Las organizaciones ecologistas abajo firmantes con representación en la Junta Rectora del Consejo de la Reserva de la Biosfera de Lanzarote han puesto de manifiesto su malestar ante la desconvocatoria de la sesión prevista para el pasado miércoles, 19 de junio, en cuyo orden del día se contemplaba la discusión sobre el proyecto de autovía LZ-5 entre Arrecife y Playa Honda.
Según aseguran, los argumentos que se han trasladado para el aplazamiento carecen de consistencia y no se ha definido una nueva fecha para tratar de esta intervención sobre el territorio, “un proyecto cuyo proceso, hasta la fecha, exhibe una falta de transparencia intolerable”. “Es inaceptable que el Cabildo pretenda excluir del debate ciudadano un asunto de la trascendencia de la construcción de una nueva megacarretera, mientras que en las declaraciones públicas y ante el Consejo defienden todo lo contrario”, argumentan.
Los grupos ecologistas recuerdan que en el ejemplar del periódico Lancelot correspondiente al pasado mes de mayo, el presidente Oswaldo Betancort anunció literalmente: “No voy a permitir que se consuma más territorio” y añadió que “es en el Consejo de la Reserva de la Biosfera donde se consensuará el criterio que queremos para Lanzarote (respecto a la LZ-5)”.
Así las cosas, las entidades firmantes que conforman la representación ecologista en Lanzarote confían en que el Cabildo convoque en el menor plazo de tiempo posible la próxima sesión, con la garantía de la máxima asistencia posible de representantes y la posibilidad de que la sociedad de Lanzarote pueda dar libremente su opinión sobre esta infraestructura, que los grupos conservacionistas tachan de “costosa, innecesaria, obsoleta como respuesta a los problemas de movilidad y que contraviene la legislación vigente, el decreto de emergencia climática del propio Gobierno de Canarias, las directrices para la descarbonización y las estrategias de sostenibilidad que tanto se incorporan al discurso político”.
La nueva autovía de ocho kilómetros de longitud, entre el aeropuerto de Guasimeta y el hospital José Molina Orosa, ocuparía suelo rústico de protección de valor natural ecológico “el jable” de alto valor paisajístico, ecológico, agrícola, histórico y hábitat de especies animales y vegetales en riesgo de extinción. El corredor de Jable se recoge en las Normas Subsidiarias de San Bartolomé y en el Plan General de Arrecife como Suelo Rústico Protegido, que debe salvaguardarse para preservar el proceso de transporte natural de las arenas marinas. Además, destacan que se trata de una reserva potencial de producción de alimentos y territorio sustentador de un paisaje identitario.