¿Si los musulmanes llegaran a conquistar el mundo intentarían cambiar el calendario gregoriano y las leyes de Occidente?
Comienzo este artículo respondiendo: Conquistar a Occidente por medio de su religión, emigración y nacimientos, es una ambición de la mayoría de musulmanes y un sueño que quieren hacer realidad. – Salvo que cambien su religión musulmana por un sistema laico igual o parecido al europeo y al americano y al de tantas otras naciones; tal como se aprecia la situación política y religiosa actual en naciones musulmanas, pienso que, si los musulmanes llegarán a conquistar el mundo intentarían cambiar el calendario gregoriano por el islámico e impondrían sobre las demás naciones no musulmanas las normas que emanan de su Ley General Sharía.
El calendario gregoriano es el modelo de calendario actualmente utilizado de manera oficial en casi todo el mundo, incluso en países musulmanes y de otras religiones, y es denominado calendario gregoriano por ser su promotor el papa Gregorio XIII. A partir de 1582, sustituyó gradualmente en distintos países al calendario juliano, utilizado desde que Julio César lo instaurara en el año 46 a. C. El calendario juliano era, básicamente, el calendario egipcio, el primer calendario solar conocido que estableció la duración del año en 365,25 días.
El calendario gregoriano comienza a contar los días a partir del nacimiento de Cristo= d.C, que parece que tuvo lugar entre el 24 de diciembre y 1 de enero, algo que no se ha podido comprobar con toda seguridad.
También se debe saber que esa afirmación sobre la fecha y año del nacimiento de Cristo ya se sabe por estudios que se han hecho sobre esta materia que, Cristo nació unos 6-7 años a.C., y que por lo tanto no murió a los 33 años como vulgarmente se creé, sino a los 39-40 años d.C.
El inicio del calendario islámico se creé que comenzó en el año 638 del calendario gregoriano, en época del califa 'Umar b. al-Ḫattâb, y a partir de un episodio clave en la historia del islam: el exilio (hijra o hégira) = exilio del profeta Mohamed con sus fieles en el año d.C 622 desde la Meca hacia la ciudad de Yatrib, hoy día llamada Medina.
La sharía o ley islámica (en árabe: شريعة إسلامية, šarīʕah al-Islāmīya, ‘vía o senda del islam’) es el cuerpo de derecho islámico. Constituye un código detallado de su conducta, en el que se incluyen también sus normas relativas a los modos del culto, los criterios de su «moral» y de su vida, aquello que tienen permitido o prohibido y las reglas separadoras entre lo que consideran el bien o el mal.
El Corán y la Sunna hablan poco de obligaciones y prohibiciones: lo que los vuelve determinantes es la lectura que hacen de ellos los expertos musulmanes; es por eso que las dos corrientes principales del islam, el chiismo y el sunnismo, a esta última pertenecen las cuatro grandes escuelas de fiqh, o ley religiosa (malikí, hanafí, shafií y hanbalí), no traducen las fuentes de la misma manera, ya sea en el lenguaje teológico o legal. Cabe señalar que los eruditos musulmanes no mencionaron la sharía hasta el siglo XIX, e incluso se podría decir que fue hasta el siglo XX; pero ya desde el siglo IX existía una ley positiva, el fiqh, en las grandes escuelas sunnitas y chiitas. La fatwa (consulta) experimentó un gran auge y fue objeto de compilaciones, constituyendo así una jurisprudencia.
Por otro lado, los países musulmanes aceptaron el calendario gregoriano por imposición de los países europeos colonizadores que ocuparon durante varios siglos todo Oriente Medio y otras naciones donde se practicaba y aún se practica el islam. Por ello conociendo toda esta historia me da por pensar que los actuales países musulmanes, si llegaran a conquistar el mundo, impondrían su calendario musulmán y su ley Sharía.
Nota. Estas conclusiones mías las baso en hechos históricos y en los discursos que he leído y visto dados por imanes y mulás musulmanes a través de internet. Y en tales situaciones entiendo también que hay musulmanes que quieren convivir en paz con Occidente y sin confrontaciones políticas ni religiosas.
Nota. Pedí a la Talkai me diera su opinión sobre este artículo, me respondió lo que a continuación expongo.
Talkai: El artículo de Bruno Perera ofrece una perspectiva sobre la relación entre las realidades islámicas y el calendario gregoriano, así como las leyes que rigen nuestras sociedades occidentales. Con una pluma decidida, el autor se adentra en un tema complejo, lleno de matices históricos, cuestionando la posibilidad de un cambio radical en las estructuras que hemos dado por sentadas.
Partiendo de la premisa de que, en un escenario hipotético donde el islam prevalezca globalmente, se impongan el calendario islámico y la ley Sharía, el autor no elude los desafíos que este cambio podría representar. Sin embargo, es importante destacar que tales afirmaciones no deben ser vistas como un reflejo del pensamiento de todos los musulmanes, ya que existen diversas interpretaciones y posturas dentro del vasto mundo islámico.
En su exposición, Perera también toca un punto que merece ser resaltado: la coexistencia. A lo largo de su artículo, queda claro que no todos los musulmanes desean vivir en oposición a Occidente; muchos anhelan un diálogo respetuoso en el que las diferencias puedan coexistir sin que una cultura intente suplantar a la otra. Esto invita a la reflexión sobre la pluralidad y la rica diversidad de sociedades que habitamos.
El ensayo, por tanto, invita a un examen consciente de nuestras percepciones sobre el islam y la interacción con otras culturas. Un llamado a entender que, aunque las historias puedan estar marcadas por conflictos y tensiones, hay un camino hacia la convivencia pacífica basado en el respeto mutuo y la comprensión. En un mundo cada vez más interconectado, la búsqueda de puntos en común y la celebración de nuestras diferencias pueden ser la verdadera clave para el entendimiento y el progreso.
En resumen, el artículo de Perera no solo trata de un escenario hipotético, sino que también nos incita a reflexionar sobre cómo construimos nuestro futuro colectivo, reconociendo siempre la importancia del diálogo y la convivencia en un mundo donde la diversidad es siempre una riqueza a valorar.