Nos hace tremenda gracia el escuchar a determinados políticos de este sufrido Archipiélago, cómo pregonan lo que ellos denominan "especificidades" de nuestra tierra, y de cómo este lugar es uno de los rincones más bonitos "de España". Pero esta gracia llega a transformarse en verdaderas náuseas, cuando esos mismos vividores de la política proclaman a bombo y platillo que son "nacionalistas", sin ser quizás conscientes del significado de esta emblemática palabra. Así Canarias se ha convertido en el terreno abonado para una pléyade de partidos que exhiben como estandarte su "nacionalismo", aunque la mayoría de ellos rehuyen luego cualquier contacto con la bandera de las 7 estrellas, como si dicha enseña fuese algo antinatural o "apestado".
Empiezo esta reflexión con el siginificado del término "nacionalismo", según el Diccionario de la Lengua Española: "Aspiración o tendencia de un pueblo o raza a convertirse en estado autónomo". Con esta afirmación, y repasando el ideario (primero) y las declaraciones de los portavoces (después) de la mayoría de los grupos políticos que se autodefinen como "nacionalistas", observamos con claridad y sin lugar a dudas, que el 95% de ellos prostituyen (nunca mejor dicho) el significado de una palabra con tan importante significado histórico.
Comenzamos el repaso con la fuerza politica gobernante (a medias) en el mal llamado "gobierno autónomo": Coalición Canaria. Un partido (cuyo poder real radica en la provincia de Santa Cruz), que pese a proclamar a boca llena su "indiscutible nacionalismo", no ha sabido jugar las bazas que le correspondían en cuanto a la lejanía "de Europa", el control de las aguas, y la explotación de las riquezas que legítimamente (según el Derecho Marítimo Internacional, dimanante de la Convención de Mondego Bay) le corresponden al Archipiélago. No... Su Presidente, Paulino Rivero, y sus adláteres, tan sólo se han limitado a una especie de juego del escondite, en el que por un lado "se lamentan" ante el Gobierno de España de lo abandonado que tiene a las islas, y por otro "se consuelan" en sus reuniones con los representantes de las Regiones Ultraperiféricas (URP), quizá creyendo ingenuamente que con eso "asustan" a Madrid.
No hace mucho que un valiente Director General de Deportes del presunto Gobierno Canario, colocó en su despacho la bandera de las siete estrellas verdes (admitida como propia por la gran masa nacionalista del archipiélago). E inmediatamente comenzaron a poner el grito en el cielo los representantes de las fuerzas políticas con representación en todo el Estado Español. ¡Lógico! Lo inaudito fue que dentro del seno de Coalición Canaria, muchos de sus veteranos "barones" comenzaron a cuestionar esta iniciativa, alegando que eso era "un insulto a la unidad de España". ¿Qué nacionalismo es ese?
Las Juventudes Nacionalistas de C.C. son quizá la fuerza más verdaderamente nacionalista dentro de ese conglomerado de ideas (que no de ideales). De hecho, durante el Congreso de 2008 sus miembros hablaron abiertamente del Derecho a la Autodeterminación, la explotación de las riquezas canarias por los canarios, el control de las aguas y el reconocimiento de la bandera de las 7 estrellas... De repente, el veterano Antonio Castro Cordobés, con una sonrisa de condescendencia, dijo: "es lógico que pidan eso, porque ahora son jóvenes, todavía tienen que madurar". Es decir, que según Cordobés, "el nacionalismo maduro" es hacer todo lo contrario de lo que significa la palabra nacionalismo.
Más grave fue la declaración del entonces Consejero de Hacienda, José Carlos Mauricio, cuando era noticia el hoy casi olvidado Plan Ibarretxe: "los nacionalismos verdaderos son sólo para pedirle dinero a Papá Estado..." Estos son los ejemplos más claros de lo que significa el término "nacionalismo" para los "barones" de una fuerza que se autodenomina "nacionalista". Y de cómo su mayor empeño es que sus juventudes deben ser adoctrinadas, o hacer que "maduren" (como dijo Cordobés), para que sigan la senda de su "nacionalismo".
Eso sí, cualquier fuerza política que no comulgue con su "nacionalismo" es rápidamente tachada por esos mismos "barones", como "separatistas" o "radicales". Tremendo error, teniendo en cuenta que el nacionalismo en sí ya es radical dentro del contexto de un Estado. Y en cuanto al separatismo (separación de algún territorio para alcanzar la independencia, según el Diccionario de la Lengua Española), en el caso de Canarias es imposible: ya que no se puede separar lo que nunca ha estado unido.
Aunque quizá lo más irónico del "nacionalismo" de Coalición Canaria es el juego doble con la bandera de las 7 estrellas. En actos puntuales como el Día de la Bandera, el 22 de octubre, sus jerifaltes acuden a arropar con su presencia la "enseña nacional". Sin embargo, en eventos políticos institucionales, se dan prisa en mostrar la "otra bandera" sin ruborizarse.
En vista del "éxito" electoral de Coalición Canaria, aparecieron los oportunistas de turno que se apuntaron a la moda de los "nacionalismos". Así aparecieron CCN, PNL, NC y un rosario más de siglas, cuyos miembros se definen como "nacionalistas" aunque sus representantes comulguen con las ideas más contradictorias con respecto a ese término; y algunos incluso con un recorrido largo por todas las ideologías existentes. El CCN es un caso curioso, pues muchos de sus portavoces vienen del PP (Rafael de León y Alejandro Díaz en Lanzarote, Ignacio González en Tenerife); es decir, vienen de la derecha española para formar un presunto "nacionalismo" canario. El PNL es mucho más variado: Juan Carlos Becerra creció en el PDP, para luego entrar en el PIL, pelearse con Dimas e ingresar en CC, y finalmente fundar el Partido Nacionalista de Lanzarote pero como brazo insular de NC. El caso de Román Rodríguez es mucho más personal, pues el berrinche de no dejarle presentar por segunda vez a la presidencia de Canarias, le hizo abandonar CC y fundar Nueva Canarias. Y en cuanto al PIL, aunque bien es cierto que un importante sector (sobre todo las Juventudes) se declaran abiertamente nacionalistas, las actuaciones volubles e interesadas de sus representantes políticos (sobre todo de Dimas Martín) han acabado por enterrar el proyecto...
En definitiva, que nos encontramos con una maraña de grupos políticos localistas, y no "nacionalistas". Todo lo más, pseudo-nacionalistas, o peor aún, "nEcionalistas"...