MENCEY MACRO
Independizarse forma parte del proceso de la vida. Es una necesidad vital de cada ser humano y colectivo para autorealizarse.
Obtener tus propios recursos, gestionarte a ti mismo, satisfacer tus propias necesidades y prioridades, tomar tus propias decisiones, decidir cómo quieres vivir, cómo quieres relacionarte con el mundo, Con quién vas, a dónde vas... Eso es la independencia.
Tomar conciencia de ti y del conjunto desde tu propia libertad e iniciativa. Una situación de vida sana y necesaria. Evolución, que se llama, hacia la madurez.
El ser humano consciente facilita el tránsito hacia ese estado, colabora, abre puertas y ventanas para que todo eso sea posible.
No las cierra, no amenaza, no impide los procesos naturales, contribuye a aportar estabilidad y establece conjuntamente nuevas formas de relación, diálogo y acuerdos.
El ser humano consciente no boicotea los procesos individuales ni colectivos, sino que los ayuda a evolucionar. No busca aferrarse ni apegarse, no actúa desde el resentimiento, el odio y la rabia para someter a quien decide iniciar un nuevo camino de vida.
El ser humano consciente sabe que nada es estático, todo evoluciona a cada instante, los cambios forman parte del proceso, los acepta, los vive y avanza.
El ser humano consciente abre puertas, no las cierra. No invade competencias ajenas, ni impone. No amenaza con el desprecio, ni con el abandono, ni da la espalda a quien es libre de SER. Está presente y acompaña con consciencia.
El nacionalismo es mirar al pasado con resentimiento hacia el otro, el independentismo es mirar al futuro con esperanza y con confianza en uno mismo.
El camino de la independencia no es sinónimo de levantar muros, ni de aislamiento. Es simplemente asumir el timón de tu propio rumbo, de tu nueva situación que te lleva también a forjar relaciones desde el respeto y la dignidad de SER quien eres para atender tus necesidades y hacer tu camino a tu manera.
El ser humano consciente siempre apoya con comprensión ese proceso de libertad.
Dejo estas palabras en un momento donde por desgracia, se ve todo lo contrario