Por Antonio Javier Fernández Delgado
PUBLICADO EN EL DIARIO DE AVISOS
Juan Aureliano no era inglés, pero vivió y estudió en Londres. Esto le permitió conocer de primera mano un deporte que en Inglaterra era ya muy conocido, pero que en el archipiélago estaba, aún, en estado embrionario.
El 20 de noviembre de 1912, en los salones del Centro de Dependientes del Comercio y de la Industria, tuvo lugar una importante reunión que dio paso a la fundación del Tenerife Sporting Club. La expectación en la calle de San José era máxima. Los asistentes al acto fueron numerosos. La reunión la presidió el Ingeniero Juan José Santa Cruz que, junto a Arturo Rodríguez Ortiz y Juan Martí Dehesa, tomó la palabra. Todos hablaron de la necesidad de constituir una sociedad que ofreciera al turista toda clase de deportes. Ese día, serían elegidos los miembros de la primera Junta Directiva: Presidente, Juan Yanes Rodríguez; Vicepresidentes, Arturo Rodríguez Ortiz y Edmundo Caulfield; Secretario, Juan Bautista Acevedo; Tesorero, Manuel Beautell; Vocales, W. Wilson, Emilio Serra, Juan Martí, Enrique Albert, Juan Santa Cruz y Edgar Caulfield. La ilusión por el nuevo proyecto, creado sobre la base del Nivaria Sporting Club, era enorme. Sin embargo, la Presidencia del Sr. Yanes fue casi testimonial, sólo duró unos meses.
No obstante, no se alejaría del deporte. Este ex concejal santacrucero del Partido Liberal, formó parte del Comité encargado de llevar a la práctica la construcción del nuevo Stadium capitalino. El 25 de julio de 1925, tendría lugar la inauguración oficial del mismo, una obra deportiva sin precedentes en la isla que fue financiada con la emisión de un empréstito. Uno de los mayores obligacionistas sería Juan Yanes, solapado bajo la denominación social de la empresa familiar. Sólo Sixto Machado Pérez suscribiría más obligaciones que él. Más adelante, en junio de 1946, tomaría parte de la Comisión pro-Estadio, impulsada por el presidente del CD Tenerife, Heliodoro Rodríguez López. Este proyecto del arquitecto tinerfeño Marrero Regalado, pretendía mejorar un Stadium algo obsoleto.
Juan había nacido en Santa Cruz de Tenerife, el 6 de noviembre de 1887. Ese mismo año nacería la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Santa Cruz de Tenerife, de la que su tío político, Eustaquio García González, y su suegro,Arturo Ballester y Martínez Ocampo, serían cofundadores.
El 24 de septiembre de 1984, a los 96 años de edad, falleció en su tierra natal. Atrás quedarían los recuerdos de este destacado tenista tinerfeño y sus múltiples viajes de placer y negocios, por las Islas, la Península y la mitad de Europa.
Juan Antonio asumió las riendas del conjunto tinerfeño a comienzos de 1913 y hasta la temporada 1915-16. El señor Núñez sería elegido Presidente Honorario de la entidad, pero el madrileño no se desvincularía ni del fútbol ni de la isla. Años más tarde, en octubre de 1924, el CD Tenerife lo nombraría Socio Honorario por su labor como representante del mismo en Madrid.
El campo de deportes ubicado en la calle Miraflores fue uno de sus mayores logros. En diciembre de 1912, Edmundo Caulfield había adquirido un solar con la intención de cederlo al Tenerife SC. El terreno estaba en condiciones deplorables. Las obras de reforma comenzaron de inmediato. En un tiempo récord y sin apenas recursos, el Ayudante de Obras Públicas obraría un milagro.
La inauguración oficial del primer campo de fútbol santacrucero tuvo lugar con motivo de las Fiestas de Mayo (1913). El Centro de Propaganda y Fomento del Turismo había organizado un Campeonato Provincial, con una Copa de Plata en juego. En el primer partido el Tenerife venció al Laguna por 5-0, pero en la final el conjunto capitalino cayó ante el Victoria de Las Palmas por 0-1. Juan Antonio Núñez Maturana ya figuraba como presidente del Tenerife Sporting Club.Las competiciones más atractivas de este período fueron los Campeonatos Regionales de Canarias. Los de 1914, 1915 y 1916 los ganó el Tenerife, lo que le permitiría conseguir la Copa en propiedad. Todos los partidos se disputaron en la capital tinerfeña. En el primero derrotó al Marino de Las Palmas (4-0); en el de 1915, ganó al mismo rival (1-0); y en el último, venció por 2-0 al Porteño.
Durante su mandato se jugaron numerosos partidos contra equipos locales, insulares y extranjeros, algunos con resultados escandalosos: como los triunfos del Tenerife en la disputa del Campeonato local, frente al Serrano por 22-0 (1913) y contra el Isleño por 13-0 (1914). Otros dejaron un recuerdo imborrable, como la victoria tinerfeña ante el Club Victoria por 0-1, encuentro que se disputó, ante millares de espectadores, en la explanada del Puerto de La Luz (1913). Pero sin duda, el gran éxito de 1915 lo marcaría la increíble aventura andaluza. En el mes de abril, el primer equipo del Tenerife SC, Campeón de Canarias, se embarcó con destino a Cádiz y Sevilla. El conjunto se desplazaba por primera vez en su historia a la Península. En el primer choque, el Tenerife se impuso al Sevilla FC, Campeón de Andalucía, por un increíble 0-6. Al día siguiente, el 18 de abril, se disputó el segundo encuentro, con una nueva victoria, esta vez, por 0-1. Sin embargo, en el último encuentro caería derrotado ante el Español FC de la capital gaditana, por 4-2. A la vuelta, el recibimiento resultaría espectacular.
José Martínez del Pino, el presidente que emigró a Cuba
Su nombre simbólico era Pelayo. Alcanzó el grado 3º y llegó a ostentar los cargos de Orador y Vigilante de la Logia de Añaza nº 270. Se había iniciado allá por el año 1903, en una logia que tenía su fastuoso templo en la calle San Lucas de la capital tinerfeña. José había nacido en Santa Cruz de Tenerife, el 19 de julio de 1869. No fue hijo único. Sus padres, José y Leonor, traerían al mundo varios hijos. Uno de ellos, Joaquín, se convertiría en un conocido comerciante de comestibles y tejidos de la villa de Garachico, localidad en la que sus padres habían establecido su domicilio. Años más tarde, el 4 de febrero de 1899, en la Parroquia de Santa Ana, José contraerá matrimonio con una joven de la referida villa norteña, Carmen Rodríguez Labrador. Por aquel tiempo, nuestro biografiado vivía en la República de Venezuela, en un curioso enclave bañado por el mar Caribe, denominado La Guaira.
Poco a poco, se involucraría en la vida social de la capital tinerfeña. Ocupó distintos cargos en la directiva del Círculo de Amistad XII de Enero (1895-1914) y en la Sociedad de Socorros Mutuos La Bienhechora (1896), en la que impartió, durante algún tiempo, clases nocturnas como maestro. Militante del Partido Radical, figuraría entre los promotores en Tenerife de la Liga Anticlerical Española (1914).
El 6 de octubre de 1916, en el local de la Junta de Propaganda y Fomento del Turismo, los socios del Tenerife SC eligieron la Directiva de la temporada 1916-17. El comerciante tinerfeño José Martínez del Pino sería designado Presidente. Sin embargo, razones de índole profesional, favorecerían su salida del archipiélago con destino a Cuba, desvinculándose de esta sociedad deportiva antes de finalizar la temporada. El 24 de marzo de 1917, acompañado de su familia, partiría en el vapor español Manuel Calvo con destino a la isla caribeña. A pesar de la distancia no permanecería ajeno a su tierra. Así, lo encontraremos vinculado a la Asociación Canaria de La Habana.
Su presidencia efectiva en el Tenerife SC no llegó a los seis meses. En este período, el club tinerfeño disputaría varios encuentros, en su propio campo, contra equipos locales: como la Gimnástica, a la que venció por 3-0 (12-11-1916); o el Nuevo Fomento Oriental de Las Palmas, al que ganó por 1-0 (11-03-1917) y con el que perdió 1-2 (13-03-1917).
En la década de los treinta regresaría a Santa Cruz de Tenerife. Aquí fallecería, en su domicilio de la calle Santa Rosalía, el 3 de mayo de 1938.
Una triste noticia para un club que, como consecuencia de la terrible guerra civil, vivía inmerso en un peligroso letargo.
Abelardo Sacramento Molowny nunca imaginó que llegaría a convertirse en el patriarca de una brillante zaga de futbolistas. No fue jugador ni entrenador, pero su condición de Agente de Aduanas facilitó su acercamiento al mundo del fútbol.
Nació en Santa Cruz de Tenerife, alrededor de 1870. En septiembre de 1917, Abelardo ya figuraba como presidente del Tenerife SC, una sociedad en horas bajas, con cierta añoranza de los éxitos pasados, que sufre las secuelas de la Primera Guerra Mundial.
El Club participó en varios festivales deportivos, a beneficio de la Cruz Roja de los países beligerantes (Británica, Portuguesa y Belga). En el primero, perdió 0-6 con el Nakens SC (1917). Esta severa derrota causará en el Tenerife una herida difícil de cicatrizar, aunque un inesperado éxito para un modesto club del barrio santacrucero de Salamanca, que tomó su nombre de José Nakens Pérez, periodista sevillano cercano al movimiento anarquista. En el segundo, ganó al Isleño por 1-0 (1917); y en el tercero, venció al Añaza de La Laguna por 3-0 (1918).
La directiva también organizó numerosos encuentros con equipos locales e insulares, con resultados dispares. Asimismo, el club disputó el Campeonato de la Liga insular de 1918. El Nakens S.C. se llevaría el gato al agua. El fracaso de las Fiestas de Mayo de 1919 supuso un punto de inflexión para el club tinerfeño, un equipo que estaba casi hundido. Para las Fiestas del mes de Julio, invitaron al Campeón de Andalucía, el Sevilla FC, pero no vino. En su lugar vendría un acreditado equipo de otra isla. El viernes 25, como si de un milagro se tratara, el Tenerife arrolló al Gran Canaria. Un potente equipo que contaba en sus filas con figuras tan importantes del fútbol canario como Apolinario, Zabaleta y Gonzálvez, pero que nada pudieron hacer ante la avalancha blanquiazul. El resultado final fue de 8-0, una cifra escandalosa que ni los más optimistas esperaban.
Dos días después, en el mismo escenario, se volvieron a enfrentar. El Gran Canaria aguantó mejor las escasas acometidas de un Tenerife que poco se parecía al anterior. Sólo en los últimos 15 minutos, en los que metió tres goles, realizó un juego brillante. El resultado final arrojó un 4-0 a favor del equipo tinerfeño, un nuevo triunfo que recuperaba la ilusión por el fútbol en la isla. El Tenerife había resucitado.
Abelardo se despidió de la Presidencia con un partido benéfico para las familias de los pasajeros fallecidos en el hundimiento del Valbanera, un vapor español que había naufragado en los Cayos de la Florida, en septiembre de 1919. El encuentro terminó con un 0-3 a favor del Hespérides.
Mario García Cames, el presidente que hizo volar al Tenerife
Mario García Cames no era un superhombre pero gozaba de una excelente condición física. No era un loco excéntrico pero sentía una apasionada atracción por el riesgo y la aventura. Practicó ciclismo, motociclismo, halterofilia, automovilismo, aviación…Dicen que, casi siempre, con notable éxito. Su carácter jovial y extrovertido viajaría con él por Europa y también por el continente americano. Su simpatía y sencillez lo acompañarían a menudo en sus múltiples desplazamientos. Esta fue, sin duda, la brillante carta de presentación de este impresionante sportman.
Nació en la ciudad de San José de Mayo, muy próxima a Montevideo (República Oriental del Uruguay), el 22 de julio de 1883. El 24 de octubre de 1916, Mario fue nombrado Vicecónsul de la República Oriental del Uruguay en Santa Cruz de Tenerife. Más allá de un destino diplomático cualquiera, el interés de Mario por las islas hay que buscarlo en sus raíces, en el municipio lanzaroteño de Yaiza. Su carácter afable y su espíritu emprendedor encajarían pronto en la sociedad tinerfeña.
En octubre de 1919, asumiría la presidencia del Tenerife Sporting Club. Una entidad que estaba en horas bajas después de los éxitos cosechados entre 1914 y 1916, pero que, gracias a la gestión del nuevo equipo directivo, remontaría el vuelo y recuperaría parte del prestigio perdido.
El uno de noviembre de 1919, el equipo jugó el primero de los partidos concertados con el Real Betis Balompié. Por primera vez un equipo de la Península visitaba la Isla. En septiembre de 1920, llegaba a la isla la copa donada por el Camping Club del Uruguay, solicitada por Mario. El trofeo se disputaría contra el equipo campeón de Las Palmas. Tras su exitosa primera temporada (1919-20) en la presidencia, Mario dejaría paso a Melchor Ordóñez, en octubre de 1920. El 17 de mayo de 1921, tras su regreso de tierras americanas, volvería a su cargo. Sólo unos meses después, en noviembre, la Presidencia del Tenerife pasaría a Ricardo Martín y luego a Jacinto Casariego. En julio de 1922, la directiva entregaría las llaves del Campo de Miraflores, iniciándose, de esta manera, la reorganización del club.
El 8 de agosto de 1922, tendría lugar la constitución de la nueva sociedad de deportes Sporting Club Tenerife, que se haría cargo del referido Campo de Fútbol en régimen de alquiler y tomaría el relevo del Tenerife Sporting Club. La Junta tuvo lugar en el amplio salón de actos del Centro de Dependientes. El presidente elegido no sería otro que el ya conocido Mario García Cames, que estaría acompañado por otros diez directivos.
La isla de Cebú, más conocida como la Reina del Sur, forma parte del archipiélago de las Bisayas. Está situada en el Océano Pacífico, en un conglomerado de islas que conforman las Filipinas, territorio que estuvo bajo soberanía española hasta 1898. Allí, unos años antes, el 21 de febrero de 1874, nacería Melchor. Sin duda, el destino profesional de su padre, el diplomático y militar andaluz Melchor Ordóñez Ortega, lo explica todo.
El cargo deportivo más significativo de este Diputado Provincial y Catedrático de la Escuela de Comercio fue, sin duda, la Presidencia del Tenerife SC, no tanto por el tiempo que estuvo al frente de éste (poco más de siete meses) sino por la repercusión que el fútbol ya tenía en la Isla. El seis de octubre de 1920, asumiría este nuevo reto.
En este período, la actividad futbolística del club se limitó a enfrentamientos con equipos locales y tripulaciones de buques extranjeros. Melchor formaba parte de la Comisión de las Fiestas de Mayo de 1921, que programó dos espectaculares partidos contra el Sevilla FC. Al final, el conjunto andaluz no vendría. La Junta realizó gestiones con el Madera FC, que también fallaría. El público santacrucero tuvo que conformarse con un flojo rival, formado por tripulantes de la escuadrilla española fondeada en el puerto, al que venció por 5-0. Unos días después, la Directiva presidida por Melchor presentaría su renuncia. El 17 de mayo de 1921, la Junta General de socios elegiría un nuevo equipo directivo que sería dirigido, otra vez, por el uruguayo Mario García Cames.
La sombra de la política es, casi siempre, atractiva, y Melchor buscó cobijo en ella. En 1917, fue proclamado Diputado Provincial por el distrito de Santa Cruz de La Palma. Poco después, sería elegido Vicepresidente de la Comisión Provincial (1921). En la década de los 20, ostentaría el cargo de Vicepresidente del Real Club Tinerfeño (hoy Real Club Náutico de Tenerife) y la Presidencia de la Sociedad de Tiro de Pichón. Fue Presidente fundador del Real Centro Colombófilo Tinerfeño (1926). En 1927, fue nombrado Secretario Contador de la Junta de Obras del Puerto de la capital santacrucera, un nuevo cargo que no llegó en buen momento ya que su salud comenzaba a resentirse. Algo más tarde, en 1931, obtendría destino en Málaga, pero ese mismo año, volvería a la Escuela de Comercio tinerfeña.
Melchor Ordóñez fue siempre un hombre viajero. En la década de los 30, los trayectos de ida y vuelta a la Península fueron frecuentes. El último lo llevó a Barcelona, donde falleció el 20 de febrero de 1935, en un intento frustrao por recobrar su salud.
Ricardo Martín Ramos, un practicante en el Tenerife
Ricardo fue practicante de medicina, pero no hacía milagros. Llegó al Tenerife en uno de los peores momentos de su historia. La situación era crítica. Las deudas con los señores Caulfield, propietarios del campo de fútbol de la calle Miraflores, asfixiaban la escuálida tesorería del club.
Nació en Santa Cruz de Tenerife alrededor de 1883. Su generosidad no conocería límites. La Asamblea Suprema de la Cruz Roja le concedió en 1910 la medalla de plata de esta institución, por los servicios prestados como practicante, en el Dispensario benéfico de la Cruz Roja santacrucera. Durante años, prestó sus servicios en: el Hospital de niños (“El Hospitalito”), formando parte del equipo de trabajo del inolvidable Doctor Diego Guigou; la Clínica Nuestra Señora de Lourdes, del Doctor Veremundo Cabrera Díaz; el Hospital Civil; la Casa de Socorros y la sociedad de socorros mutuos “La Humanitaria”. Años más tarde, en 1930, sería designado Presidente del Colegio Oficial de Practicantes de la Provincia.
En noviembre de 1921, asumió la presidencia del Tenerife Sporting Club. Ricardo Martín se convertiría en el séptimo presidente de la historia de esta sociedad. Sin embargo, el escenario era nefasto. El club agonizaba y la Junta Directiva presentaba su dimisión, en un último intento, por conseguir revertir la situación. Claudio P. Sarmiento, en calidad de secretario accidental, convocaba una Junta General Extraordinaria para el 19 de febrero de 1922. Nadie se decidió, en un principio, a dar el paso. El momento era extremadamente grave. Dos meses más tarde, los socios aprobarían una nueva Junta presidida por Jacinto Casariego Caprario.
Durante su mandato, el Tenerife disputó varios encuentros de fútbol, como los dos partidos celebrados, en noviembre de 1921, ante los marinos del acorazado inglés Thunderer. Las victorias cayeron del lado tinerfeño por dos y tres tantos a uno.
Durante la II República participó, de manera activa, en el Partido Republicano Tinerfeño. Asociación política que representaba a un segmento importante de la burguesía insular. Poco después, tendría lugar el golpe militar del General Franco. La ciudad tinerfeña asistiría expectante ante los acontecimientos que se avecinaban. En esos días, un inoportuno accidente dejaba enfermo de gravedad al ya veterano Ricardo.
Ricardo falleció el 14 de febrero de 1943, en la misma ciudad que lo vio nacer. Atrás quedarán los inolvidables recuerdos de sus estancias veraniegas en la Villa de Arafo; las incontables horas de trabajo que dedicó, en cuerpo y alma, a su profesión; y una labor humanitaria y altruista difícil de olvidar.
En abril de 1922, Jacinto Casariego Caprario (SC de Tenerife, 26 de diciembre de 1892) pasó a la historia como el octavo presidente del Tenerife SC, el último antes de la reorganización del fútbol tinerfeño. La deuda con Edmundo Caulfield, propietario del campo de fútbol situado en la calle Miraflores, ascendía a poco más de mil pesetas. La posibilidad de jugar partidos en el referido campo era, cada vez, más complicada y la continuidad del club peligraba. El secretario del club, Lorenzo Ramírez, convocaba una Junta General para el 4 de julio de 1922. La directiva presidida por Jacinto Casariego había dimitido. A mediados de dicho mes, el equipo directivo entregaba las llaves del Campo al no poder pagar el alquiler del mismo. La suerte estaba echada.
La cantidad adeudada era importante, pero no lo suficiente como para justificar lo ocurrido. Podemos tomar como referencia que, sólo tres años después, cuando se emite el empréstito para la construcción del nuevo Stadium capitalino, se suscriben obligaciones por más de 250.000 pesetas. Sin duda, más que un problema económico, el club tenía un problema institucional y deportivo, que requería una rápida reorganización del mismo. En el diario La Mañana del 15 de julio de 1922, el cronista tinerfeño KIN-KE, ante la imposibilidad de expulsar a determinados socios del club al estar al corriente de pago en sus cuotas, llegaba a cuestionarse el por qué la directiva, de común acuerdo con todos aquellos socios que fueran dignos de figurar en la entidad, no disolvían la sociedad y la creaban de nuevo.
Sobre la marcha, el conocido jugador tinerfeño Julio Fernández del Castillo, con la colaboración de Rodríguez Bello, había iniciado las gestiones oportunas para la reorganización de la sociedad, tanto con el propietario del Campo como con el grupo de personas que asumiría las riendas del nuevo proyecto. Unos días después, el 8 de agosto de 1922, tendría lugar la constitución de la sociedad “Sporting Club Tenerife”, que se hace cargo del Campo de Miraflores, en régimen de alquiler, tomando el relevo del Tenerife Sporting Club. Al frente del Club Deportivo Tenerife (nombre castellanizado del Sporting Club Tenerife), figuraría, el otrora Presidente, Mario García Cames, una transformación societaria que pretendía solucionar los problemas del club. Al mismo tiempo, la denominación de la nueva entidad fue idéntica a la anterior, sólo se alteró el orden de colocación de los vocablos Sporting Club, todo ello con un objetivo claro: mantener en el Club la historia y trofeos ganados hasta ese momento.