El presidente del Cabildo de Lanzarote, Pedro San Ginés, anunció este viernes, la intención del Gobierno insular de encargar un estudio de ingeniería que, desde un punto de vista técnico, explore posibles ubicaciones para proyectar un nuevo aeropuerto en la isla, que pudiera reemplazar al actual y que permita recuperar para uso públicos la zona de Guacimeta.
Las actuales instalaciones aeroportuarias, situadas en el núcleo urbano de Playa Honda, en el término municipal de San Bartolomé, datan de la década de los 40. Cabe recordar, que el transporte de pasajeros civiles en la isla se inició el 12 de junio de 1946, de manera provisional, con un avión de tráfico comercial regular de pasajeros de la compañía Iberia. Hasta entonces habían operado tan solo algunos vuelos privados y militares. La demanda de tráfico siguió creciendo y el modelo productivo cambió, lo que hizo necesario dar un nuevo impulso al desarrollo aeroportuario de la isla con la construcción de la pista de 2.400 metros, que “ya nació con limitaciones entonces”, para el previsible tráfico aéreo internacional. El 3 de marzo de 1970, el aeródromo se inaugura oficialmente con un vuelo procedente de Madrid y Sevilla y otro vuelo comercial desde Oslo, oficializando así la apertura al tráfico aéreo civil.
La construcción de la nueva terminal no fue hasta 1999, con una previsión y capacidad para atender una demanda estimada entonces de unos seis millones de pasajeros. Ya desde 2004, la isla contaría con dos terminales situadas en Playa Honda. Un emplazamiento, que aunque limitado en el tamaño de pista, en la década de los 40 al menos estaba alejado de los núcleos urbanos existentes por aquél entonces, si bien siempre tuvo dificultades de visibilidad y seguridad para el aterrizaje y despegue de algunos vuelos por su particular situación orográfica, al estar muy cercana la montaña de la cabecera de pista. Con independencia de estas dificultades orográficas, más de 70 años después, con el desarrollo turístico y económico de la isla, la operatividad del aeropuerto no es quizá la deseada para el presente-futuro, entre otros factores por el crecimiento de la demanda y el intenso tráfico aéreo que con demasiada frecuencia, y como consecuencia del factor climatológico, provoca el desvío de vuelos a islas vecinas. Solo entre los años 2015 y 2017 se habrán cancelado o desviado cientos de vuelos entre islas que tenían como origen o destino el aeropuerto de Lanzarote. Hecho que pone en cuestión la competitividad del propio aeropuerto.
A estas dificultades se suma que las actuales instalaciones aeroportuarias lindan con una de las zonas residenciales e industriales más pobladas de Lanzarote, Playa Honda, afectando también -por su cercanía- al barrio de Arrecife de Argana Alta y la zona turística de Matagorda, en Puerto del Carmen, lo que provoca que miles de vecinos estén expuestos a niveles de ruido que superan los 55 decibelios, según el mapa estratégico de ruido elaborado por la propia AENA.
Por otro lado, Lanzarote lleva esperando más de una década por un nuevo Plan Director de AENA, que está pendiente de aprobación desde el año 2008, en el que se contemple la mejora de infraestructuras y que se planteé si es necesaria o no la ampliación de la pista de aterrizaje y, en su caso, hacia dónde, si hacia el mar o por tierra. En cualquiera de los casos, tendría un importante impacto medioambiental a valorar.
La inmensa franja de suelo que ocupa el aeropuerto y toda su zona de seguridad, entre el núcleo residencial de Playa Honda y el núcleo turístico de Matagorda, constituye uno de los espacios más aptos -desde todo punto de vista- para la instalación de equipamiento dotacional; es decir, residencia de mayores, centros educativos, sanitarios, e infraestructuras deportivas, como por ejemplo una nueva ciudad deportiva. Sería ademas la oportunidad de recuperar esta franja costera de Guacimeta, con magnificas playas, para hacer la avenida peatonal marítima con carril bicicleta que merece, con zonas verdes, merenderos y de esparcimiento públicas para uso de residentes.
Aunque a algunos les parezca difícil plantear a día de hoy la idea de localizar una nueva ubicación para el aeropuerto de la isla, lo cierto es que en el conjunto del país se han construido enormes infraestructuras aeroportuarias con un alto coste, sin que tengan el tráfico aéreo, la demanda potencial o la rentabilidad que tiene el de la isla de Lanzarote que se sitúa entre los diez primeros aeropuertos más rentables de España y el noveno en número de pasajeros, con 7.389.025 en el pasado ejercicio y un incremento del 10,5% con respecto al anterior, según los datos de Aena.
Por todo ello, el presidente del Cabildo explicó que la Institución encargará dicho estudio de ingeniería, como viene proponiendo el vicepresidente Manuel Cabrera, a una consultora especializada en sistemas aeroportuarios y control de tráfico aéreo y medio ambiente, entre otros criterios que se tendrán en cuenta para estudiar y tratar con AENA en el futuro la viabilidad técnica de estas propuestas, antes que cerrarse solo a la ampliación al mar o desmonte de la montaña en la actual ubicación, para una vez vistas todas las posibilidades adoptar la mejor opción de futuro para Lanzarote.
El Gobierno insular comparte además, según Pedro San Ginés, que “debemos ser ambiciosos, pensar en el futuro y explorar todas las posibilidades que ofrece Lanzarote, por si existe alguna alternativa que permita, desde un punto de vista técnico, proyectar un nuevo aeropuerto que no esté limitado por los condicionantes orográficos, que minimice las molestias a la población residente y que no genere un impacto medioambiental al territorio inasumible”.