Leo con asombro en la prensa, lo siguiente: “Cada campo de cultivo y cada pastor es un cortafuegos en Gran Canaria”, y añade: “Estamos trabajando con los pastores para que sean agentes de prevención, queremos remunerarles, asegura el ingeniero –catalán él- técnico forestal y director de extensión y analista de incendios forestales del cabildo de aquí”.
Éste fue el mismo que en charlas por los pueblos sobre cómo evitar incendios, repetía en ellas y nos decía que en chuletadas, asaderos, saraos, fiestas familiares, etc. (creen que todo el mundo anda como ellos), usáramos carbón de aquí y no de fuera, para evitar los incendios (?). Pues, ¡al grano!: Que sencillamente, llegan tarde, y todo es de cara a tranquilizar al populacho, como si lo que dicen fuera serio.
Resulta, que ya el campo no existe, donde antes se sembraba: trigo, cebada, archita, avena, etc., y se plantaba: millo, papas, coles, árboles frutales, olivos, etc., lo han llenado ellos, todo –y van a por más (el doble)- de pinos; y persiguen cuales a delincuentes a todo aquel que vean hacer algo de agricultura, con el miedo ambiente represor, que multa por todo y por nada, ¡hasta por coger pinocha sin permiso!; y en cuanto al ganado lo saben hasta los tontos, ya no quedan pastores, se hizo la foto con uno, sin querer ver los cuatro que quedan como Miguelito el de Caideros de Gáldar con 300 ovejas hasta hace poco, ya tiene cero ovejas, y así todos o casi todos, y el que sigue con algunas, se han quedado con el 10 % o menos de las que tenía, y andan asombrados por las multas que les ponen. Y ahora, “¡a buena hora y con sol!” dice: van a remunerar a los pastores, ¿les van a pagar un sueldo?, ¿les van a premiar?, ¿les dejaran –con control por parte de ellos (que son técnicos y especialistas en pastoreo)- pastar por la isla libremente? pues dicen los controlarán.
En fin: quedar bien ante la sociedad. Donde habían hasta doce (12) pastores hasta hace poco (Amurga), ya no queda ninguno. Da usted la vuelta a la isla veinte veces por todos sus rincones, y no ves una cabra suelta ¡ni de compromiso!, ¿y vienen con ese cuento?, ¿a quién pretenden engañar?, y si la hubiera (una cabra: la mejor raza del mundo), hay autorización para meterle un tiro.
Pues, éstas tenemos; se ríen de nosotros, en nuestras propias barbas; pasa que el personal del campo, metidos en lo que sucede en los campos de fútbol ahora, y discutiendo si fue o no penalti, no se enteran ya –por más que proceden y eran del campo- de nada, pues les han lavado el cerebro, y los tienen asombrados, pagando multas por un tubo (arruinados, ya no vuelven por más caramelos que les ofrezcan los mismos que los echaron), han abandonado agricultura y ganadería; y les vienen ahora, con ese cuento. Primero palos de muerte; y ahora el intento baldío de querer resucitar lo que ya no tiene remedio. De perros, sí que estamos bien servidos; tenemos: serpientes, iguanas, tortugas, etc., pero ¿cabras?, ¿ovejas? ¡Quiá p´ llá!