Con nosotros también aumenta la cantidad de mascotas, tanto perros como gatos, y al ser éstos últimos los de mayor crecimiento en número de individuos, ponen en riesgo la biodiversidad existente. El problema de los gatos asilvestrados es muy complejo y su solución será igualmente compleja. Sin embargo, el tema de los perros no es menos urgente. Aunque ya no se ven perros callejeros, las perreras y las protectoras siguen estando sobresaturadas. España es un país que destaca en la media europea en el abandono de mascotas y Canarias tiene una de las tasas más altas a nivel nacional. Eso dice algo sobre la ciudadanía.
Asimismo, hay que recordar, que los perros con dueño también pueden ser una amenaza importante a la biodiversidad, especialmente si se dejan correr sueltos en espacios naturales. En época de nidificación, el que los perros corran libremente provoca que las aves puedan salir volando de sus nidos y que la puesta se pierda, ya que los huevos o las crías quedan expuestos a merced de sus depredadores, siendo además muy sensibles a las variaciones de temperatura, lo que puede desembocar en la pérdida de los huevos o de los pollos.
Hay que tener en cuenta, que cada vez hay menos aves y más perros. Por ejemplo, las especies limícolas, que viven, se alimentan y se reproducen en las zonas costeras, están desapareciendo a un ritmo acelerado porque ya casi no quedan costas vírgenes sin presencia humana. Un tráfico constante de gente y perros no les permite alimentarse tranquilamente, ni cuidar adecuadamente de sus puestas…
Los perros necesitan lugares públicos donde puedan interactuar y moverse con libertad, espacios al aire libre que sean atendidos de manera responsable por las administraciones municipales. En definitiva, parques con árboles y vegetación que sean lugares seguros y agradables tanto para los perros como para las personas que los cuidan.
Al contrario de lo deseable, el aumento del número de perros no se corresponde con un mayor número de espacios libres controlados, que estén al servicio ciudadano para disminuir la presión a la naturaleza y a la vida silvestre. Y esto ya es una asignatura de cada ayuntamiento.
Con este panorama, se intensifican las quejas de la ciudadanía, pero sin obtener soluciones, tampoco se conoce que exista planificación alguna de acciones encaminadas a encauzar esta grave situación. A este respecto, el espacio público que más llama la atención es el parque canino, situado en el parque temático de la Ciudad de Arrecife.
Es de sobra conocido que los árboles carecen del riego que necesitan debido al corte de tuberías (una contrata de iluminación interrumpe innecesariamente el suministro de agua) y es imposible así que los animales puedan beber agua en los bebederos. A raíz de ello, incluso esta semana se perdió el segundo árbol, que se cayó por acción de los fuertes vientos y la persistente sequedad. Asimismo, la limpieza y desinfección se realiza muy esporádicamente, apenas una vez cada tres meses, cuando en otros parques caninos se realiza con mayor frecuencia. No hay contrato de limpieza ni de riego vigente, se eliminó, las autoridades lo omitieron y por ahora sigue en estudio técnico para evaluar su inclusión. Y esto es algo absolutamente imprescindible con lo que debería haber contado este parque desde su apertura.