SOS.Limosneros rumanos están inundando las ciudades turísticas lanzaroteñas.
Hoy cuando entré a comprar unos artículos en el Supermercado SPAR situado en la calle Pedro Barbas de Puerto del Carmen, vi que había una joven rumana de unos 22 años pidiendo limosna a través de un cartel con tres mensajes en tres idiomas con el que trataba de dar pena para obtener unas monedas que al final de su jornada, personas como esta, suelen llegar a juntar unos 100 euros o más de recaudación.
Me causó rabia ver allí a dicha mujer porque ya conozco a esta chusma desde cuando yo vivía en Austria donde los veía venir los lunes en tren desde Rumanía a pedir limosna en las calles de la ciudad de (Linz) en cuya urbe se ponían junto a establecimientos, unas veces en las aceras y/o a las puertas de supermercados en posición de rodillas, y otras haciéndose los sordomudos, inválidos, etc., pero que luego cuando terminaban la faena de la semana todos se juntaban los sábados en cercanías de las estaciones de trenes para irse a sus casas y ninguno era lo que había aparentado ser porque no presentaban síntomas de hambre, de enfermedad y menos de invalidez porque la película que cada cual hacía durante la semana en las calles era una pantomima con intención de dar lastima.
Por ello hoy decidí llamar la atención a esta joven que estaba junto al Supermercado SPAR recomendándole que dejara de pedir y se pusiese a trabajar porque molestaba al turismo y nacionales, y porque lo que hacía era un negocio y no una necesidad social. Pues hete aquí que me llamó borracho y extranjero diciendo que me fuera para mi tierra. Me enfadé con ella y le dije que la iba a denunciar públicamente para que ella y su gente se larguen de Lanzarote y se pongan a mover el trasero en su tierra. Ahí quedó el altercado.
En un periodo de un mes he visto a muchos rumanos y rumanas, jóvenes y ancianos pidiendo limosnas en varias ciudades turísticas de nuestra isla, mientras me he preguntado porque las autoridades lanzaroteñas y las asociaciones de empresarios turísticos permiten que limosneros de países como Rumanía e incluso nacionales se dediquen a pedir en las calles y a las puertas de negocios, algo que cara al turismo da una horrible imagen tercermundista.
Urge que se tome muy en cuenta esta situación y se erradique el problema porque una vez que crezca esta plaga difícil será contenerla.
Post datum:. Esta gente que viene sobre todo de Rumanía paga su viaje desde dicho país a la península y desde ahí a Canarias, lo que quiere decir que para ellos y ellas pedir limosnas es un negocio y no una necesidad social porque no son indigentes sino limosneros profesionales. Yo respeto a quienes por necesidad social pidan limosna, pero no a los que se aprovechan de la bondad de la gente con manipulación y lastima falsa. (Autoridades, no se duerman, pónganse las pilas ¡ya!).