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SAN JOSÉ OBRERO, UN FENÓMENO DEPORTIVO Y SOCIAL  ... QUE FUE CAPAZ DE CONSTRUIR CASTILLOS EN EL AIRE

 |  10 de febrero de 2025 (09:10 h.)
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Por Lorenzo Lemaur Santana

- Presidente de la Asociación Juvenil San José Obrero de 1975 a 1986

- Presidente del Club Balonmano San José de 1991 a 1998

- Presidente de la Federación Canaria de Balonmano en 1995 y en 1999

En bastantes ocasiones me han contado Eloy Perdomo, Agapito de León, Erasmo García, Andrónico Pérez, José Francisco Crespo, como en 1975, hace ahora justo cincuenta años, ellos,  entonces jóvenes de entre 14 y 16 años de un barrio, en aquella época,  muy periférico del Arrecife, capital de Lanzarote, en el que vivíamos unos 23.000 vecinos, cuando la isla  contaba con menos de 45.000 residentes; la necesidad de hacer algo para ocupar sus tardes les llevó a formar un equipo de balonmano. Esto cuando en la Lanzarote en la que se estaban celebrando las competiciones de la segunda temporada de la historia de nuestro deporte. 

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Por otro lado; en una línea paralela, como marca la geometría sin relación sin contacto alguno con la de los chicos; Gladys Acosta, Tere de León, Rosario Dolores González, Cary Fábregas, Juani Cabrera, Loli Hernández, las hermanas Delia y Luci Eugenio, Mariola Robayna, Dory Hernández y un buen grupo de niñas más, también de entre 12 y 14 años, estaban ya jugando en la competición escolar infantil con los respectivos equipos de los dos colegios del barrio de Santa Coloma, hoy Titerroy: Benito Méndez Tarajano y Sanjurjo Maneje (hoy CEIP Titerroy).

Entonces llegado el verano de aquel 1975, la casualidad propició que aquellas dos líneas nacidas paralelas convergieran para formar la pandilla del San José, que aún no era "Obrero".

Ello resultó ser un ilusionante revulsivo para aquellos jóvenes,  chicos y chicas, de Santa Coloma, aún adolescentes. Unos recién llegados al Instituto, otros y ellas  todavía en la E.G.B.  

En común, a los chicos les unía que no les gustaba el fútbol en un barrio donde entonces no había otra cosa y en el que los únicos espacios para el esparcimiento eran las canchas de los dos colegios, ya entonces amuralladas y con las puertas cerradas al finalizar la jornada escolar. 

La plaza del barrio, todo él de viviendas de una sola planta, era inhóspita por el viento y el hoy Parque Los Pinos era sólo un jardín, que no parque en el que estar. A las chicas, en aquel barrio donde no había nada para los jóvenes, más allá de ir juntas al cine Hollywood los domingos por la tarde, les unió la ilusión por un deporte que les había cautivado. 

Con este panorama, fue la cercanía de la directora del Colegio Sanjurjo Maneje, Doña Emilia Trujillo, con la complicidad del párroco del barrio, Don Francisco González, que les permitiera entrenar en la cancha del Colegio, como he dicho ya murado, lo que sin planearlo les llevó a formar la pandilla. Esto debido a que, sin tener unas con los otros entonces relación alguna, en aquel verano de 1975 comenzaron a entrenar en la misma cancha y con el mismo entrenador, el que te hace el relato: Lorenzo Lemaur Santana. 

La pandilla se hace cada vez más grande y más sólida, rivalizando con la de Calle Norte, cuyos integrantes masculinos, al iniciarse la nueva temporada 1975-76, habían pasado a engrosar las plantillas de los equipos juvenil y sénior del entonces aún incipiente Torrelavega. 

Durante aquel verano del 75 ya se habían incorporado al equipo de chicos Miguel Ángel Jiménez, Gerardo Saavedra, los porteros Manolo Perdomo y Paco López Rosa, José Maria Curbelo, Orlando García y Toto Hernández. Ellos, con su Colegio Benito Méndez habían sido campeones de la liga escolar cadete de la temporada 1974-75. Necesario es decir que esta incorporación le da una importante consistencia al equipo, al que también se incorporan pronto Jesús Casanova y Paco Cabrera, ya sólidos jugadores de balonmano y baloncesto de Lanzarote 

Entonces, ya juntos chicas y chicos, en el otoño de aquel 1975 nos constituimos en Asociación Juvenil San José Obrero. Así en la temporada 1975-76 formalizamos la andadura como equipo federado. El nuevo club de balonmano se consolida con una extraordinaria campaña del equipo juvenil masculino, que cedió sólo ante el Torrelavega que había absorbido a los jugadores del Calle Norte, campeón juvenil de la temporada anterior, además reforzado con los destacados Rafael Valiente y Carlos Cabrera Gómez del entonces invencible Colegio Generalísimo Franco. 

La ilusión de tener nuestro propio equipo de un deporte como el balonmano que entonces se había hecho muy popular; los para muchos ilusos quijotes empezamos a hacer nuestros castillos en el aire, como  diría Alberto Cortés, creyéndonos que pronto podríamos llegar a ganarle al Torrelavega. Y así fue.

En la temporada siguiente, la 1976-77, la segunda en la historia del San José, con la incorporación de jugadores  procedentes del Colegio Generalísimo Franco como Blas Parrilla, Francis García Garcés y Carlos García Zerpa, no solo le ganamos al Torrelavega y logramos el campeonato insular juvenil sino que además tuteamos al hasta entonces intratable Canteras perdiendo de un solo gol la final provincial. 

Así ocurrió en el para aquellos, "ilusos quijotes", mítico partido del domingo 13 de marzo de 1977 en la cancha del Polideportivo López Socas, en Las Palmas; partido en el que Blas Parrilla neutralizó al gigante Ojeda, Emeterio Hernández, aún cadete, dejó con la boca abierta a todos y Paco López, también cadete aún, paró la mayoría de los muchos penaltis que Francisco Rodríguez Álvarez y Paco Marcos Santana, los árbitros, nos señalaron. 

Aún así, si no recuerdo mal, el resultado final fue 10-9, para el Canteras. Todo gracias también a la magistral dirección de juego de Agapito de León y Miguel Ángel Jiménez y a la extraordinaria defensa fruto de los duros entrenamientos y las carreras a las 7 de mañana, antes de ir al Instituto, a Montaña Mina. 

Paralelamente, valga aún el término de geometría, las chicas lograban en aquella temporada de 1976-77 el liderazgo del balonmano femenino de base de Lanzarote. Las más grandes son campeonas cadetes y las más niñas campeonas infantiles con el equipo del Colegio Benito Méndez. Segundo castillo construido en el aire con apenas un año de vida. 

Entonces nos hicimos conscientes de que construir castillos en el aire era posible. Así lo creyó también la Federación Provincial de Balonmano que le concedió a la aún entonces Asociación Juvenil San José Obrero una distinción especial por la promoción del balonmano en Lanzarote.

Y así fue, nos habíamos aficionado a la arquitectura y en la temporada 1978-79 el equipo masculino logra el ascenso a primera categoría provincial en la que llevaba años el Torrelavega. Categoría en la que en 1981, imbatidos, logramos ser campeones. Pronto el San José milita en la liga regional de segunda división y en la temporada 1989-90 reemplaza al Torrelavega en el liderazgo del balonmano masculino de Lanzarote. Hoy, desaparecidos los históricos Pepsi Sansofé, Escaleritas, Canteras, Tres de Mayo, Maritim Puerto Cruz y Cadagua Gáldar; el San José Obrero es el equipo masculino de mayor categoría en el balonmano de Canarias, militando en la división de honor plata.

Mientras, en chicas, en el año 1982 el equipo juvenil logra su primer título provincial, acudiendo al sector nacional en Sabadell. Allí, contrastando niveles, nos creímos que era posible ser campeonas de España y, efectivamente, en 1985 otro castillo en el aire quedaba construido: el equipo juvenil "Galerias Rosa San José" logra el campeonato de España. 

Poco después iniciamos la andadura por las competiciones nacionales femeninas y desde hace tres temporadas militando en la división de honor oro. Categoría en la que a estas alturas de la competición estamos con opciones de ascenso a la Liga Guerreras. 

A día de hoy aquellos castillos construidos en el aire durante los 50 años de historia del San José Obrero son los más sólidos edificios del balonmano en Canarias, porque se hicieron a base de planificación, dedicación, esfuerzo y sobre todo de ilusión.

La historia y la trascendencia del San José Obrero en el balonmano y en el deporte de Canarias y de España, así como en la sociedad lanzaroteña llega mucho más allá de lo que se puede expresar en este relato. Todo ello estará mejor y más ampliamente expuesto en el libro "50 años de historia del San José, un fenómeno social" que espero esté disponible en octubre.