Las mentes enfermas tabaiberas de Cabildo
... el “¡pío-pío!” es una cosa; y el PIO, otra muy diferente. El “¡pío-pío!” es el grito bobalicón de ignorantes futboleros en el que cual inmenso gallinero cacarean los que nada saben del campo, sino de los de fútbol; que el otro es el del Plan Insular de Ordenación, que en abreviatura nos da el PIO del primer renglón. Pues bien, vayamos al grano y digamos del segundo lo que sigue: No cabe locura mayor que lo que pretende este PIO.
De entrada digamos que ha sido engendrado por el cabildo, y ha salido un fenómeno; con él de la mano, no se podrá reservar nuestra biosfera; pero sigamos: dada la complejidad del texto, para mejor engañar al campesinado, casi nada se entiende, salvo lo que a duras penas se puede concluir, y que les diré en resumen (no todo el mundo se puede quedar con su contenido, por el estilo complejo y enrevesado) no se sabe por dónde se va si lo consultas, es decir es ilocalizable, y anónimo (sin citar lugares), no impreso en papel y solo por Internet, es puerta cerrada para muchos; cosa muy clara y evidente es la desaparición total de todo aquello que siempre se hizo en el campo (agricultura y ganadería), al quedar prácticamente todo calificado de espacio natural y otros como paisajístico y demás categorías, por tanto no se podrá ni pisar, menos tocar. Es tan restrictivo que parece cosa de la estratosfera más que de la tierra.
Prácticamente todo es de uso moderado, y no ya tradicional. Desaparecerá el pastoreo, entre otras actividades de toda la vida, y desde que el mundo es mundo desapareciendo lo que es nuestra cultura y por tanto patrimonio. Nuestros cercados o cadenas (“bocaos” al peninsular modo), quedarán para retamas y tabaibas. Retamas, tabaibas y cardones no se podrán -cuales sagrados- ni tocarlos (entre otras basuras). Si lo que siempre fue tierra de cultivo, y porque hace 30 o más años sus dueños se bajaron a la capital, si ahora sus herederos o aún sus propios dueños quieren volver al cultivo, si lo hace se les cae el pelo, porque se les prohíbe, castiga y multa (puede ir a la cárcel o al cementerio), porque si ahora natural, ya no lo puede ni tocar; menos, pisar (repito).
Todo esto sale de mentes enfermas, retorcidas o ignorantes supinos, y ni limpiar el terreno en previsión de incendios se podrá hacer! Todo lo que te permiten es mantener todo como está, conservar el estado actual, y no volver a hacer lo que en ese terreno siempre se hizo o hacía. Algunos ejemplos: no te dejan hacer un cuarto de aperos si el terreno tiene 15 % de inclinación original; no te dejan hacer un muro, tampoco un estanque, menos un camino de acceso, ni un corral, tampoco un alpendre... y no te van a legalizar absolutamente nada.
Protegen tabaibas y toda clase de basuras (repito), pero ni los bancales (en el terreno), ni la arquitectura (casas y otros edificios tradicionales) se cargan nuestra identidad en todos los sentidos. Repito: si en tu terreno se nació: tabaibas, retamas, cañalejas... ¡o lo que sea!, y ello con una antigüedad de 30 años, no puedes dar un mochazo ni recuperar nada en lo tuyo; ahora, asilvestrado o boscoso está mejor (para ellos, que te lo declaran paisajístico o más aún de muy alto grado, o el de máxima protección. Es decir no podrá usted limpiar la tierra para apañar castañas, nueces, almendras o cualquier otro fruto caído.
Estos “técnicos”, van a modificar planes anteriores corrigiéndolos a pesar de su fijeza, y ello según criterios personales del funcionario que lo interpreta a su antojo y capricho. Para solucionar las dudas crearán una comisión de interpretación para solucionar y responder dudas del propio PIO territorial (o PIOT). Y será a modo y semejanza al urbanismo, o urbanización del campo, no sabiendo estos sabios que urbe (ciudad) y agro o rural (campo), no se tocan en nada y son lo contrapuesto, pues ellos los igualan. Es decir, sin incendios van a quemar la tierra, y solo van a cultivar al 100 % solo el turismo: ¿nos volveremos caníbales para comernos entre si? Pues van a duplicar las camas, por más que las existentes escasamente superan el 50 % término medio de ocupación, pues con unos escasos 3 millones de turistas, poco más del 50% de camas fueron usadas, y ello unos 5 ó 6 días a la semana por término medio, y en la época baja, bajan a menos del 40 % de ocupación; y está claro que duplicar el número de camas existentes solo pretende especular con el terreno y favorecer a los especuladores de la tierra (sin cultivo, ¡claro!).
Total un PIO que especula, ciegos al mirar al futuro, sin diversificación económica ante la fragilidad propia de sobra conocida. Pues, todo lo anterior nos lleva a urbanizar a la redonda toda la costa, a explotar sin control, a quemar o destruir la tierra, convirtiendo el interior en bosque o parque para los que hacen turismo en la costa, sin más. De esta manera, los que muy mal nos gobiernan destrozan la tradición cultural riquísima y única y la mejor de las civilizaciones aún clásicas y mundiales, y nos empobrecen a lo máximo.
Políticos que nos hacen depender en un 99,99 % del exterior y solo comemos un 00,01 % de lo que casi ni cosechamos, y nada damos al turista del cultivo y ganadería propia, porque nada producimos al prohibirnos cualquier actividad en el campo, pasándose por las entrepiernas la recomendación de la FAO -y tenemos posibilidad más que de sobra, para como Madeiras sostenernos, no el 50% sino al 100 %, sin depender absolutamente de nadie y ni de nada. Imposible -además- compatibilizar la reserva de la biosfera con esta muy mala y pésima planificación u ordenación. Y a pesar de la reserva de la biosfera en su primera década de existencia, ningún desarrollo se ha desarrollado (y valga la redundancia -y que además- es hecha conscientemente).
Es decir no nos sostenemos. Nos sostienen, arruinan, enferman y matan. Es más que evidente, estos planificadores u ordenadores, no tienen ni la menor idea (iba a decir otra cosa, pero como es mal sonante, la retiré) de lo que es el campo o campesinado, nada saben al respecto (piénsese que un maestro de escuela [de niños] ha sido -y sigue siéndolo- consejero de agricultura y ganadería, sin haber ordeñado nunca en su vida una cabra, ni haber plantado en su vida un cantero de papas). Total, nos toman por tontos, nos engañan como a niños, depredan y solo ven turistas como Don Quijote molinos en sueños delirantes.
Acaban con la reserva. Y lo peor de todo: actúan a la zorrúa, es decir no se informa al pueblo, al que engañan y engatusan con palabrería densa, enrevesada, incomprensible, y como decía mi madre: “¡qué bien hablan!”, pero no se enteraba de nada de lo que decían, razón ésta por la que un servidor, se lo sirve a todos ustedes en bandeja, supliendo lo que los Medios ocultan y callan, por miedo a represalias o retirada de publicidad (sus garbanzos envenenados), a pesar de no cumplir con el derecho constitucional que tenemos de entender lo que nos informan (si lo hicieran).