Cada vez que el señor don Paulino Rivero se levanta de la cama y anuncia una nueva idea, hace que todo el edificio y personal del Gobierno canario se tambalee. Y no porque sus ideas sean extravagantes o extraordinarias, sino porque cuando expone las alucinaciones que sueña, parece que lo inspiró la lámpara del mago Aladino.  

 

Ahora para liarla más y así ganar más tiempo para seguir manipulando y embaucando hasta que llegue el día de las Elecciones;  su nueva estrategia es llevar a cabo un referéndum petrolífero, según él, “para que los canarios y canarias den su Si o su No a los sondeos que el Estado quizás autorice a Repsol realizar en el mes de mayo o junio de este año”.     

 

La idea  de un referéndum nos es del todo descabellada, si no fuera porque en aguas de la ZEE de Canarias el Gobierno canario no tiene potestad y también porque el artículo 92 de la Constitución Española dice lo siguiente: 1. Las decisiones políticas de especial transcendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo de todos los ciudadanos.

 

2. El referéndum será convocado por el Rey, mediante propuesta del Presidente del Gobierno, previamente autorizada por el Congreso de los Diputados.

 

3. Una ley orgánica regulará las condiciones y el procedimiento de las distintas modalidades de referéndum previstas en esta Constitución.

 

 

Esto que acaban de leer muestra al señor Paulino Rivero como persona que no conoce la Constitución Española, o que conociéndola intenta engañar a la población canaria con un rollo manipulador al estilo del Gobierno Catalán.

 

Mejor señor Rivero, déjese de tanta bobería y póngase a negociar con el Estado y Repsol beneficios, mínimo un 10% por cada barril de crudo y gas que se extraiga en aguas canarias, y la seguridad pertinente. Con ello podrá solucionar parte de los problemas que afectan a los/as canarios/as que están desempleados/as, muchos/as pasando hambre y miseria, etc.,    

 

Post datum:. El problema petrolífero en Canarias se está pareciendo mucho a los cuentos de las Mil y una Noches, cada día el señor Paulino y su grupo CC, se inventan una nueva narración de la fantasía de su falso nacionalismo.