Como todas las noches, estaba entrenando a balonmano en alguna de las canchas de la Ciudad Deportiva Lanzarote. Debía ser por los meses de febrero o marzo de 1987. José Domingo Machín, presidente de la Unión Deportiva Lanzarote, me pide que le acompañe a la sede del CDS, que querían hablar conmigo.
¡Pues bien, vamos! Llegamos a la histórica sede del CDS en la calle Méjico. Subimos a la primera planta y Machín me presenta a Rafael Silva, histórico Secretario General del CDS. También estaban Pepe Álvarez (qepd), que ya lo conocía pues vivía en Titerroy, Juan Hernández Corujo (qepd), seguramente Ángel Pablo Gil, creo que Tomás Borges y varios más que no recuerdo con nitidez.
Nos metemos en la sala de reuniones y me cuentan que habían pensado en mi para ir en las listas del CDS al Cabildo.
Como todos sabemos, el candidato a presidente por el CDS en las elecciones de 1987 fue el afamado abogado Nicolás de Paiz, que entonces también era profesor en el Instituto de Formación Profesional de Arrecife. Yo le conocía de esto último. Habímos coincidido como profesores en la Profesional. Aunque el daba clase a nocturno, coincidiamos en las sesiones de evaluación. Don Nicolás me inspiraba mucha confianza.
No estoy seguro de si fue en esa misma reunión o en otra posterior que me propusieron ir en el número siete de la lista al Cabildo Insular.
Seguramente fue en una segunda reunión porque yo, cuando confirmé mi aceptación, fui con la idea de que solo aceptaría si me proponían entre el quinto y el séptimo puesto. Mi análisis era que si me ofrecían un puesto por debajo del cinco la lista debía ser poco sólida. Y, por otro lado, no estaba dispuesto a aceptar ir después del siete pues esa era la cantidad de consejeros que yo había calculado que podría sacar el CDS. Lo tenía claro, no estaba dispuesto a ir de relleno para captar algún voto.
Después de la primera reunión me dediqué a analizar todas las encuestas que se publicaban, tanto a nivel local como regional y nacional. Mis conclusiones eran dos. Primera, que el CDS era el único partido que podía ganarle al PSOE al Cabildo de Lanzarote. Segunda, que el CDS tenía garantizado sacar siete consejeros.
La verdad es que nunca me había gustado significarme políticamente. Pensaba que por mi actividad con niños como director de la Escuela de Balonmano San José Obrero, era mejor no tener significación política para no generar recelos a madres y padres de los niños.
Mi discrepancia con la gestión que Santiago Guadalupe, entonces consejero de deportes del Cabildo por el PSOE (mayormente desde que se trajo de Península a Juan García Manso) me llevó, incluso, a decirle a Sagundo Rodríguez, entonces Secretario Insular del PSOE en Lanzarote: "Si Santiago Guadalupe va en las listas del PSOE, haré todo lo posible para que no salga". Los socialistas publicaron pronto sus listas y Guadalupe iba en puesto de salida.
También consulté la propuesta a Manuel Cañado Gómez, director del Colegio Internacional de Lanzarote, donde yo era entonces profesor de educación física. El amigo Manolo me decía que tenía que exigir ir en el número tres y que nunca por detrás de Dimas Martín. No compartía su criterio pues, entre otras cosas Dimas era ya alcalde de Teguise entonces.
La ficha de afiliación al CDS se la firmé a Jesús Morales, presidente del partido en aquel momento, en la Cafetería San Francisco. Mi intención era ir en listas como independiente pero Jesús me dijo que el CDS no contemplaba esa posibilidad. Harían solo una excepción muy especial en el caso de Dimas.
Indudablemente, el efecto Dimas, con los 3.000 votos que obtuvo la candidatura en Teguise, nos dió la victoria. Contra todo pronóstico, Nicolás de Paiz, al frente del CDS, desbancaba al PSOE de Enrique Pérez de la presidencia del Cabildo.
En consecuencia, me convertía en consejero del Cabildo de Lanzarote.
Nicolás de Páiz, presidente, Julio Romero, Dimas Martín, Pancho San Ginés, Cándido Reguera, Juan José Hernández, yo en el siete, Chana Perera, José Ignacio Torres Rojas y Domingo Perera. Luego, Juanjo dejó el Cabildo para ser Director General de Salud Pública y en su lugar entró Ruperto Morales, que ocupó el área de sanidad y asuntos sociales.
Yo, en consecuencia, desde julio de 1987 hasta mismo mes de 1991, fui consejero de deportes del Cabildo Lanzarote.
Cuando llegué a la Ciudad Deportiva Lanzarote el 1 de julio de 1987, la oficina de deportes era un pequeño cuarto, abajo, pegado al vestuario del campo de fútbol. Estaba cerrado y la llave la tenía en su casa la administrativa que ese mismo día había entrado de vacaciones. A indicación mia, Román Cabrera mandó a un auxiliar a la casa de la administrativa a buscar la llave.
En el cuarto solo había una mesa, con los cajones vacíos, un armario metálico, también vacío, y dos sillas. Nada más. Todo lo que hay hoy en el Servicio Insular de Deportes del Cabildo, incluyendo ordenanzas, proyectos, reglamentos, fotografías, categorías profesionales del personal, son fruto de mi gestión Y de quienes luego fueron consejeros después de mi.