Y ES QUE NO SEMOS NAIDE
Por lo menos yo, a estas alturas y aunque me joda, tengo que reconocer que no soy naide. El puñetero corrector automático del feibu, erre que erre, me pone nadie donde yo escribo naide, como mi abuela, que decía naide y no nadie, que parece más fino y, por eso, ya es algo.
Y digo que no soy naide porque, por más que rebusco, no encuentro mi nombre en ningún papel de los de moda de Panamá, ni de esa isla de nombre de abriguito a cuadros primaveral, ni de Andorra, ni de las Bahamas o de las Vírgenes y, que conste, que me refiero a esas islas de tan raro y escaso apelativo.
La cosa no para ahí. Hacienda no me embarga la pensión para pagar multas de 70.000 eurillos y a pagar los otros 200.000 que escaquee a los ojos de los que dicen que “somos todos”. Probablemente es porque no soy un presidente en desuso. No aparezco en los papeles de contabilidades B-PPeras ni de ningún otro trampantojo partidario de cualquier color. Tampoco he sido vicepresidente ni he tenido cargos directivos del FMI ni Bankias que se parezcan. Las tarjetas que me dan los bancos son de colores y me cobran por su uso y, por más que las pido de unas que llaman “blak” me dicen que esas son como los billetes de 500, auténticos fantasmas solo visibles pa’privilegiados.
Por no ser, ni siquiera he sido tesorero de la Comunidad de Vecinos del Camino Largo lagunero, ni del Club de Lucha Canaria del Ortigal el Alto ni de la Banda de Música de Chipude, cargos que me hubieran permitido crear una saneada fortuna personal. No tengo el teléfono del Urdangarín ni de la Sofía, de su papá o de su hermano ,ni el de ninguno de los Pujol, ni siquiera el de algún Esquivel que me preste un chalet mientras me arreglan los desagües del piso.
No tengo yate. Si quiero salir de pesca me hablo con mi pariente Luis que tiene un barquito con motor marino Lister Diesel de 30 HP y, cargando unas garimbas pa’la espera, nos vamos a las caballas porque por aquí no aparece ni un salmón noruego despistado. Tengo un todoterreno lleno de abolladuras en la chapa de hojalatilla japonesa, pero tengo echado el ojo y solicitado catálogos pa’un yatito de CMB Yachts, el Miracle-Hull, de solo unos 15 milloncejos –uno es modesto- y, para el coche, dudo entre el Jaguar XJ, muy baratito, el Porsche Carrera 911 y el Lamborghini Huracan. Todos los catálogos los he pedido a nombre de una sociedad de’sas “ofchore”, la “Gofio Millo Gulfo Strim” - con sede en Europa, en un sitio que llaman Lichenten pa’que no se diga que los indígenas no somos europeos por convicción- y con dirección postal en la Calle Trasera de San Sebastián, aquí en Gomera. Todo ello en espera de que aparezca en algún papel de´sos de moda porque pienso que si el tal J.M. Soria, un criollo repsolero y energético, no se acordaba de los que tenía a su nombre, al de su padre y al de su hermanísimo Luis Alberto, a mi me puede suceder lo mismo.
Si no es así, y dado que la fiscalía me ha mandado a la policía gubernativa a preguntar porque les había reclamado que averiguara si yo figuraba en alguna trapisonda bancaria o societaria y no lo supiera o recordara, no me queda más remedio que pensar que, aunque me joda, no soy naide.
Claro que no sería yo solo y es que estas islitas africanas casi todos ¡semos naide!
Francisco Javier González
Gomera a 19 de abril de 2016