Jamás en mi vida, en los 68 años que tengo insulté a nadie, ni en persona ni en medio alguno, y ello por el respeto que toda persona me merece, y por la formación recibida desde niño, que me enseñaron a respetar a todo el mundo; y lo mismo puedo decir respecto a un servidor: nadie jamás me ha faltado el respeto, ni en cuanto persona ni por mi condición sacerdotal, al presente salvo la excepción de todo un presidente de cabildo; nunca antes que él, nadie me insultó y descalificó, cosa del todo reprobable, dado que todos merecemos respeto, y no se ha de ofender ni a un niño. Por eso digo que el que ofende queda ofendido. Y todo por defender nuestra ganadería. Pues, confróntelo quien quiera: