014
  • ROBINSON, William I., “Una teoría sobre el capitalismo global – Producción, cales y Estado en un mundo transnacional”, Siglo XXI editores, s.a. de c.v., México, marzo 2014
  • STIGLITZ, Joseph E., “El precio de la desigualdad”, Peguin Random House Grupo Editorial, S.A.U., Barcelona, 2015
  • WINSTANLEY, Gerrard, “La Ley de la Libertad”, Editorial Tecnos (Grupo Anaya, S. A.), Madrid, 2005 
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