La portavoz adjunta del Grupo Nacionalista Canario (CC-PNC-CCN), María del Mar Julios, ha manifestado hoy en un Pleno del Parlamento de Canarias no entender cómo el Gobierno del Estado “somete al riesgo de un vertido de petróleo una zona que ha sido declarada especialmente sensible por Naciones Unidas”, afirmó Julios en una comparecencia del Pleno del Parlamento en la que preguntaba al Gobierno sobre las responsabilidades competenciales de las distintas administraciones en el control de tráfico de buques.

Julios recordó lo ocurrido el pasado 15 de abril en San Bartolomé cuando hubo que cerrar la playa y las piscinas naturales del Castillo del Romeral e incluso se analizó la posibilidad de cerrar la playa de San Agustín, una de las más importantes de la localidad turística, un suceso que se repitió en julio en la playa de El Cabrón y en septiembre en San Bartolomé de nuevo.

“Ante estos sucesos mi preocupación es si el Gobierno de España no es capaz de prevenir, impedir, predecir, avisar o ni tan siquiera contener los vertidos que realizan los barcos en alta mar y sus consecuencias en nuestras costas y en el ecosistema, ¿qué ocurrirá con los ocasionados por las perforaciones que pretende realizar Repsol en aguas ultraprofundas a pocos kilómetros de las costas de Lanzarote y Fuerteventura?”, manifestó la portavoz adjunta del Grupo Nacionalista Canario (CC-PNC-CCN).

La diputada nacionalista también afirmó no entender cómo “si, según Naciones Unidas, se ha de evitar el tránsito de buques peligrosos por estas zonas por el riesgo que supone para ella por su singularidad, rareza, hábitat críticos, diversidad zonas de desove o reproducción, cómo el Gobierno de España somete a esta área al riesgo de contaminación de las perforaciones petrolíferas”.

Julios explicó, además, que, hoy por hoy, nada garantiza que no pase lo mismo con las prospecciones que con los vertidos de los barcos, “que no se aclaran las causas, los daños provocados o los responsables”.

Para María del Mar Julios, “sucesos tan desafortunados como los ocurridos esta primavera y este verano evidencian las nefastas consecuencias que la apuesta por el petróleo tiene para la protección de los valores naturales del litoral canario y ponen de manifiesto que la actividad petrolera es imposible de conciliar con la actividad turística”.