Nicolás el Calabaza y sus huesos
FÚTBOL DE GARRAFÓN
Como es sabido por los que amamos este gran deporte, el fútbol de nuestra querida isla de lanzarote de siempre ha estado "salpicado" con excelsas singularidades. Isla pequeña, cierto, pero por encima de todo bien cargada de historia y anécdotas futboleras que han culminado hasta el presente momento en un auge precioso además de preciso, donde cientos de niños buscan en el deporte rey no tan sólo divertirse; también probarse, gustarse y además, si tienen condiciones, gustar a los que por los campos pasan a ver esos partidos.
Antes, mucho antes en el tiempo y con muy pocos recursos y medios, aquellos niños se buscaban la vida para satisfacer sus necesidades futboleras disputando sus partidos en entornos muy poco adecuados, aunque no por ello menos atrayentes.
Dejando a un lado las hemerotecas y fotos que se las dejo a mi amigo Pepe Marquez que entre otros han hecho un trabajo encomiable, lo cierto es que por entonces, desde esa época, fueron apareciendo jugadores de cierto nivel que subrayaron de manera imborrable su nombre en la historia del fútbol lanzaroteño.
De entre ellos, sobre todo por su enorme longevidad, me gustaría hoy mencionar a un portero de menuda figura que a día de hoy sigue disfrutando y participando en el fútbol, me atrevería a decir , casi como el primer día. Se trata de Nicolás Pérez más conocido por EL CALABAZA, con toda seguridad el "verdadero" portero entre todos los porteros de fútbol de la historia en esta santa isla de Lanzarote.
De aquellos inicios en los alevines del histórico CD LOMO de manos del inolvidable Tino, Nicolás el Calabaza ha ido escribiendo su particularísima y dilatadísima trayectoria en una variopinta cantidad de equipos donde cabe destacar al CD ARRECIFE, UD LANZAROTE, SANTA COLOMA, PTO. CARMEN,... etc.
Como trotamundos incansable por la geografía del fútbol insular puedo considerarlo como caso único, con un "apetito" por practicar esto del fútbol propio de incluirlo en el libro GUINNESS DELOS RECORDS. Y es que a sus 64 años este joven de cierta edad continúa entregándose bajo palos con la misma animosidad de siempre.
Su delgada figura nos hace creer que por este hombre malamente han pasado esas más de seis decadas, pero es que su jovial espíritu transmite inequívocamente que para practicar el deporte que a uno le gusta NO HAY EDAD.
Actualmente enrolado en las filas de los veteranos de La Asomada, no es su mente la que le está echando pa atrás, ni muchísimo menos. Son sus ya maltrechos huesos que después de tantas miles de lanzadas bajo tantas miles de porterías, los que están haciendo meditar al bueno de Nicolás el Calabaza en su marcha del fútbol como activo practicante.
Sin duda ejemplo de deportista como mínimo para todos los que practican el fútbol, pero especialmente para todos los porteros isleños que deberían en algún momento reflejarse en Nicolás como arquetipo de deportista incansable a seguir.
La historia del fútbol lanzaroteño no se entendería sin él.