Antes de nombrar al gran Masinissa sería injusto no mencionar al general romano Publio Cornelio Escipión, importante militar y político de la República Romana que combatió a Cartago en la Segunda Guerra Púnica. Las distintas fuentes lo describen como a un hombre de carácter benévolo, afable y educado. Fue un genio militar de la época, sus diferentes victorias en el campo de batalla se debieron a su inteligencia, perspicacia y al dominio de la diplomacia.
En la primavera del 204 a. C. partió hacia el norte de África ya que el general opinaba que la mejor forma de sacar al cartaginés Aníbal de la Península Itálica era atacar Cartago, de manera que ante una situación como esa el Senado Cartaginés que presidía Hannón El Grande y que se oponía a la guerra con Roma obligaría a Aníbal a regresar a Cartago. El ataque a Cartago por parte del general Escipión no se hizo antes de concretar una alianza con el príncipe Masinissa. El principal objetivo militar del general romano era aislar la ciudad de Cartago y sus principales vías de suministro. Tras 40 días de asedio romano las tropas númidas al mando de Sifax, rey de la tribu númida de los masesilios, liberan la ciudad cartaginesa y Escipión debe retirarse a su campamento de invierno sin presentar batalla.
En el verano del año 202 a. C. Escipión tras reorganizar su ejército decidió volver a atacar Cartago preparando un segundo asedio a la ciudad por mar y tierra, en esta ocasión el Senado Cartaginés no tuvo más opción que firmar la paz y someterse a una indemnización de guerra que llevó a Cartago a la total ruina económica. Tras firmar la paz definitiva Masinissa fue recompensado por su colaboración y apoyo regresando a Roma donde murió hacia el año 183 a. C.
Tras Masinissa recibir la recompensa del Reino Númida este se convirtió en reino satélite de Roma a finales del siglo II a. C. reunificando así las tribus númidas imazighen de los masilios y masesilios.
Masinissa vivió en el 238 a. C. al 148 a. C. convirtiéndose en el primer rey de Numidia con capital en Sirte. Rigió sobre su propia tribu, los masilios, y la de los masesilios. De capitán de caballería lideró un ejército el cual saqueó decenas de ciudades cartaginesas quebrando así el tratado con Cartago que declaró la guerra al nuevo estado amazigh.
Roma apoyó al joven estado bereber. La protección a Masinissa beneficiaba a Roma pues sus constantes ataques a Cartago desestabilizaban a esta última a favor de Roma. A lo largo de su reinado Masinissa extendió su dominio sobre las tribus bereberes seminómadas creando nuevos asentamientos y convirtiendo estas tribus en campesinas y granjeras. El resultado de esta situación y el quebrantamiento del tratado con Roma provocaron la tercera guerra púnica y última.
El Rey Masinissa vivió hasta los 90 años dirigiendo su ejército hasta su fallecimiento y viendo cómo su sueño de una gran Tamazgha desde el Atlántico hasta Egipto se desvanecía dividiéndose el norte de África en pequeños reinos. 2200 años después los enemigos de la gran nación bereber siguen atacando, en este momento el objetivo es Mali pero ya no será por mucho tiempo más y el sueño de Masinissa será una realidad.
¡Viva la Tamazgha insular y continental! Azul imidawen.