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Francisco Javier González

RAJOY Y SU PP. INCONFESOS Y MALEDUCADOS

Soberanista

Francisco Javier González | 12 de febrero de 2016

 

A los niños de los 40 nos cogió de lleno la “educación” del nacionalcatolicismo puro y duro. Aulas con fotos grises de Franco y José Antonio  a los lados del crucifijo central en la pared del fondo, en las laterales mapas de España y Colonias –con Canarias al norte del Rif donde el letrero ponía “Protectorado español- bandera de España en el patio con canto del “caralsol” a la entrada y del “Isabel y Fernando” al recreo, confesión sabatina y misa dominical en rigurosa formación

Marco deprimente que nuestras mentes infantiles no lograban entender en su significado profundo pero que, a los que lo vivimos, nos inquieta la tendencia, cada vez más acusada, del poder a revivir aquella época plúmbea y ninguneadora, no en su escenografía, sino en su espíritu y objetivo castrador de inquietudes y rebeldías.

Teníamos diariamente clase de “Catecismo”, con “manuales” que variaban según la escuela entre aquellos dos inefables del Padre Astete y del Padre Ripalda, con sus preguntas y respuestas. Me viene a la mente ahora alguna de aquellas preguntas y sus respuestas que bien se podrían aplicar estos cachorros del neofranquismo que son los caballeros del PP que, ya a estas alturas, ignoro si son las siglas del “Partido Popular” o del “Partido de la Podredumbre”. Se preguntaba el Padre Astete en la Cuarta Parte de su manual, la referida a los siete Sacramentos de la Santa Madre Iglesia, sobre cada uno de ellos. El tercero de los cinco “de necesidad”, tras el bautismo y la confirmación, era el de PENITENCIA, que establecía las condiciones para el perdón divino de los pecados postbautismales. Cinco son esas condiciones, a saber: Examen de conciencia; dolor de corazón; propósito de la enmienda; decir los pecados al confesor y cumplir la penitencia. Pues los honestos “caballeros de industria” –como llamaba a los estafadores y vividores de lo ajeno  el satírico y falso Barón de Illescas, Nicolas Ramírez de Losada- del PP con sus altos cargos a la cabeza, debieron haberse saltado las clases de Catecismo o los cursillos de cristiandad. Católicos son, pues cada vez que toman posesión de sus cargos se hinchan a jurar por Dios, Evangelios en mano, pero, repito, se olvidan del Sacramento de Penitencia o de la Confesión.

Todos ellos, empezando por su jefe máximo, el tal Mariano Rajoy, están inconfesos. Deberán, si quieren ir al cielo a gozar de la vista de Dios, 1º. Hacer un riguroso examen de conciencia, si es que les queda alguna; 2º. Mostrar su contricción, esto es, su arrepentimiento, aunque sea como lo que la Iglesia llama “atricción”, normal en muchos arrepentidos que vemos estos días en los juzgados, en que el arrepentimiento viene por el temor, no al infierno, sino a los años de cárcel posibles y los que se puede ahorrar como contrito confeso; 3º: Propósito de la enmienda, que solo muestran cuando, trincados con las manos en la masa, lo expresan como condición precisa para la reducción de condena, 4º Decir los pecados, no al confesor, sino al Juez y, sobre todo, a los desgraciados que sufrimos las consecuencias de sus trapisondas y latrocinios, y por 5º y último, muy simple, DEVOLVER LO ROBADO y meterse bajo las piedras al salir de chirona por la vergüenza que no han tenido.

En  aquel pasado que trata de resucitarse por este tardofranquismo neoliberal hispano había una asignatura que se llamaba “Urbanidad y Disciplina” o algo por el estilo. Debo de conservar por algún lado, además de por los recovecos de la memoria, un libro que se llamaba “Valentín o el niño bien educado”. Entiendo que Mariano Rajoy, al que le llevo tres quinquenios, nació algo tarde para ese capítulo de “educación”, de esa tan simple que nos hace darle el sitio en la guagua a una mujer preñada o los buenos días a los que encontramos esperando la consulta del dentista aunque me esté jodiendo la muela y que, cada vez, es más escasa. Definitivamente el Sr (sic) Rajoy carece totalmente de ella. Licenciatura en Derecho y Registrador de la Propiedad (propia y ajena) no implica un mínimo de educación y urbanidad. Me pregunto de donde le sale el gesto caciquil y ruin de ningunear y despreciar la mano tendida de su oponente, el Sr. Sánchez, en la tarde de hoy. Por no ser, no es….ni siquiera gallego.

 Menos mal que políticamente es solo un cadáver que no sabe que está muerto.

 

Francisco Javier González

Gomera a 12 de febrero de 2016.

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