Sobre nuestras relaciones con Gran Bretaña y el abandono de La Geria

Hablemos de las relaciones que el Archipiélago Canario ha mantenido con Gran Bretaña a lo largo de estos siglos de colonizaje español, que no se pueden llamar sino fructíferas. La arribada de los británicos se remonta a los albores del siglo XVI con el tráfico mercantil del vino Sack o Canary.

Hablemos de las relaciones que el Archipiélago Canario ha mantenido con Gran Bretaña a lo largo de estos siglos de colonizaje español, que no se pueden llamar sino fructíferas. La arribada de los británicos se remonta a los albores del siglo XVI con el tráfico mercantil del vino Sack o Canary. Hoy seguimos produciendo el mejor malvasía del mundo como así se ha demostrado en los diferentes certámenes a nivel mundial destacándose el que se produce en la isla de Titeroygakat, y así lo prueban los premios y medallas que se han recibido y nuestros caldos poblando las estanterías de los mejores restaurantes en lugares como Los Ángeles o Nueva York (Estados Unidos), cosa que se ha repetido siempre a lo largo de nuestra historia de ocupación colonial.

La calidad de nuestros vinos y nuestra vid siempre fue reconocida y afamada, sobre todo en Gran Bretaña. Hoy con pena vemos cómo un gran espacio de La Geria donde se producen estos caldos se muere por la desidia de una gente que se dice llamar “clase política”. Yo no sé de dónde han sacado lo de “clase” cuando no son más que unos administradores del poder colonial que atosiga este Archipiélago africano. Sí, africano, por si alguien está flojo en geografía lo recalco.

Durante el siglo XVIII muchos británicos abandonaron el Archipiélago debido a la presión que el Santo Oficio español ejercía contra los ciudadanos que no profesaban la fe de los españoles, atrasando así nuestro desarrollo económico y social. La presencia británica hizo que se experimentara un gran progreso en el nivel de vida de la población isleña saliendo así del atraso al que era sometida nuestra población, al brutal atrasado y anacrónico colonialismo español; exactamente igual que en los siglos posteriores ya que en la actualidad no vemos que hayan superado dicha mentalidad anacrónica.

En 1852 la concesión de los puertos francos, gracias a las gestiones que el ministro canario León y Castillo, marcan el principio de desarrollo que provoca el establecimiento de compañías británicas; yo mismo recuerdo que la mayoría de ellas se encontraban en las dos capitales isleñas, vehículos como Sumbean, Bedford o Roll-Royce se exhibían en los escaparates de capitales canarias para asombro de españoles paletos que se paseaban por la Plaza Farray en Las Palmas.

Refiriéndonos al tráfico entre Gran Bretaña y Canarias, éste era muy intenso desde los mismos comienzos de la llegada de los británicos, no menos de 150 buques mensuales de los cuales en su mayoría de pabellón británico en total desproporción con el tráfico existente con España. Desde los puertos de Londres o Bristol salían entre uno y tres buques diarios hacia nuestro país mientras que de España solían salir hacia Canarias dos o tres al mes; aún recuerdo la estampa de los grandes trasatlánticos de la Cunnard Line atracados en nuestros puertos.

Los inversores británicos aprovechaban la escasa productividad española para imponerse en el país y a su vez nosotros nos beneficiábamos de productos de alta tecnología de la época. Bebidas como la tónica Schweppes y otros que creo se vieron por primera vez en España en los años 60; ejemplos de que el desarrollo turístico fue impulsado por los británicos fueron hoteles como el Santa Catalina de Las Palmas, el Hotel de Santa Brígida en el pueblo del mismo nombre o el Mencey en Añaza. La mayoría de estos turistas eran personas con afecciones que intentaban curarse dada la benignidad de nuestro clima. Una de las bebidas que se hicieron populares en Canarias fue el gin-tonic a finales del XIX, mezcla de quinina y gin, combinado éste que los ingleses habían hecho en la India colonial; pues miren ustedes por dónde los españoles como quien dice lo acaban de descubrir porque no pasa un día sin que te lo estén cacareando en la televisión presentándotelo los grandes barman españoles como si nosotros no supiéramos lo que es. Estos parecen que acaban de descubrir la pólvora. Quiero incidir en que los lazos con la colonia británica se hicieron fuertes a extremos de crearse una gastronomía anglocanaria cuyas recetas están escritas. Los ingleses modernizaron muchas costumbres que el colonialismo español retrógrado y primitivo había impuesto en nuestra patria. Hoy me pregunto cómo aquí hay gente que celebre la derrota del Almirante Nelson en las costas de Añaza; con su victoria ya nuestra patria hubiera sido un estado libre e independiente con asiento en la ONU y en paz y respetado por el resto de las naciones. Aún recuerdo a Mr. Pavilard y su Rolls-Royce moviéndose por Las Palmas, aquel médico británico que espiaba a los nazis…

Los británicos se fueron con honor de hoy lugares florecientes como son Hong-Kong, Singapur, Nueva Zelanda, etc. Sin embargo, la llama de la esperanza estárá aquí siempre encendida… ¡Vivan las Canarias libres e independientes!

 

 

Manuel Zenat