MANUEL CURBELO: Hasta la victoria siempre, Comandante.
Ayer amaneció gris, con nubes densas y oscuras. El tiempo frío… Me levanté temprano y mi hija me llamó: “Papá, papa; tengo una mala noticia”. Parecía triste. Pensé: “¿Qué habrá pasado?”. Me dijo: “don Antonio murió anoche en la madrugada”. Se volvió y susurró: “Perdí un amigo”. Contesté: “Lo veía venir. ¿Recuerdas? Su forma de escribir había cambiado, escribía su testamento”.
Ayer amaneció gris, con nubes densas y oscuras. El tiempo frío… Me levanté temprano y mi hija me llamó: “Papá, papa; tengo una mala noticia”. Parecía triste. Pensé: “¿Qué habrá pasado?”. Me dijo: “don Antonio murió anoche en la madrugada”. Se volvió y susurró: “Perdí un amigo”. Contesté: “Lo veía venir. ¿Recuerdas? Su forma de escribir había cambiado, escribía su testamento”.
Don Antonio, adiós. Que Magec lo acoja en su seno.
Hasta la victoria, Comandante Supremo de las F.A.G.
Tanemirt.
Hasta la victoria siempre, Comandante
Ayer amaneció gris, con nubes densas y oscuras. El tiempo frío… Me levanté temprano y mi hija me llamó: “Papá, papa; tengo una mala noticia”. Parecía triste. Pensé: “¿Qué habrá pasado?”. Me dijo: “don Antonio murió anoche en la madrugada”. Se volvió y susurró: “Perdí un amigo”. Contesté: “Lo veía venir. ¿Recuerdas? Su forma de escribir había cambiado, escribía su testamento”.
Don Antonio, adiós. Que Magec lo acoja en su seno.
Hasta la victoria, Comandante Supremo de las F.A.G.
Tanemirt.
Manolo Curbelo.