MOVIMIENTO POR LA UNIDAD DEL PUEBLO CANARIO
La “democracia a la española” es, junto con la “democracia a la americana” (más concretamente “ a la estadounidense”) de las más recortadas de occidente y ningún analista serio considera democráticos a estos regímenes. La participación ciudadana se limita, en el mejor de los casos, a depositar los votos cada cuatro años. Ese es el motivo por el cual el partido mayoritario, convocatoria tras convocatoria, no es otro que el de la abstención, que es la mejor aliada para mantener el sistema.
El reparto de escaños
Vamos a suponer, con fines exclusivamente pedagógicos, un país minúsculo cuyo censo consta de 160 personas, que el parlamento lo forman 3 parlamentarios y que se necesita un 10 por ciento de los votos para obtener representación. Esto nos facilita los cálculos.
De las 160 personas censadas se abstienen 60, por lo que han ido a votar 100, lo que se traduce en que la abstención es del 37.5 por ciento.
De las 100 personas que votaron 20 votaron nulo, 20 votaron blanco (sobre vacío), 50 votaron al partido A y 10 al partido B.
Los votos nulos, como su propio nombre indica, no contabilizan para el reparto de escaños, lo que se traduce en que los votos válidos son los correspondientes a los partidos A y B, así como los votos en blanco, siendo en total 80 los votos válidos (en este pedagógico ejemplo la mitad del censo que, recordemos, es de 160 personas con derecho reconocido al sufragio). En porcentaje al partido A le corresponde un 62.5 por ciento, al B un 8 por ciento, constituyendo los votos en blanco el 29.5 por ciento.
Como el partido B sólo obtuvo el 8 por ciento de los votos y se necesita un 10 por ciento para obtener representación el partido A obtiene los 3 escaños en disputa, quedándose el B fuera del parlamento.
La abstención y los votos en blanco benefician a los partidos mayoritarios
¿Qué ocurriría si en lugar de 20 fueran 10 los votos en blanco? En este caso los votos válidos serían 70 (50 del partido A, 10 del B y 10 en blanco). El porcentaje del partido A aumenta, pero también lo hace el del B hasta el 14.29 por ciento, superando el 10 por ciento necesario para obtener representación y obtiene un parlamentario.
A mayor número de votos en blanco, mayores son los requisitos (en cantidad de votos necesarios) para que los partidos minoritarios alcancen el 3% exigido por Ley para lograr representatividad.
¿Cómo influye la abstención? Vamos a suponer que en vez de abstenerse 60 personas sólo se hubieran abstenido 20, o sea que votaron 40 más que en el caso anterior y para evitar distorsiones en los resultados distribuimos proporcionalmente esas cuarenta papeletas entre los cuatro grupos, o lo que es lo mismo 10 a cada uno. Tendremos ahora 30 votos nulos, 30 en blanco, 60 al partido A y 20 al partido B. Los votos válidos son 110, correspondientes al partido A, al B y en blanco (nulos no influyen). Al hacer la distribución de los tres escaños en disputa le corresponde uno al partido B dado que ahora, con la baja abstención electoral, obtiene un 18 por ciento de los sufragios válidos, superando la barrera del 10 por ciento necesaria para obtener representación.
En conclusión los partidos mayoritarios se benefician tanto de los votos en blanco como la abstención, por eso la potencian, perjudicando a los partidos minoritarios.
El Movimiento por la Unidad del Pueblo Canario, que tiene una profunda vocación democrática, presentó candidaturas para las elecciones del próximo 20 de diciembre en todas las circunscripciones electorales canarias, que fueron rechazadas por las juntas electorales al negarnos a presentar los antidemocráticos e ilegales avales, que hemos recurrido ante al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, por lo que haremos una campaña en todo el Estado en solidaridad con nuestra causa, pidiendo votar nulo mediante la siguiente papeleta para introducir en los sobres electorales, tanto al congreso como al senado.
Movimiento por la Unidad del Pueblo Canario