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LLEGARON POR EL MAR

 |  04 de noviembre de 2022 (09:45 h.)
Salvador Medina en el Parlamento 3
SALVADOR MEDINA MARTÍNEZ

       Llegaron por el mar buscando un mundo nuevo, mejor y distinto a la miseria que hay en el suyo huyendo del hambre, algunos de las guerras, de las efemérides contadas por gentes sin sentido de la desgracia destetada de la hambruna, de todo un poco y de la nada del todo.

      Arriesgaron sus vidas poniendo rumbo a lo desconocido, vale más lo malo conocido que lo bueno por conocer, pero eligieron emular a los que les hablaban de un mundo maravilloso y eligieron emularlos como hizo Cristobal Colón buscando un nuevo mundo siguiendo las maravillas que otros les relataron… Una victoriosa hazaña que invitaban a descubrir un lugar perfecto donde cumplir sus sueños... “Europa” pero no venían en carabelas de colonialistas, sino, en pateras o balsas neumáticas con motor fueraborda -les guió la ilusión de un paraíso imaginario de prosperidad ficticia en la mayoría de las veces, la leyenda urbana a voz populi les habían convencido, pero la cruda realidad les estaba esperando hasta alcanzar el otro lado del océano. 

         Atrás quedaba un mundo frenético en el que malvivían la tarifa plana de la escasez generalizada de alimentos, la hambruna, como esencia vital ¡Por fin se liberaban del síndrome ansioso depresivo por alcanzar una vida mejor! -La Unión Europea- una ilusión con billete de ida solamente “como polizones” en un país extraño. 

     El pánico a morir en la travesía sin atisbar la costa o perderse en el océano planeaba constantemente sobre las cabezas de estos aventurados aspirantes a colonos, algunos no consiguieron alcanzar nunca la tierra prometida, el mar se cobraría su deuda con seres humanos perdidos a la deriva de la nada, sin comida ni agua y por supuesto de ellos no se habla demasiado, son desconocidos, ignorados, invisibles […] ¿A alguien le interesa? Desaparecieron sin ser encontrados ni saber sus nombres.

       Supongo que por el camino se arrepintieron y rezaban a Dios para que les condujesen a buen puerto y se hacían preguntas ¿Cómo serán las gentes de allí, nos acogerán con dignidad? ¿Respetarán nuestra lengua, nuestra raza y nuestro Dios? Demasiadas preguntas sin respuestas coherentes, nadie tendría seguridad de nada, sino, vacíos, vanas esperanzas bajo un cielo lleno de estrellas sobre el firmamento mientras el frio y la desazón recorrían sus escuálidos cuerpecitos de pies a cabeza ¿Quién se pondría en esa situación?

        Tras ocho días navegando al pairo una patera fueron socorridos por una lancha de salvamento marítimo salvándoles de una muerte segura, fueron hallados medio deshidratados, temblando, la hipotermia dominaba y tendiéndoles la mano los subieron a bordo, les abrigaron con mantas isotérmicas para que entraran en calor y con sonrisas fundiendo las miradas de la tripulación con las lágrimas de aquellos fatigados ojos que destellaban el miedo que habían pasado, algunos decían en su lengua ¡Estamos aquí Señor! No paraban de agradecer a la tripulación lo que habían hecho por ellos […] 

         Algunos miraban atrás para otear el lugar de donde venían, pero, ya no otearon nada en el horizonte, había desaparecido. Muchos daban gracias a España por haberlos rescatados sin pensar en que posiblemente ya muchos no volverán jamás y vivirán añorando su tierra. - La tierra prometida no era lo que les habían contado -   ¿Valía la pena arriesgar sus vidas?

Slvador Medina Martínez