Dos estadios (In Memoriam)
Dada mi calidad de muerto viviente puedo hablar de la formación del Estadio del Marino Club de Fútbol, posteriormente llamado Estadio Insular, y del estadio Gran Canaria con cierto conocimiento de causa de su construcción. Soy un joven de 85 años próximo a cumplir los 86, edad en la que en un debate demográfico dijeron que no teníamos derecho a vivir más tiempo por lo que afectaba a la justicia social, y sobre todo a las pensiones.
Dada mi calidad de muerto viviente puedo hablar de la formación del Estadio del Marino Club de Fútbol, posteriormente llamado Estadio Insular, y del estadio Gran Canaria con cierto conocimiento de causa de su construcción. Soy un joven de 85 años próximo a cumplir los 86, edad en la que en un debate demográfico dijeron que no teníamos derecho a vivir más tiempo por lo que afectaba a la justicia social, y sobre todo a las pensiones. Aunque he titulado este trabajo “Dos estadios”, podría hablar de tres, pues uno más modesto, como otros espacios deportivos de Gran Canaria, tiene el mismo parentesco que el que se ha dado a la construcción a una de las obras arquitectónicas más importantes de Gran Canaria, honrándola con su nombre. Me refiero al campo de fútbol Chano Cruz, situado en la Vega de San José, y en cuya denominación tomé parte importante, pues siendo partícipe de la comisión de deportes de la asociación de vecinos del barrio influimos por el citado nombre debido a que fue en su vida un benefactor activo de los enfermos y de todo lo que se refiriera al barrio de su nacimiento. Se dice que cuando en el entierro de una persona llueve es señal de santidad de la persona muerta, y recuerdo que en el día su entierro llovió a cántaros, circunstancia impropia de nuestro clima. Espero que alguien o algunos invadidos por la cultura populística no se atrevan a cambiar su nombre por el de algún personaje futbolístico que en el momento de servir para tal maniobra deberá ser reconocido como un personaje de pacotilla.
El tema de los estadios ha salido a relucir por unas declaraciones, que no conozco, de Gonzalo Angulo que han levantado una gran polvareda. Algo muy fuerte ha debido comentar, que la persona supuestamente aludida no ha salido al paso y sí lo ha hecho un supuesto mandado que ha dicho muchos disparates. No voy a recogerlos todos, ya habrá ocasión, porque creo que este tema seguirá dominando el ambiente incluso después del 22 de enero del mes corriente, día en que este muerto viviente cumplirá 86 años; edad, como antes dije, tiempo razonable para ser un sobrante demográfico. Pero sí destaco al que se refiere a la suciedad que produce las pistas de atletismo, pues siendo el interfecto aludido componente de la directiva del club que de forma exclusiva utiliza el estadio, ya se deberían de ocupar de su limpieza.
Además, la discusión ha suscitado habladurías que estimo inconcebibles; vamos a considerar anecdótico cuando dice que la construcción del estadio Gran Canaria dio ocasión a la expansión de Las Palmas de Gran Canaria en lo que se llama Siete Palmas, ya en su embrión de construcción cuando se creó el estadio. Sin que se dijera en cambio que el Estadio Insular fue construido en un lugar desierto formado por un gran oasis de arena propicio para la expansión de la ciudad.
Uno de los comentarios publicados contradictorio a las, por mí desconocidas, declaraciones de Gonzalo Angulo, deriva hacia su participación responsable de la construcción de dicho estadio, repito, una de las manifestaciones arquitectónicas más importantes del Archipiélago Canario, tal vez desconociendo que con toda legalidad, Angulo pertenecía a una Consejería del gobierno del Partido Popular del Cabildo de Gran Canaria, y eso da lugar a que todo lo que se hizo para el estadio Gran Canaria fuera acuerdo tácito de todo el ejecutivo cabildicio de aquel momento, tanto en lo que se refiere a su construcción como al dinero expuesto para ello. En el comentario aludido se da la sensación de que la promoción del edificio fuera debido al poder comunista. Mucho cuidado con decir estas cosas porque podríamos entrar en comparaciones con la construcción de Estadio Insular, promovida por un personaje que sí es cierto no fue comunista, por un importante elemento de la ultraderecha canaria, acusada de lo que mucha gente sabemos. Por eso creo que no debemos dar motivo para salirnos de lo que verdaderamente se está discutiendo, las chapuzas que un obcecado quiere hacer en el estadio Gran Canaria, las cuales, según mis noticias son unas gradas supletorias que caigan sobre las pistas de atletismo, pretendiendo el acercamiento de los aficionados y su ánimo a los jugadores, a lo mejor desconociendo que la FIFA aconseja que desde la primera grada hasta la línea de banda de los campos de juego haya 6 metros de distancia, por lo que siguiendo los consejos de este organismo internacional los metros de distancia que se pretenden eliminar serán reducidos.
Por supuesto, esperanzado de que me den prórroga de vida a mis 86 años, seguramente habrá motivo para volver a tocar este tema. Tengan seguridad mis lectores que a lo mejor mis comentarios referentes a los detractores que han salido a relucir sean más intensos y con datos precisos que la realidad de la construcción del estadio Gran Canaria, una decisión por acuerdo de un Ejecutivo de gobierno del Partido Popular y no de una sola persona, que es justo lo que está ocurriendo ahora, según me figuro, tomada en esa secretaría que ha puesto la Unión Deportiva Las Palmas en la primera grada de preferencia del estadio en cuestión. Esperemos.