Si compras, a pagar impuestos; si vendes, a pagar impuestos; si trabajas, a pagar impuestos; si…, a pagar impuestos; si te mueres, a pagar impuestos.

Pero los que dan de alta en menos de una hora a una ONG en sinónimo de lucro, quienes instalan una mezquita, quienes emplean y se emplean en España como polígamos, sólo para hacer multitud de hijos (sin respeto democrático alguno al número que podemos mantener en España los españoles, propios y ajenos), etc., etc., entonces, en vez de pagar, cobran subvenciones o partidas (o sea, repartidas) de todo tipo, de casi todas las instituciones politizadas, llamadas españolas, e incluso de cajas bancarias asaltadas política y sindicalmente, y ahora  requisadas no parcialmente, sino enteras.

Como otros europeos ya nos señalaron abiertamente. A diferencia de la mayoría de españoles, que ya no se atreven en esta dictadura a hablar claro y castellano. Y menos a intentar en vano que nos publiquen algo en nuestra tierra. Que no nos masacren, manipulando lo que enviamos a publicar, y que no nos publican, ya es un “éxito”.