Lengua común y guerra ajena
La corrección y bagaje del lenguaje coloquial y periodístico parece haber desaparecido o de haberse deteriorado gravemente.
Los contendientes destruyen los depósitos de municiones del enemigo, cuando de siempre este tipo de almacén tan especializado tiene nombre propio y se llama polvorín, con la variante de que en un buque se llama santabárbara, lugares donde está estrictamente prohibido fumar, evidentemente querido amigo, no puede ser de otra forma, norma que no ha cambiado en varios siglos.
Las personas aficionadas al periodismo deberíamos poner un granito de arena para el mantenimiento de las formas en el lenguaje de la nueva prensa libertaria de internet.
Sobre el lenguaje alternativo ya tenemos doctas opiniones y no quiero entrar a analizar ese contralenguaje, que cuando menos pone en jaque a la lengua española y a toda su amplia historia y evolución despreciando así una de las lenguas más ricas de la humanidad.
(*) Licenciado en Derecho. Máster Internacional de Turismo