Elogio de la construcción ilegal
Me tengo que pasar, con armas y bagajes, al campo de los ilegales. Al menos en San Sebastián, la villa-capital de esta isla gomera y si puedo evitarlo, no volveré a solicitar una Licencia de Obras Menores sino que me dedicaré a juroniar entre maestros y peones amigos a ver los que me puedan hacer el trabajito. No preguntaré en la Oficina de Empleo –más bien se deberían llamar Oficinas del Paro que es lo que intentan gestionar- porque la mayoría, al haber perdido todos los subsidios de desempleo, desisten hasta de ir a firmar. Estoy seguro de que muchos de estos profesionales de la construcción están trabajando de tapadillo o se han ido a otros lares porque, de no ser así, seguro que esta villa estaría ardiendo por los cuatro costados a causa del desespero y la indignación que pueda causar el ser la isla canaria con mayor tasa de paro –el 37% y subiendo- dentro de este archipiélago perdido al noroeste de África que ostenta el record de paro de la Unión Europea y sus colonias periféricas.
He llegado a esta drástica conclusión tras intentar hacer una reparación de la vivienda de mi esposa consistente en el derribo de un antiguo –más de medio siglo- poyo de cocina de mampostería, de las piezas del baño estropeadas y con humedades y sustitución de los azulejos de ambas piezas. Hice una contrata oficial con un contratista de la villa muy respetuoso con lo del IVA y el papeleo legal y se desalojó el piso para proceder a una obra que consideraba inmediata. Lo malo es que se nos ocurrió -la que hoy entiendo que era una peregrina idea- solicitar al ayuntamiento capitalino gomero una licencia para esa obra el ya muy pasado día 3 de mayo. Aboné las tasas correspondientes y esperé. A las dos semanas –tiempo en que se resuelve ese tipo de expedientes en municipios del triple de población que San Sebastián- nos interesamos por el expediente que estaba en la oficina técnica para su informe. Tras varias visitas supimos que a algo más de mitad de junio el expediente había pasado a la secretaria para su informe jurídico. De nuevo las visitas “informativas” esta vez a secretaría hasta que este 17 de junio, dos meses y medio después del inicio, fuimos a hablar directamente con la secretaria, una funcionaria carente no solo de profesionalidad sino de la más mínima educación, de pie, casi echándonos del despacho y sin saber siquiera de que expediente se trataba nos despidió con un “Hay muchos y ya estará cuando le toque”. Ante la salida de tono de una secretaria arronzada a esta isla desde no se sabe donde para ajuliar a sufridos ciudadanos, solo nos quedaba el derecho al pataleo que lo ejercimos por escrito con registro de entrada para que conste. En ese escrito planteábamos además que ¿Cómo es posible que con el enorme paro que soporta la construcción en esta Villa se dificulte administrativamente obras tan simples como la proyectada? Es una ineficacia que, por absurda, llega a ser dolosa
Decidido, me sumo a los ilegales. En este momento difícil para los trabajadores, incumplir la ley puede ser revolucionario, y eso lo sabe el gobierno español del Partido Popular –hasta el nombre me suena a falso- auténtica máquina de crear parados vía decreto ley y reformas laborales, gobierno espurio que se ha dedicado en alma y cuerpo a favorecer a banqueros trapisondistas y grandes empresarios que nutren sus Cajas B y premian sus favores con sobres marrones. Este protector de los Gürtel y los Barcenas ha expresado repetidamente su intención de “desatar una cacería del ilegal” vigilando y controlando a todo fontanero, electricista o instalador que vean por la calle con sus trastos de trabajo sin el pertinente contrato. ¿Recurrirá a monitorear conversas privadas al estilo gringo para captar la frase fatal de con IVA o sin IVA? Claro está que profesionales de mayor status, como los dentistas por poner un ejemplo, seguirán con lo suyo y ya ni preguntan. Peor es aquí, en esta Comunidad Noautóma de Canarias. El gobierno delegado, medianero del español, ha elevado el listón. Puede ser que estamos más al oeste que la metrópoli pero el paulinato se propone, nada más y nada menos, que incentivar las denuncias anónimas y premiar a los denunciantes. No se si pondrán carteles de “SE BUSCA” pero esa es la idea.
Lo dicho, en la colonia los cipayos son más arrechos. ¡Puro oeste!
Francisco Javier González
San Sebastián. Gomera a 18 de julio de 2013. Luctuoso aniversario del preludio del borbonato hispano.