Tras reflexionar detenidamente si debía o no hacer caso a los diferentes comentarios que se vierten en contra de nuestros colectivos sociales y de dar a conocer al ciudadano las indebidas actuaciones censuradoras de periodistas, políticos y traidores del movimiento social de Lanzarote, he tomado la determinación de dar respuesta a todos esos personajes, medios de información y partidos que han lanzando acusaciones y descalificaciones contra nuestros colectivos y sus dirigentes con argumentos que para nada se ajustan a la realidad, además de intentar mezclar malintencionadamente e indebidamente hechos y falsos comentarios.
Antes de comenzar, quiero dejar muy claro que todos los comentarios recogidos en esta nota los hago a nivel personal y no como responsable social, ya que deseo mantener totalmente al margen los diferentes cargos y responsabilidades que ostento en los colectivos a los que pertenezco.
Clasifico de inadmisible la persecución a la que están sometidos nuestros colectivos y sus dirigentes, por parte de unos políticos, periodistas y pelotas de la colectividad social, en los cuales brilla por su ausencia la imparcialidad y seriedad. Entiendo que se debe ser respetuoso con la diversidad de opiniones y criterios individualizados de todo ser humano y con el Estado de derecho y la libertad de expresión. Me pregunto cómo se atreven a cuestionar públicamente a un organismo social atentando seriamente contra la libertad de expresión, pensamiento y actuaciones, y encima efectuando coacciones e injurias a la vez que cometiendo el grave error, querellable, de intentar solicitar a las instituciones oficiales que " no se les conceda ningún tipo de ayudas en tanto no se retracten de las manifestaciones realizadas".
Pero lo verdaderamente inamisible es que ciertos mercenarios del periodismo Lanzaroteño al servicio de la clase político-empresarial de la isla, censuren y no publiquen todas las notas de prensa que envían nuestros colectivos.
Entiendo que esta iniciativa no se ajusta al Estado de Derecho a que todos debiéramos de estar sometidos, y más bien pertenece a épocas pretéritas.
Considero que no se puede coartar la libertad de expresión, pensamiento y actuación de los colectivos y personas a través de imposiciones institucionales dictatoriales.
Estas actuaciones indebidas son las que verdaderamente originan posibles divisiones y enfrentamientos entre las personas, colectivos, partidos e instituciones, pretender la existencia del pensamiento único en un Estado de derecho como el nuestro es una aberración.
Por todo lo expuesto quiero dejar muy claro que no voy a dar marcha atrás, porque soy y quiero seguir siendo fiel y respetuoso con mis pensamientos y con los criterios y determinaciones de los colectivos, y porque claudicar no está en mi agenda personal.
Pienso que quienes realmente degradan nuestro Estado democrático y atentan contra nuestros valores como pueblo son todos esos progresistas retrógrados que traicionan a Canarias con absurdos equívocos y mal planteados pensamientos de modernidad y tolerancia. Pensamientos que, por su incorrecta aplicación, están destruyendo pueblos y naciones.
Antonio Leal Aguilar
DNI: 42.903.933-D