11:06 h. viernes, 22 de noviembre de 2024
Francisco Javier González

ANA ORAMAS SIN CARETA. EL RESURGIR DE LA DERECHONA CACIQUIL Y ESPAÑOLERA DE ATI

Soberanista

Francisco Javier González | 06 de enero de 2020

ana oramas y hermoso celebrando la conquista

 

En febrero del ya pasado 2019, tras la sesión del Congreso español en que se rechazaron los presupuestos del PSOE y se precipitó el fin de la efímera legislatura que se inició con la moción de censura a Alí Babá y sus 40 ladrones peperos, nuestra –es un  decir- diputada, la ínclita Ana Oramas,  le espetó a la ministra española de Hacienda, Mª Jesús Montero, una frase que retrata su carácter elitista caciquil: “Vaya mitin, señora ministra, pero esto no son Las Tres Mil Viviendas de Sevilla sino el Congreso de los Diputados” olvidándose, en su repugnante clasismo, de nuestras barriadas similares de Ofra, García Escámez, Somosierra, Santa Clara, la ya ruinosa Verdellada lagunera, Escaleritas, Schaman…

En esos barrios nuestros conviven gentes tan respetables como los de la selecta urbanización lagunera en que doña Ana habita o los vecinos de su vivienda madrileña, esa que disfruta pero que no le impide cobrar las dietas que percibe como diputada  de esta colonia africana distante  miles de kilómetros de esa metrópoli que tanto adora. Desde su posición de clase social no puede entender que esas barriadas son productos de un régimen fascista, régimen que siempre marginó a los trabajadores y las clases populares, aunque de estas viviendas “sociales” canarias debería saber lo suyo, aunque solo sea por los jugosos sueldos que percibía su marido como gerente de VISOCAN –Viviendas Sociales de Canarias- cuando efectuaba desahucios en ellas. . 

Ese día nuestra -otra vez es un decir- diputada, volvió a transformarse en Míster Hyde abandonando el papel  que suele adoptar de una sensata y conciliadora Doctora Jekyll. No era la primera vez. Recuerdo que una de las primeras pruebas de ese síndrome de Trastorno Disociativo de la Personalidad fue durante el debate de la fracasada moción de censura contra su adorado sátrapa, el señor Rajoy, cuando trabó fuerte rifirrafe con el “chavista” Iglesias por el supuesto “tonito machista” del podemita con los periodistas y las políticas  porque, según ella,  “no le gustan las mujeres no sumisas” como ella, que se autodefine como mujer “que tiene genio y es mandona” cosa que, desde luego, no le discuto.

 Ejercía, en cambio,  de dialogante  Doctora Jekyll cuando, en 2014, en una apoteósica intervención en el Congreso de los Diputados, de esas que le valieron  unos añitos después el premio “Emilio Castelar”,  y que ocupó nada menos que 27 líneas en el papelín oficial de ese organismo cuando, por supuesto sin mencionar para nada el Derecho de Autodeterminación ni mucho menos nuestro carácter colonial  hablaba de, respetando - faltaría menos en su monárquico intelecto- el “espíritu fundacional de la Constitución, que se basa en la democracia y el pluralismo político que le es inherente, y la realidad plurinacional de España”. Sin siquiera una triste mención a este asirocado archipiélago, y plegada totalmente a las posiciones furibundamente españoleras de considerar la Constitución Española como único marco del cual nadie puede salirse sin cambiarla previamente, añadió, para finalizar su conciliadora y democrática intervención españolista diciéndonos que “Si eso no es posible hoy en la interpretación del Tribunal Constitucional, entonces habrá que reformar la Constitución para que todos los pueblos que integran España puedan identificarse en ella”. Al parecer por ese entonces, catalanes, vascos y demás insurgente, no pensaban en romper, sino en integrar España. Tampoco doña Ana y su compaña tenían desplegadas sus “líneas rojas” ante los demonios comunistas y otros peligrosos elementos subversivos.

¿Qué ha pasado para que, definitivamente, esa conciliadora Ana Oramas haya adoptado la personalidad de Mister Hyde? No hay poción, como en la popular obra de Stevenson, que provoque el cambio. Tampoco se trata de un ataque extremo de españolerismo patriótico contra los chavistas y comunistas que van a compartir gobierno con el felón de Sánchez, ni de su terrible indignación porque los enemigos de su excelsa madre patria compartan mesa y  mantel con el PSOE, ni siquiera de su, más estética que ética, repulsa a la calificación como “autoritario” –sinónimo de dictadorzuelo fascistoide según la derechona cerril carpetovetónica - que dedicaron a su amado monarca las portavoces de EH Bildu y la CUP que trajeron un aire fresco a la vetusta Cámara.

No fue una manifestación de rabieta infantiloide lo que la impulsó a nuestra –recalco que “nuestra” es solo un decir- diputada a la  histriónica y estentórea afirmación, aplaudida a rabiar por los VOX y sus imitadores de la “derechita cobarde”, en su intervención en el debate de la investidura sanchista: “Digo no, no, no y mil veces no. No pienso traicionar a este país y sus ciudadanos. No voy a ser cómplice de ello, pasándose por donde ustedes se suponen todos los acuerdos del centenar de miembros del Comité Ejecutivo Nacional de Coalición Canaria que aprobaron, por unanimidad votar la ABSTENCIÓN ante la investidura de Sánchez, como solución intermedia, entre la posición de, como hizo Nueva Canaria, votar SI que mantenían mayoritariamente el resto de la Nación Canaria, y el NO que proponía una gran parte de los miembros tinerfeños.

¿Qué ha pasado, pues, para adoptar esta definitiva posición colonialista de la supuestamente “nacionalista canaria” Ana Oramas, rompiendo los acuerdos de los órganos rectores de su partido? Seamos serios. Coalición Canaria NUNCA ha sido nacionalista canaria. Ha sido siempre un apéndice regionalista imprescindible para el dominio español y de sus adláteres criollos que lo sostienen porque viven de ello. Se articuló alrededor de la confluencia de alcaldes ex-franquistas con Manuel Hermoso de mascarón de proa, reconvertidos primero, mientras gobernó, en UCDeros , para frenar el empuje de fuerzas populares que planteaban la independencia o, al menos, la autodeterminación, y que llevaban programas políticos de izquierda. El caciquismo isleño, eterno medianero y palanganero del colonialismo español, consideraba que ese nacionalismo real atentaba a su dominio del cotarro por lo que era potencialmente peligroso para sus intereses de clase. Eso fue el espíritu fundador de ATI, la Agrupación Tinerfeña de Independientes

Los más conspicuos valedores actuales de esa ATI rediviva, desde el arribista neo burgués y ex-presidente Fernando Clavijo, pasando por el presidente del Cabildo tinerfeño, Carlos Alonso, por Francisco Linares, José Manuel Bermúdez…son los coparticipes de esta estrategia que rompe la frágil estructura caciquil insularista de CC y la misma supuesta “unidad nacional” del pseudonacionalismo con el que tratan de mantener sus privilegios.

Mañana, es un suponer, junto a la votación final de la investidura, conoceremos las medidas que los órganos de dirección de CC adopten frente a la flagrante ruptura de los acuerdos de su diputada a pesar de la  penosa carta que le han remitido rogándole su rectificación. También esperamos conocer la posición del congelado y desnaturalizado PNC que, algún día, hasta concitó esperanzas en algunos independentistas.  Desgraciadamente me atrevo a suponer que todo quedará, como siempre, en agua de pasote, Aba Oramas seguirá de diputada “canaria” al servicio de ese apéndice caciquil isleño de la derecha española que siempre fue ATI.

Lástima, pero he de reconocer que esta patria canaria nuestra es un país de afuchados que se merecen esta calaña política.

 Francisco Javier González

Canarias, noroeste de África,  a 6 de Enero de 2020.

Autores de opinión
Facebook