La construcción de la presa de Mala se inició en el año 1973 y, debido -entre otros motivos- al desarrollo de la delación, nunca llegó a alcanzar el objetivo para el que nació. Actualmente, esta infraestructura se ha convertido en un enclave habitual de paso para deportistas y senderistas; pero, hasta hace unas semanas, carecía de las medidas en materia de seguridad precisas para salvaguardar la integridad de quienes transitaban por allí.
“La presa de Mala tiene una caída de unos 20 metros de profundidad”, ha descrito el consejero insular de Aguas, Domingo Cejas: “No podíamos permitir que pasara ni un día más con esa situación de riesgo para quienes transitaban por allí, con unas vallas ruinosas en un paso tan estrecho”. Cejas ha explicado que la intervención permite ahora evitar el acceso a las instalaciones de personas ajenas al embalse, y será el Cabildo el que reciba las llaves de los accesos después de finalizar la obra del Consejo Insular de Aguas, porque la Corporación que preside Oswaldo Betancort es la titular de las instalaciones.
Con la colocación de estos nuevos elementos de seguridad, además, el Cabildo de Lanzarote asegura también la integridad de aquellos trabajadores o trabajadoras de la Institución que tengan que acceder al recinto.