Lo prometido es deuda. Así que me toca hoy contarles sobre quienes fueron los cinco hombres que dan nombre a otras tantas calles de donde las 160 casas que componen la Barriada José Antonio. La barriada, en sus ocho manzanas, está formada por las calles Luis de Guadarfía, la más arriba, la más cerca del Parque Los Pinos, la siguiente es Fray Mendo de Viedma, le siguen Francisco Acosta Espinosa, Antonio María Manrique y Gregorio Marañón. Las ocho manzanas, cuatro por arriba y cuatro por abajo, están atravesadas por la avenida Eugenio Rijo Rocha. La separa de la barriada Tite Roy Gatra la calle Dr. Chill y Naranjo y de la zona de autoconstrucción la calle Hermanos Álvarez Quintero.
La barriada; como he dicho de 160 viviendas en ocho manzanas de 20 casas cada una, de diez metros de frontis; es la tercera de las fueron conformando el entonces barrio de Maneje, que en 1961 el Ayuntamiento acordó que pasara a denominarse Santa Coloma.
Pues bien, en la esquina de Eugenio Rijo Rocha con Luis de Guadarfía está la Pastelería Zayes, donde les hice el último cuento. Entonces les dejé en el aire las preguntas: ¿Quién fue Luis de Guadarfía? ¿Y Fray Mendo de Viedma y Francisco Acosta Espinosa? Les cuento.
LUIS DE GUADARFÍA
Cuando en julio de1402 llegaron a Titerogakaet Jean de Bethencourt y Gadifer de la Salle, con la intención de colonizarla, el rey de los majos que la habitaban era Guadarfía, hijo del más popular rey Zonzamas. Según los estudios más rigurosos, en la isla podrían residir entonces unos 2.000 guerreros, cuya proyección a residentes totales, esos mismos estudios, los estiman en unos 12.000 aborígenes.
Pues bien, siempre según las Crónicas (como Le Canarien), el rey Guadarfía mantuvo la defensa de su territorio hasta abril de 1404 (durante 21 meses), LLEGÁNDOSE A ESCAPAR DE SUS CAPTORES HASTA EN 6 OCASIONES... Finalmente, él y sus guerreros fueron bautizados. Él con el nombre de Luis, Luis de Guadarfía.
FRAY MENDO DE VIEDMA
Por bula papal de Benedicto XIII se crea el 7 de julio de 1404, en Rubicón, donde se había establecido Jean de Bethencourt para la colonización de la isla, el primer obispado de Canarias bajo la advocación de San Marcial de Limoges. Su primer obispo fue Alfonso Salúcar de Barrameda, que lo fue hasta 1417 en que le sustituye Fray Mendo de Viedma. Para el Ayuntamiento de Arrecife este obispo mereció en 1960, cuando se entregaron las 160 casa, el nombre de una de las cinco calle de la barriada, por haberse significado en la defensa de los majos aborígenes contra los abusos de los colonizadores gobernados entonces por Maciot de Bethencourt. Mendo de Viedma fue obispo de la diócesis Rubicense hasta que en El Rubicón fallece en 1431.
FRANCISCO ACOSTA ESPINOSA
La tercera de las calles de la barriada hace honor al majorero, primero párroco de San Bartolomé, Francisco Acosta Espinosa, que luego fue el fundador de la Parroquia de San Ginés en el año 1798. Ello, en connivencia con el primer alcalde de Arrecife, Lorenzo Cabrera, supuso el primer paso para la creación de la municipalidad que se logró al año siguiente, en 1799. Francisco Acosta, que siguió al frente de las dos parroquias, falleció en San Bartolomé 1846 a los 88 años de edad.
LAS OTRAS DOS CALLES
Las otras dos calles que completan la Barriada José Antonio llevan los nombres de dos muy insignes personajes. A la siguiente calle le da nombre Antonio María Manrique, nacido en Tetir, Fuerteventura, en 1837. Licenciado en derecho en Madrid obtiene el empleo de notario ejerciendo en Lanzarote durante la mayor parte de su carrera. En la isla se significó por subardiente dedicación a la consecución del suministro regular de agua de abasto para Arrecife, alumbrando la idea de la conducción hasta la capital del agua de las galerías de Famara. También se significó como promover la construcción de aljibes para guardar el preciado líquido de las escasas lluvias.
La barriada linda con las 340 casas del Ayuntamiento construidas bajo la alcaldía de Don Ginés de la Hoz Gil por la última de sus calles: Doctor Gregorio Marañón.
Gregorio Marañón nació en Madrid en 1887, estudiando medicina en la Universidad Complutense con un brillante currículum. Especializado en endocrinología, destacó por establecer la relación entre las emociones y las descargas de adrenalina, o lo que es lo mismo: estableció el origen psicosomático de muchas enfermedades y respuestas del ser humano.
Además, ocupó relevantes puestos en las Academias de Medicina, Lengua, Bellas Artes e Historia. Fallece en Madrid en 1960, año anterior al de la entrada de las 160 casas.