Cuenta un relato –manifiestamente apócrifo - que el inquisidor Torquemada, en un arranque inaudito de generosidad, permitió a un “marrano” toledano elegir si quería que la hoguera en que se le iba a ejecutar fuera encendida desde la izquierda o desde la derecha. Desde luego que al piadoso dominico confesor de la reina Isabel –la Católica, por supuesto- a pesar de sus antecedentes sefarditas, ya que, según su coetáneo Hernando de Pulgar también de origen sefardí, “sus aguelos fueron de linage de los Judios convertidos á nuestra Santa Fé Católica” no se le pasó por la mente el dar al pobre condenado la opción de elegir entre la de no servir de pasto de las llamas o la de ser quemado vivo para mayor honra y conservación de la santa fe. En esa tesitura ¿qué más daba ser quemado por la diestra o por la siniestra? Parecido dilema al del desgraciado converso toledano –que pudo ser uno de los más de 2.000 llevados a la fogalera en el primer decenio del reinado de la católica reina española- es el que se le presentaba a los condenados a muerte en el estado gringo de Utah que podían elegir entre el fusilamiento o la inyección letal. Para el sistema la opción era indiferente. El resultado no variaba. El condenado, de una u otra forma, la palmaba y la autoridad obtenía su venganza legal. El último fusilado lo fue 2010 y lo eligió “porque creía que era más humano”. Su elección no inmutó a la justicia gringa que sigue adelante con su planteamiento penal.
Ahora nuestro Presidente pseudoautónomo y sus adláteres medianeros de la finquita colonial que es Canarias reproducen el dilema torquemadiano, pero aplicado al territorio que España controla y ellos administran delegadamente y que, cara a nuestro futuro –físico y político- puede ser comparable a quemarnos por la izquierda o por la derecha. Se nos pretende a los canarios colocarnos ante la disyuntiva de contestar con un SI o un NO a la tramposa pregunta de "¿Cree usted que Canarias debe cambiar su modelo medioambiental y turístico por las prospecciones de gas o petróleo?". Si contesto SI estoy apoyando las prospecciones de hidrocarburos que, en las circunstancias actuales, es entregar en manos de la metrópoli y sus secuaces empresariales de REPSOL algo que, de explotarse algún día, debe ser con el consenso y para el beneficio de esta expoliada tierra y su ciudadanía, esto es, con mi afirmación refuerzo el dominio colonial y la explotación de los posibles recursos canarios. Si contesto NO lo que refuerzo es el actual modelo de desarrollo medioambiental y turístico, que no deja de ser otro modelo de destrucción del territorio y saqueo de los beneficios que el turismo podría significar para una Canarias dueña de sus recursos, aunque, en este segundo caso, con algunas migajas más del pastel para las elites político-económicas canarias. ¿Cómo queremos reforzar más la dominación colonial y la intermediación de los políticos jilufos? ¿Con el actual modelo bananero favorable a los touroperadores europeos y cuatro caciques asimilados o con el que, como ejemplo, es el petrolero impuesto en Guinea Ecuatorial, que solo enriquece a los operadores foráneos y los corruptos bolsillos de los Obiang&Cía? ¿Fusilamiento o inyección letal?
Me parece evidente, por la experiencia que da la historia, que tanto el desarrollo de la industria turística como la de hidrocarburos puede significar una de las bases para el desarrollo armónico y global de un país –aunque nunca la única como ha pasado con toda la sucesión de los monocultivos coloniales que hemos sufrido en Canarias- pero también puede ser el factor más decisivo en su destrucción moral, material y política. Todo depende de cómo, por quién, para qué y para quién se desarrolle. Como ejemplo nos vale que Canarias recibió el pasado 2013 un total de unos 12.100.000 turistas –de ellos solo 1.250.00 españoles y 10.850.000 de otros foráneos- mientras que Cuba, en el mismo año, recibió 2.853.000 (cifras en ambos redondeadas para mejor comparación). En Cuba, según un análisis de la tesis de graduación de Jorgelina Diez en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Nacional de Mar del Plata (2008) “El modelo de desarrollo turístico aplicado en relación con la economía nacional ha posibilitado que en el presente califiquemos al turismo como la “locomotora de la economía cubana”. La actividad turística ser ha convertido en la principal fuente de ingresos de divisas para el país. A su vez, el derrame de la demanda de bienes y servicios ha propiciado –en el resto de los sectores- la creación de cientos de miles de empleos, ha obligado a introducir nuevas tecnologías y a modernizar las instalaciones al poner a su disposición un recurso que crece más del 15% por año”. Hay que tener en cuenta que para ese año de 2008 el estado cubano poseía, a través de las varias “Cadenas Turísticas” -competitivas entre sí- un 80% de la propiedad de las instalaciones turísticas, cifra que ha ido disminuyendo con nuevos establecimientos en régimen de copropiedad público-privada y algunos de propiedad privada extranjera –como los Meliá p.ej- pero con un concierto con el estado sobre los beneficios generados. ¿Sucede lo mismo con la propiedad de los establecimientos turísticos en esa colonia insular africana y con el reparto de beneficios? ¿Puede Canarias decir, como si lo puede hacer Cuba y lo atestigua la ONU, que es el único país del mundo que cumple los dos criterios que para la WWF (w.w.f. world wide foundation for nature) entraña el que se posee un desarrollo sostenible, que son un índice de desarrollo humano alto (IDH> 0,8) y una huella ecológica sostenible (huella< 1,8) lo que la coloca en el “top-ten” del desarrollo ecológico que encabeza Suiza, quince lugares por encima de España y más de cincuenta sobre gringolandia?
Lo lógico sería abstenerse de este proceso, bichado en origen, pero esa opción, sin otra alternativa, significaría a su vez dar la espalda a los movimientos ciudadanos que son en realidad los que han impulsado la lucha contra las prospecciones de hidrocarburos pero que, desgraciadamente, no han sabido o no han querido –que de todo hay- imponer una pregunta clara y directa al gobierno delegado canario como ¿Apoya usted las prospecciones de hidrocarburos en aguas canarias? Aclarando, de paso, que si esas aguas no se consideran “aguas canarias”, según el Derecho Marítimo Internacional, mucho menos pueden considerarse como “aguas españolas”. También, si se quiere dar una alternativa en la pregunta, ¿porqué no la de "¿Cree usted que Canarias debe cambiar cualquier posible modelo basado en las prospecciones de gas o petróleo por otro de energías limpias y renovables?"?. Ahí sabría a ciencia cierta todo nuestro pueblo lo que apoya y lo que rechaza y, en el muy probable caso del rechazo a las prospecciones –y, ¡ojo que son prospecciones y no simples sondeos!- y el aún más seguro rechazo del gobierno colonial a lo que el pueblo canario decida, nos planteamos ¿estarían las autoridades medianeras canarias dispuestas a ejercer de ATUTÓNOMAS por una puñetera vez y plantarse en la ONU a denunciar el atropello español sobre un TERRITORIO NO AUTÓNOMO como es Canarias?
Creo que, con su habitual torpeza y prepotencia el gobierno colonial español nos resolverá la disyuntiva. Prohibirá la consulta pauliniana alegando que, aún no siendo un “referéndum” sino una simple consulta, vulnera “su” constitución. Así no nos dejará otra salida que continuar la lucha por todos los medios, demostrando una vez más que solo la ruptura de la dependencia colonial, la INDEPENDENCIA, es capaz de resolver este problema y, desde el clamor de la calle, empezar seriamente a reclamar nuestro legítimo derecho
Gomera a 7 de Octubre de 2014
Francisco Javier González