Sin atención médica en Los Rodeos
Llámese Los Rodeos o aeropuerto de La Laguna, nuestro aeropuerto de Tenerife Norte sigue siendo un aeropuerto mediocre, por culpa de la gestión del ministerio de Fomento. Ahora, vuelve a colarse en unos pocos medios de comunicación la situación real del aeropuerto tinerfeño, a través del cual se mueven más pasajeros del Archipiélago, desgraciadamente, a raíz del fallecimiento de otro pasajero en las instalaciones aeroportuarias.
Hace ya algunos años, los trabajadores y trabajadoras, denunciamos que se suprimían del aeropuerto del Norte los servicios de traslados medicalizados (ambulancia) y el servicio médico (botiquín); aunque en la página web de AENA siga apareciendo que los hay, lo mismo que pasa con una supuesta ermita (fantasma), que se cerró al público al tiempo que se inauguró la actual terminal de pasajeros, o antes.
No quiero entrar en este reciente fallecimiento, por respeto al dolor de la familia de la persona afectada, seguramente, por la falta de servicios básicos en uno de los pocos aeropuertos que da beneficios y no para de crecer. Pero si creo que se deben tomar medidas políticas para forzar al Estado a reinstaurar estos servicios básicos y salvaguardar una de las instalaciones aeroportuarias donde se concentran gran parte de los viajes interinsulares y, por lo tanto, de los más usados por los pobladores de Canarias.
AENA, argumentó en su día que no tiene obligación legal de tener botiquín o ambulancia; que ésta se crea a partir de 8 millones de pasajeros. La realidad es que el volumen de pasajeros actual es de poco más de 4 millones; esto se puede traducir en un equivalente actual a una cantidad anual de 6 millones, considerando que Tenerife Norte abre solo 16 horas y, si estuviese abierto las 24, alcanzaría la cantidad citada.
Aun así, por encima de la “obligación legal impuesta” está la “obligación moral”; la contemplación de complicaciones de tráfico o de procedimientos de seguridad que blindas las instalaciones, y puede retrasar una asistencia desde el exterior; o la consideración del crecimiento, en cuanto a presupuesto y usuarios, del propio aeropuerto.
Si queremos convertir Tenerife Norte en un aeropuerto de primera categoría, no hay que esperar a que tengamos 30 millones de turistas anuales, o a que la población del Archipiélago se duplique: hay que actuar, política y socialmente, ya.