El grupo LEP - Sí Podemos en el Cabildo de Lanzarote denuncia que la decisión tomada por la primera institución insular y acordada con los siete ayuntamientos de no celebrar actividades culturales y deportivas hasta el mes de octubre no tiene justificación sanitaria y está dejando en una situación insostenible a toda la industria cultural de la isla.
Este fin de semana, el Gobierno de Canarias ha publicado el decreto que regula la llamada nueva normalidad en el que se recogen las medidas de seguridad para evitar posibles rebrotes de covid-19. En esta regulación existen herramientas que permiten celebrar eventos culturales con seguridad y prudencia.
“Siguiendo las limitaciones de aforo y respetando la distancia de seguridad y las medidas de higiene y desinfección se puede recuperar gran parte de la programación cultural y artística, tanto al aire libre como en algunos espacios como los teatros o algunas salas de exposiciones”, declaró Myriam Barros, portavoz del grupo morado en el Cabildo.
El malestar en el sector cultural de la isla es ya más que notable, ya que su actividad depende en gran parte de la contratación pública. “La cultura, además de un derecho, es una industria que genera empleo directo e indirecto, que no pueden seguir relegado a ser los últimos en abrir tras ser los primeros en cerrar”, apuntaló el consejero Jorge Peñas.
Petición institucional al Cabildo
El grupo de la confluencia progresista ha registrado esta misma mañana una instancia que exige al grupo del gobierno insular (PSOE-PP) a recuperar la actividad cultural en los centros públicos como ya han hecho el resto de islas del archipiélago. El Teatro Guiniguada, en Las Palmas, fue el primero de todo el país en abrir sus puertas con un concierto para 30 personas y la intención de LEP - Sí Podemos es que Lanzarote no tenga que “quedar en evidencia siendo la última en subir lo telones de sus teatros públicos”, continúa Barros.
Para el grupo resulta “incomprensible” que, existiendo protocolos de seguridad, se siga dejando en el olvido a todo un sector en el que predominan autónomas y autónomos, pequeñas empresas locales y artistas que producen y generan bienes de incalculable valor. “Si queremos que el turismo coja un nuevo rumbo hacia la calidad y la sostenibilidad, tenemos la obligación de crear una programación cultural de primer nivel. Nadie quiere ir a un sitio que tiene sus teatros cerrados sin justificación creíble”, defiende Peñas.
Preocupación en los municipios
En los municipios de la isla la situación es exactamente la misma, ya que la decisión se tomó en la llamada “mesa de alcaldes” que se creó para coordinar la acción institucional contra la crisis sanitaria.
“Pensamos que hay espacios municipales que deberían abrirse gratuitamente para que las vecinas y vecinos del municipio los redescubran y se vayan ensayando los protocolos sanitarios ante la vuelta inminente del turismo”, declara Elsa Betancort, concejala morada en el Ayuntamiento de Teguise.
El caso de San Bartolomé es especialmente incomprensible a ojos de Maite Gorriz, concejala en dicho ayuntamiento. “En el municipio tenemos un histórico teatro que tiene más de 200 butacas y que podría acoger representaciones teatrales, de danza o música, reduciendo el aforo y asegurando el respeto de las distancias de seguridad. Sin embargo, está cerrado mientras la industria cultural de la isla está pasando el peor momento que se recuerda”, aseguró la concejala que además es bailarina y empresaria del sector.
La cultura como derecho
El grupo ha querido recordar que la Declaración Universal de los Derechos Humanos recoge el derecho a “tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico”. Con esto, la formación entiende que alargar el cierre cultural más tiempo del que estipulan las autoridades estatales y autonómicas para preservar la salud pública, “contraviene el derecho a la cultura y perjudica seriamente la economía de la isla”.
“Entendemos la prudencia y el respeto que merecen este virus del que aún se sabe muy poco, pero es totalmente injusto que los restaurantes, los hoteles y los centros comerciales puedan abrir sus puertas mientras los teatros y las salas de exposición permanecen cerrados”, concluyen.