El único concejal que tiene el grupo San Borondón en el ayuntamiento de Tías, Jerónimo Robayna, se ha convertido en el principal enemigo de los centenares de trabajadores de mercadillos que hay en la isla. Todo ello por su intransigencia a la hora de aceptar una actividad que se ha practicado desde hace muchos años en todos los rincones de Lanzarote. Y el exceso de "amor a la ley" que tanto promulga, al final amenaza con acabar con las escasas posibilidades que aún le restan al municipio de poder darle aliciente a su deteriorada zona turística.
Desde que tomó posesión de "su" concejalía, Jerónimo cual iluminado, comenzó a pregonar a los cuatro vientos "el gran proyecto" que tenía en mente de crear dos mercadillos en Puerto del Carmen, que "le devolverían la vida" que tuvo antaño. Así ha estado más de un año (dice él) elaborando proyectos y normativas para esos mercadillos: uno de ellos en la Plaza de las Naciones; y el otro en el Varadero. Pero al final, ha creado un entramado que amenaza con anular la posibilidad de que pueda participar (y trabajar) el 80% de los sufridos vendedores de Lanzarote.
Primero veamos los inconvenientes de los lugares propuestos (como le dije al propio Jerónimo en dos ocasiones en su propio despacho): en la Plaza de las Naciones, por lo general hay un viento muy fuerte que arrastraría los puestos, a no ser que se clavasen (ya se ha hecho) en el piso ceramico del lugar con el consiguiente daño; por supuesto, cuando llueve ese suelo cerámico es peligrosamente resbaladizo. En cuanto al varadero, es un lugar pequeño y con bastante aglomeración, con pescadores, taxistas y guaguas; si hay un accidente, ¿cuál es la capacidad de respuesta en un lugar tan concurrido y estrecho? Peor aún, con la limitación de ambos lugares, ¿dónde se van a meter el resto de los 700 vendedores que hay en la isla?
Para colmo de males, en la última reunión que mantuve con Jerónimo, me habló de una serie de condiciones para instalar "sus" dos mercadillos, que al final dejaría fuera de los mismos al 80% de los vendedores, que llevan años ejerciendo esta sufrida actividad por todos los rincones de la isla. Entonces, ¿qué es lo que pretende el concejal de San Borondón? ¿Dar puestos de trabajo, o sólo "enchufar" a sus allegados? Pregunto, que no afirmo (para evitar demandas). Y es que al final, los esperanzados vendedores han visto como se les han cortado de un plumazo sus esperanzas de poder ejercer su actividad en la cada vez más abandonada zona turística de Puerto del Carmen.
Es curiosa y contradictoria la actuación de los políticos en referencia a la instalación de mercadillos en Tías: en mi caso particular, el año pasado obtuve el permiso por escrito (y firmado) de todos los empresarios y comerciantes del Centro Comercial "Costa Mar", en Los Pocillos, para poder instalar un Mercadillo todos los martes y viernes, como "única esperanza" de poder devolver la vida a tan abandonado lugar. La actividad comenzó el 23 de diciembre, con el permiso de la Concejal de Cultura Saray Rodríguez, y ya de entrada la zona comenzó a llenarse de turistas, que aparte de comprar en los puestos también comenzaron a frecuentar los establecimientos existentes en el centro.
Tan contentos estaban los propietarios de los comercios existentes en el Centro Comercial Costamar, que le enviaron dos escritos al alcalde, Pancho, explicándole que por fin habían visto "un horizonte de esperanza" con la afluencia de turistas al lugar, en los dias de mercadillo, y rogándole que "lo mantuviera". Incluso le propusimos al Ayuntamiento la posibilidad de colaborar conjuntamente para relanzar económicamente la Playa de Los Pocillos. A todo ello el silencio por respuesta.
De repente el pasado mes de febrero (tras un mes y medio de labor), Jerónimo Robayna manda a la Policía Local, amenazando con "desalojar por la fuerza " a los vendedores si no cesaba laactividad. Y luego le abrió un expediente a los propietarios de los establecimientos del Centro, cuyo único "delito" fue tratar de sobrevivir (con el apoyo indispensable del consistorio) al abandono en que se encontraba el lugar. Al final: 200 vendedores de mercadillo se quedaron sin seguir trabajando en Puerto del Carmen, y los propietarios de los comercios volvieron a hundirse en la espiral de ruina y abandono en que estaban annteriormente. Y el alcalde les dio la espalda...
Por su parte, Jerónimo Robayna siguió con sus sueños quijotescos, que al final no han dado ningún fruto. Y mientras tanto, Puerto del Carmen se hunde cada vez más, a la vez que mercadilleros ven como cada vez más les cierran las puertas a su actividad.
Jerónimo, ¡no te on.lvides que dentro de dos años y medio habrá elecciones! Entonces te recordaremos tus sueños de iluminado que han acabado por hundir más a Puerto del Carmen.