FOTOS: JOSÉ DÍAZ
Valoro y agradezco la llamada del Presidente de la Asociación de Vecinos de Titerroy, Ismael Montero, para pregonar las fiestas de San José de 2016.
Un pregón no es sólo una llamada al divertimento y a la participación de la gente en la celebración de las fiestas del año. Es también un discurso literario de conocimiento del barrio, del pueblo o de la ciudad, con ocasión de la principal festividad. Pero sobre todo es la historia menuda de sus habitantes, nociones de sus costumbres como pueblo y sus formas de vida. Son sentimientos expresados con el corazón y el alma de quien lo escribe para divulgar sus vivencias y el sentir de la gente para que nada se pierda y olvide. Es una pequeña parte de la memoria histórica del lugar.
El día de Todos los Santos del año 1948, en la calle Norte nº 3, de Arrecife, fue mi primer día de vida, criándome entre el barrio del Lomo de la capital, y el pueblo natal de mi madre, en Güime (San Bartolomé), por lo que tengo una memoria vivencial rural y marinera que seguramente ha marcado mi vida, dándole una perspectiva y dimensión insular muy particular.
En Güime tenía mis amigos y contactos muy intensos con la naturaleza, junto a mi abuela Eugenia, y en Arrecife mi pandilla (Mingo, Amado, Chalo, Paco, Saró, Payón, etc) de la que disfruté con su inventiva, sus humildes juegos y con nuestras correrías por el Arrecife de los años 50/60: el Charco de San Ginés, Puente de las Bolas y Castillo de San Gabriel, Puerto de Naos, Muelle Chico, el Reducto y la costa hasta la Bufona por el cementerio y el vertedero de la basura.
Especial atención nos producía las esporádicas visitas al extraradio, a lo que nosotros llamábamos “los campitos” frente a la fábrica de conservas de pescado llamada Afersa, luego Garavilla, hoy recuerdos del pasado, puesto que lleva cerrada muchísimos años y sin esperanzas de que vuelva a abrir. Más al norte, lo que hoy llaman de Altavista y entre Altavista y San Francisco Javier y los Cuarteles, está nuestra querida barriada TITERROY, en lo alto de Arrecife, hacia el interior de la isla. Que portentosa y casual situación geografia tiene Titerroy, como si fuera el punto de encuentro moderno con el pasado más recondito. Si te abstraes y pones la cabeza a volar como los lanzaroteños y los buenos isleños sabemos hacer, y miras hacia arriba, verás a la derecha a Tahíche, algo menos y próximo a ti a Maneje, a la izquierda Argana y al frente ZONZAMAS. ¿Que fué TAHICHE, que MANEJE o ARGANA antes de la conquista de 1402?. Quizás fueron personajes “Majos” de nuestros antepasados que le dieron nombre a sus dominios, o tal vez, fueron simples territorios. Sería alentador, como dicen algunos especialistas que fueran personas, como lo fue ZONZAMAS, Rey de nuestra isla, antiguamente llamada TITERROYGATRA. Este visible jefe aborigen, fue quien le dio nombre a lo que hoy se conoce como la montaña o caldera de Zonzama, así como al poblado aborigen más importante de la isla.
Si el famoso rey Zonzamas ha llegado a nuestros días por el poblado donde vivió y la montaña y toda la zona tiene su nombre; ¿por qué, no Tahíche, Maneje y Argana, no fueron personas importantes de la época?. Las respuestas a estas preguntas no están en nuestras manos por ahora, pero de acuerdo con nuestros investigadores e historiadores actuales, la verdad cruda y descarnada se nos ofrecerá pronto. Sólo quiero llamar la atención de la comunidad de Titerroy, de Arrecife y de Lanzarote para que nos interesemos más por nuestra historia preeuropea, porque cuanto antes personas con talento y sabiduría se dediquen a este tipo de investigación, antes sabremos quienes somos y de nuestra procedencia, para así convivir en la modernidad e igualdad con nuestra identidad y forma de ser.
Sé que ya tengo años, que los siento en mi cuerpo, por lo que en mi cabeza he acumulado recuerdos, memorias y experiencias que no se olvidan nunca, que se fijan en ti y te marcan para siempre.
De pequeño con 6 ó 7 años, el territorio donde hoy se asienta Titerroy, ofrecía un paisaje limpio y despejado de tierras vegetales y arcillosas, inundado de pequeñas piedras de lava volcánica milenaria, coloreadas de líquenes de múltiples colores, rojos, ocres, amarillos. Una maravilla para quien quisiese mirar y ver, un regalo estético para la vista, con el disfrute de aquí un montículo, allá unos paredones, al frente lomas suaves y aterciopeladas, habitats de gorriones, cuervos, abuvillas “tabobos”, cernícalos, alcairones, avutardas y guirres. Como tampoco olvidaré cuando con 17 años nos trasladamos desde el barrio del Lomo, a vivir a Titerroy junto a mis padres y por entonces 6 hermanos. La sensación que noté y que todavía sigue vigente en mí, es cómo que, había escapado de una casa vieja, casi cayéndose, sin aseo completo y muy peligrosa, para alojarme y vivir en una especie de París imaginario. Nos sentíamos afortunados, no sólo con la nueva casa sino con los magníficos vecinos, que inmediatamente formaron parte de nosotros y nosotros de esa extraordinaria, pujante y trabajadora comunidad de Titerroy.
Titerroy en sus inicios era un grupo de casas aisladas y apartadas allá en lo alto de las afueras del Arrecife más rural. El barrio lo conectaron incómodamente y de forma inapropiada a través de la carretera de San Bartolomé. Sin embargo, la gente iba y venía a Arrecife por medio de unas veredas polvorientas y sin luz, en lo que hoy es la avenida de Alcalde Ginés de la Hoz. Sorprende por lo interesante, la solución que poco a poco se le fue dando a la conexión del barrio con Arrecife, con una amplia avenida desde la calle Eugenio Rijo Rocha hasta la Rambla Medular y con unas infrastructuras educativas, deportivas y culturales; así bajando a la derecha nos encontramos el Instituto Blas Cabrera Felipe, la Escuela de Arte Pancho Lasso y la Biblioteca Insular, a la izquierda la plaza del Club de Leones y la Ciudad Deportiva, amén de otros magníficos inmuebles que le dan carácter y prestancia a toda la ciudad.
A medida que vas pensando en el barrio de tu juventud, los recuerdos se te avivan y te tocan a la puerta de tus alegrías y vivencias. Recuerdo con satisfacción el cine Hollywood, la plantación de árboles (Laureles de India) del Concejal Fajardo, de la familia Torres de la Fé núcleo músico-vocal de la agrupación folklórica de Arrecife, de Hernán padre e hijo ensayando con la batería en su casa de la plaza SS Pío XII, al equipo de balonmano San josé, a familias y personajes populares como Juán Brito, Antonio Corujo, Jesús Soto, al magnífico matrimonio Chano y Mamana reina de la belleza de Lanzarote por aquellos años. Pero lo que más me llena de satisfacción son los vecinos de mis padres y los míos, de mi esposa y mis tres hijas. María de Uga, las dos Mercedes, Casimiro que hacía los mejores churros, después de los de Paulina y su hijo Marcial en la Recova, Dolores de San Bartolomé, Antonia de Órzola, Nena, y el recuerdo de Antonia Martín Cerpa “Toña”, siempre gratificante por su vitalidad positiva y su trabajo incansable por el bien del barrio, junto a Romanita y Frasca, así como de tantos y tantos amigos de todos los rincones de la isla.
Quiero mirar donde no solemos hacerlo para darnos cuenta que Titerroy es como la memoria genética de nuestros antepasados más profundos. Es un barrio sólido, con alma, que tiene la magia de la gente sencilla, humilde y trabajadora.
La gente de Titerroy quiere a su barrio, lo ha demostrado a lo largo de su historia, conservando el mobiliario público, manteniéndolo limpio; sorprendiendo aún hoy, como los vecinos barren e incluso friegan las aceras de su casa evidenciando un nivel de vinculación y compromiso con su casa, su calle y su barrio, digno de los más encendidos elogios.
En Titerroy se da un hecho curioso por su singularidad, dado que es difícil encontrar en otras localidades un fenómeno de igual naturaleza al que se observa en la gente de un barrio, de algo más de siete mil personas que fueron llegando por oleadas en función de los varios grupos de viviendas que se construyeron desde los finales los años 50. Los que poblaron Titerroy, trabajadores de las más variadas profesiones, especialmente marineros y agricultores, matrimonios con muchos hijos nacidos en otros lugares de Arrecife o en el interior de la isla. Sorprendéntemente dejaron de ser de aquí o de allí para ser exclusivamente de Titerroy.
Aún recuerdo con melancolía, cariño y cierta magua, como cuando se encuentran dos octogenarios en la plaza Pío XII, Pepe y Marcial;
y pregunta Pepe:-¿de dónde eres tú Marcial?-
-y le contesta -¿quién yo?-
-si hombre si, tú-
-¡ah!, yo soy de Titerroy-
-¿y tú?-
-yo también-.
Curiosamente había nacido uno en Papagayo y el otro en Femés, así de singular y potente es la gente del barrio.
Tite ha dado grandes hombres y mujeres, destacados en deporte, política, en las ciencias, enseñanza, moda etc, pero sobre todo, su gente sobresale en su compromiso por el trabajo bien hecho, en la dinamización de Arrecife, marcando la vanguardia cultural y social alimentando el alma de la ciudad.
A pesar de que en Titerroy viven más personas que en algunos municipios de la isla. Es una comunidad muy paciente, excesivamente paciente, ya que necesita con premura un Plan de cohesión social, cultural y de ocio. NECESITA infraestructuras y obra pública con diseño práctico y estético, seguridad e intervención decidida y sin más dilación en los hogares que no han resistido el paso del tiempo, siendo ineludible su rehabilitación. Sé, me consta que los mandatarios municipales e insulares están en el tema y tienen muy avanzado un merecido plan de actuación. Pero es de justicia saludar y felicitar la labor que está realizando la Asociación de Vecinos con su Presidente Ismael Montero al frente, para concienciar y convencer a las autoridades competentes en la resolución de los problemas citados.
La belleza de un pueblo está en su diversidad, en el trabajo, la solidaridad y la tolerancia. La belleza de un pueblo está en cultivar la educación, la cultura y la paz. Porque es buen trigo el que no ignora que antes de trigo fue espiga y antes de espiga fue paja y Titerroy es sin duda, buen trigo.
Arrecife cuenta con el empuje y la fuerza que imprime TITERROY, porque TITE es vida, ilusión y compromiso, ya que la gente por su educación, solidaridad y buenas costumbres tienen cuna, buena cuna, pero su gran cuna es Titerroy. Por ello debemos sentirnos agradecidos, contentos y orgullosos por el desarrollo económico y social alcanzado con la paticipación de todos.
Quiero contarles algo que no he compartido con mucha gente, seguramente por no encontrar la ocasión.
Mi madre, era una excelente madre y una bondadosa mujer.
En el año 1970, estando yo prestando el servicio militar en el cuartel de Lanzarote, entre mi casa , en la calle 'Hermanos Álvarez Quintero' y los cuarteles no había casi ninguna construcción, sólo un llano despejado, en el que veíamos perfectamente las actividades militares que se desarrollaban en el exterior.
Mi madre de tanto oírlo conocía muchos de los toques de corneta, ( toque de diana, de oración, de paseo, retreta, etc ). Pero una madrugada, estando disfrutando junto a todos los soldados de Lanzarote de lo que nosotros llamábamos ' pase de pernocta', que autorizaba a dormir en tu casa, mi madre me despertó alarmada diciendo: - Algo pasa en el cuartel, están tocando la corneta de forma insistente y como si tuvieran prisa-.
-Levántate Marcial y vete corriendo a ver qué pasa-.
Al llegar a casa al mediodía, mi madre muy interesada ante un toque de corneta que no conocía, me preguntó:
-¿ Qué era lo de esta mañana ?- A lo que contesté:
-Una generala mamá-.
Abrió los ojos, me miró con sorpresa y me dice:
-Marcial, en el ejercito no hay mujeres-.
Les recuerdo, que generala es un toque de alarma para que la tropa tome rápidamente las armas.
Te siento pero no te oigo, te veo avanzar por el sendero
de la vida y sigo sin oirte, no te achantes en el olvido,
no claudiques con el conformismo, alza el pensamiento
y reinvidica lo de todos, no desfallezcas en el intento y
prende la luz de tu integridad, mantente digno de por vida,
rechaza a los mediocres que tratan de decidir por ti y
los tuyos. Nada está perdido, nada, agárrate a la suave
luz que tintinea insisténtemente allá,a lo lejos y reconstruye
tu propio universo. Porque el buen futuro se construye desde el presente.
Te siento y ya te oigo, te miro y te veo porque ya te siento,
¡ay, gente de Titerroy!, ¡ay, Lanzarote de Titerroygatra!.
Muchas gracias.
Marcial Martín Bermúdez