Nuestro colega y Director, Aureliano Antonio Montero González, publicó hace ya unos años un libro con el sugerente título "¿Tiene Canarias Derecho a su Independencia?". Y en el mismo expuso este clarificador ejemplo: un ciudadano canario iba paseando un día por la Avenida de Arrecife, llevando sujeto por una cadena a un caniche. Con la particularidad de que el pequeño can tenía un enorme collar, en el cual se podía leer claramente "PITBULL". Y todas las personas que se cruzaban en su camino, no podían evitar mirar al pequeño animal y su "identificación".
Hasta que uno de los transeúntes, curioso y extrañado, se dirigió al dueño del perro y le preguntó: "¿Es una broma? Porque eso no es un Pitbull". Y el ciudadano canario, con una extraña sonrisa en los labios, le preguntó: "¿Qué es lo que pone en su collar?". Añadiendo seguidamente, "el perro, DE MOMENTO es mío, y yo le pongo en su collar (que es mío), lo que yo quiero. Y por tanto, ese animal es lo que yo digo que es...".
El ejemplo es muy claro: el Gobierno de España ha impuesto (desde la Conquista) al Pueblo Canario "un collar", que es el DNI. Y en ese documento queda reflejado lo que ese Gobierno quiere que seamos, pero no lo que somos. Es decir, que ningún canario nació con el DNI, sino que con el tiempo se le impuso como collar "o marca", para que no olvidemos lo que el Gobierno Español quiere que seamos.
En definitiva, mientras el perro (noble y apreciado animal) no encuentre su camino y se aleje del tiránico control de su amo, seguirá manteniendo el estigma de su collar. Y siempre aparecerá el intelectualoide de turno con su tópica pregunta: ¿Qué pone el collar?