SEBASTIÁN RAMÍREZ SUÁREZ
La mayoría de la clase trabajadora está alienada culturalmente, despolitizada como clase, sin conciencia política; aburguesada mentalmente, aunque le falte un plato de comida a una parte de la misma: Ni siquiera tiene conciencia sindical continuada, “se mueve” --mejor dicho, la mueven--, las centrales sindicales -a un sector minoritaria de la misma, especialmente a sectores minoritarios de trabajadores del sector público-, en las movilizaciones para las huelgas generales de un día o para manifestaciones gremiales que afectan a todo el pueblo, como son la Sanidad y la Educación.
No tiene referentes políticos, y menos ideológicos claros –rectifico- , sí, los tiene: una parte importante de la misma vota a los “socioslistos”, a los “populares” y a las “coaliciones canallas”, debido a su alienación cultural desde 1936 y a la falta de memoria histórica. La enorme represión física e inmoral de la dictadura franquista y el nacionalcatolicismo dejó a las clases trabajadoras y populares sin memoria histórica y sin la cultura de su clase. Enfermaron de la cultura burguesa que les impusieron las clases y sectores dominantes, vencedoras de la guerra incivil (1936-1939), y los dirigentes de derechas y de izquierdas desde la llamada transición política (traición habría que denominarla). La última puntilla recibida ha sido la Reforma Laboral, primero la del PSOE (gobierno de Zapatero) y la más fuerte la del PP de Rajoy, sin contrar los desaguisados antisociales y laborales de los gobiernos de Felipe Gonzáles y de J.M. Aznar.
El “caciquismo menor” funciona en época de elecciones. Muchos curas de barrios y pueblos, y los “capataces” adulones de ciertos caciques, a través de sus adeptos de sacristías, tienen influencia para canalizar el voto de muchos de sus vecinos, y vecinas, hacia la derecha. Y todo esto ocurre porque no existe un gran referente de izquierda, unido y organizado, que le transmita a esa clase trabajadora en sí, cual es su representación política e ideológica, de acuerdo con sus intereses sociales, económicos y políticos.
Según Karl Marx lo que determina que una clase sea en sí o para sí, es la conciencia del individuo. La clase en sí, son los aborregados, los ignorantes, los esclavos, los que aceptan su condición de obreros y se someten al poder de la clase dominante y del partido de turno en el poder, sin darse cuenta que con ello perpetuán sus condiciones de explotación a favor de la clase dominante y del capital reclamándole solo mejores condiciones salariales y laborales.
En cambio, la clase es para sí porque toma posición de su clase, toma su condición de clase y se plantea tareas más allá de sus reivindicaciones gremiales y es capaz no solo de unir a los trabajadores, sino a otros sectores de la sociedad en búsqueda de lograr una mejor sociedad que amplíe la apropiación y distribución no solo de la plusvalía, sino del poder político. De esa manera, de mirar y aceptar su condición (clase en sí) a saltar a asumir los retos nacionales de un nuevo paradigma societal (clase para sí) es el paso al que ciertas centrales sindicales, y cierto partido, renunciaron hace mucho tiempo. La unidad de las izquierdas, y de las organizaciones progresistas, coordinadas y organizadas, es lo más urgente hoy por hoy.
O terminamos con las políticas de “tribus” o la derecha y sus aliados socioslistos coyunturales seguirán gobernando y aplicando sus políticas conservadoras y reaccionarias, de recortes sociales, económicos y derechos laborales en todo el Estado español. La unidad de las izquierdas --nacionalistas, socialistas consecuentes, comunistas, independentistas, republicanos, progresistas--, son la fuerza de las clases trabajadoras, la que las motivan, a unirse, a organizarse y participar en las luchas sindicales, sociles y políticas. Lo demás es paja sin trigo…
* Sebastián Ramírez Suárez fue militante de las organizaciones sindicales Sindicato Obrero Canario (S.O.C). y Unión de Trabajadores Canarios (UTC). Y de las organizaciones políticas Partido Comunista Canario (provisional), Pueblo Canario Unido (PCU), Partido de la Revolución Canaria (PRC) y Unión del Pueblo Canario (UPC). Todas ellas organizaciones nacionalistas canarias de izquierdas.