Trigésimo segundo día del inicio de la Gloriosa Guerra contra el maléfico COVID-19
Nuestras tropas, tras las penosas derrotas iniciales de esta terrible contienda a la que nos ha forzado la invasión de las pérfidas huestes del COVID-19, han logrado contener el avance del enemigo.
Nuestros valientes soldados arrollan al enemigo, liquidándolo allí donde lo encuentran, calle por calle y lugar por lugar de todo nuestro sacro territorio nacional, llegando incluso al cuerpo a cuerpo y garantizando, sulfatadora en mano, la ausencia de restos ocultos del ejército enemigo. Ante la insuficiencia de nuestras tropas regulares hemos logrado, como cuando nos invadieron los gabachos de Napoleón, que un sin número de guerrilleros combatan desde balcones y ventanas, con nuestras enhiestas banderas sirviendo de acicate y usando, como armas a su alcance, todos los instrumentos imaginables, desde violines a coros parroquiales o procesiones de crucificados por las terrazas, sin olvidar los bingos comunales. Así, con nuestro predominio absoluto en las redes de comunicación, a las que el enemigo no tiene acceso, hemos logrado, a pesar de las fake news de los desafectos, que resuene un gigantesco RESISTIRÉ que nos augura futuras victorias.
Las fuerzas movilizadas, han logrado reconquistar los bastiones enemigos de las Residencias de Ancianos y, desde los búnkeres de las UCI van rechazando al invasor en todos los campos de batalla. Hemos dotado a nuestras tropas de todos los adelantos bélicos posibles, no solo los producidos por nuestra poderosa industria nacional sino los obtenidos, en feroz competencia, en mercados armamentísticos lejanos para garantizar la victoria.
Desgraciadamente nuestro glorioso ejército ha sufrido hasta el día de hoy en esta guerra, incluyendo las 47 de la colonia africana de Canarias, un total de 17.489 bajas que, por la propia naturaleza de la contienda, no han podido ser despedidos, tal como merecen, como héroes nacionales.
También hemos de reconocer que han aparecido algunos sediciosos que ponen en peligro el éxito de la campaña. Contra ellos las fuerzas auxiliares del orden han abierto algo más de medio millón de expedientes. Más grave, una cierta quinta columna parece querer erosionar nuestro invencible destino y promueve para mañana, 14 de abril, una estruendosa ofensiva desde puntos elevados estratégicos que dominan. Va dirigida contra la persona del Jefe Supremo de nuestra patria amenazada, S.M, el Rey, esperando así minar nuestra moral de victoria. Además, nos flaquea algo el ala derecha del ejército, desplegado al mando del general de división, Excmo. Sr. Pablo Casado y parece fuera de control el general de brigada adjunto el Excmo. Sr. Santiago Abascal y mucho más, si cabe, sus señorías los coroneles con mando en plaza, que han perdido la visión del objetivo. A pesar de esos pequeños inconvenientes, la fortaleza de la ofensiva que lleva a cabo el conjunto de las fuerzas no parece poder ponerse en duda.
Nuestros servicios de información no han logrado ubicar el emplazamiento del Puesto de Mando central del enemigo, ni identificar a los expertos generales que comandan sus ejércitos o la cúpula civil que hay detrás de ese tremendo despliegue de las tropas enemigas pero, cuando se logre, bombardearemos todo ese entramado con tal fuerza y violencia que los bombardeos de los gringos en Hiroshima y Nagasaki parecerán un cuento de hadas. Vengaremos así el terrible destrozo causado en nuestras ciudades por su aviación y sus misiles intercontinentales.
Estamos preparados para iniciar la reconquista del territorio y poder, un día no muy lejano pronunciar, como el glorioso antecesor de la última contienda sostenida por nuestra patria: “En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército del Virus Coronado, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado.”
Copiado con autorización del Jefe del Estado Mayor de nuestro invicto ejército, en Gomera a 13 de abril del que será el Año de la Victoria de 2020.
Francisco Javier González