Pedro Molina, es el presidente del Foro Económico y Social de La Laguna. Aunque lo conozco hace muchos años, todavía, cada vez que estoy en su presencia gozo de su infinita cordura y saber.
Es un hombretón poco más alto que yo, pero de apariencia grande y ruda. Su formación campesina, parece haber influido en su estado corporal y no solo en esas manos callosas y robustas, sino en el total de su persona. Su voz es profunda, solemne y-lo más importante- acertada, porque el mago canario “piensa lo que dice y no dice todo lo que piensa” y, así, es difícil tener algo que recriminarle. No hay que conocerlo mucho para entender que se ganó el apodo que le pusieron con cariño, cuando lo llamaron Pedro el mago. Hace ya varias décadas, a Hermógenes y a mí nos dijo un güimarero “usted me llama mago con ánimo de ofender y me está poniendo flores de la cabeza a los pies” y lo hizo solo por enseñarnos su copla preferida, a petición de Hupalupa. A mí me la tatuó en la memoria.
En julio de 2017, Pedro Molina fue reconocido como “Hijo ilustre de la isla de Tenerife”. ¡Vaya honor! Pensarán muchos, y yo les doy la razón: Vaya honor que una persona de tal envergadura nazca, crezca y viva entre nosotros, en esta isla de Tenerife, en este Archipiélago Canario. Una persona que ha dedicado su vida a nuestra tierra, a sus tierras, a nuestro y su sector agrario y a sus gentes, que son las nuestras. ¡Vaya honor!, disfrutar de una persona con un corazón que no le cabe en el cuerpo, de una humildad que se contagia y una sabiduría que se escapa cada vez que suelta una palabra, o lanza una mirada.
Del acto oficial, los medios recogieron varias manifestaciones del mencionado. Mi preferida es: "Mi madre me dijo con 9 años que tenía que ayudar con las labores del campo por las circunstancias de la familia y con 12 años planté el primer trigo. Cuando brotó, mi padre -ya fallecido- me dijo que era el mejor trigo que iba a ver en mi vida y que todos los que viniesen después no lo iban a superar. Y así ha sido. Creo que fue una especie de enseñanza, de lección de humildad para decirme que hay que estar siempre aprendiendo, vigilando, trabajando para que las cosas salgan bien. Eso lo he tenido siempre presente en mi vida”(Europapress). Pedro, no puede remediar soltar alguna prenda para mostrar su cariño a su mujer, sus hijos o cualquiera otro familiar: rebosa cariño.
Este hombre, de cara afable al tiempo de seria, nos dijo una vez que “no conocía nada más rentable que una cara de bobo bien administrada”. Desde luego, esto no lo decía por ser una de sus armas, su tez no es de bobo, a pesar de tener algo de dulce y mucho de entrañable. En realidad, Pedro, tiene la expresión de la buena gente que nos enseña cómo es su alma y su sano espíritu canario, desde la raíz al cogollo.
Es un referente del sector agrario por su indudable trabajo en él, y al frente de las asociaciones señeras del mismo, que continuamente nos narra historias de una niñez al final del franquismo y de las miserias y suertes del ámbito rural canario de aquella época y de la actualidad. Además, es evidente que maduró aferrado a la planta, pero no por ello deja de alabar en la justa medida los avances tecnológicos y reivindicar su uso rural y agrónomo. Pedro, sin duda, merece el reconocimiento de cualquiera que de verdad quiera a esta tierra, sea cual sea su ideología política o social.
Hoy escribo estas líneas a su espalda. Si no le gusta me lo dirá, seguro, con él tenemos esa suerte. Y todo esto que comparto con ustedes de esta gran persona no es mío en exclusiva, por suerte para muchos. Así que, otros y otras podrán dar fe de lo que cuento (y muchas cosas que me guardo). Lo hago porque se nos acaba el año y hasta 2018 no seguiremos trabajando juntos en nuestras cosas, y por hacer público que es mi deseo poder disfrutarlo mucho tiempo más, igual que me han hecho saber otros componentes del Foro Económico y Social de La Laguna. Porque este tipo de personas no se encuentra fácilmente y son de las que necesitamos siempre, porque de verdad dignifican el “ser canario” se mire cómo se mire.
Pedro M. González Cánovas