• El ingeniero naval y el alcalde de Arrecife, Ginés de la Hoz, trabajaron conjuntamente en la instalación de la primera potabilizadora de uso urbano en Europa.
Coalición Canaria Lanzarote lamenta profundamente la muerte de Manuel Díaz Rijo, el ingeniero responsable de que el agua potable llegara a la isla, que fallecía este martes a los 88 años de edad por causas naturales.
El secretario general de la formación nacionalista, David de la Hoz, resalta cómo este ingeniero fue “una persona crucial para el desarrollo de Lanzarote; gracias a sus conocimientos y a su visionaria iniciativa, la isla logró escapar de la miseria ya que la instalación de la primera potabilizadora supuso un giro económico y social para la población”.
Fue a principios de la década de los 60 cuando este ingeniero naval nacido en La Vegueta comenzó a vislumbrar los cuantiosos beneficios que tendría esta planta, pues había sido testigo de los experimentos realizados con potabilizadoras en grandes barcos.
Para esta labor contó con la imprescindible complicidad del entonces alcalde de Arrecife, Ginés de la Hoz, (abuelo de David de la Hoz), consciente de las penurias por las que pasaba la isla ante esta falta de agua. De hecho, el primer edil llegó a desplazarse a Madrid junto con otros políticos lanzaroteños para solicitar al Estado que estableciera de forma permanente un barco-aljibe que llevara regularmente a agua a la isla para poder sobrellevar así las graves consecuencias de la sequía.
Fue precisamente en tierras madrileñas donde Díaz Rijo explicó a Ginés de la Hoz cómo en grandes barcos ya se estaban empleando sistemas para desalar el agua del mar y abastecer a la tripulación, aunque el sistema era demasiado caro para el consumo ciudadano. “Entonces se le ocurrió unir la producción de agua a la de electricidad, y así se lo comunicó a mi abuelo, que desde un inicio vio claras las ventajas de esta arriesgada idea y que le animó sin dudarlo a poner en marcha el anteproyecto”.
Manuel Díaz Rijo y su hermano José crearon Termoeléctrica Lanzarote SA, conocida como Termolanza, que instalaría en la isla la primera potabilizadora de uso urbano de Europa. En 1964 se puso en marcha la planta en la zona de Punta Grande y un año después se producía el “milagro”: los lanzaroteños tenían agua en sus casas.
“Fue un hito que marcó un antes y un después, pues puso fin a años de sequía y de inmigración de los lanzaroteños, que debían abandonar su tierra ante las graves consecuencias de la falta de agua. No exageramos si decimos que Manuel Díaz Rijo fue uno de los hombres más influyentes para la isla de todo el siglo XX”.