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La poda en el campo

| 18 de febrero de 2013

Hubo un tiempo, en el que todo el mundo en el campo, podaba sus matos; ya fueran frutales o simplemente las retamas o cualquier otra planta u árbol; de ello –como se lee en el Evangelio- se asegura una mejor producción, de lo contrario el árbol o planta se va en ramas, en vicio y nada o poco produce.

Hubo un tiempo, en el que todo el mundo en el campo, podaba sus matos; ya fueran frutales o simplemente las retamas o cualquier otra planta u árbol; de ello –como se lee en el Evangelio- se asegura una mejor producción, de lo contrario el árbol o planta se va en ramas, en vicio y nada o poco produce. Vengamos al ejemplo de la retama. Cuando se la podaba, revivía y echaba nuevas ramas y se fortalecía; ahora, prohibido tocarla se debilita y se pierde, desapareciendo al no ser renovada. ¡Como recuerdo aquel acertijo que no cogí, hasta que me lo explicó, el bueno de Clemente el de La Cumbre, que en paz descanse, que me dijo: “¡en el metro cuadrado donde cogía cada año un duro, me lo compararon por una peseta, y me quedé sin nada!”Se refería a la poda o corte de la retama, que en el metro cuadrado –me dijo- donde segaba la retama para venderla para estiércol ese era el precio de su trabajo, y cada año hacía lo mismo, sin que le faltara materia al año siguiente; pero, el cabildo le compró por una ridícula peseta el metro cuadrado de tierra, donde las retamas, y lo perdió todo. Y es el caso, que sin poda, la retama se hace arbusto, se entronca, se enmaraña, y acaba por secarse al faltarle la poda necesaria para estar viva; y así está desapareciendo especies, que por no saber protegerla o creer que se la protege, no dejándola tocar, es precisamente cómo desaparece, como es el caso de la flora autóctona, que cada vez tenemos menos ejemplares y cada vez más tabaibas, que coloniza todo el terreno, no dejando nada crezca a su lado, sino solo ella, con la que sin ganadería (en este caso las cabras), que transporte la semilla, se acaba hasta con lo que es único y exclusivo en el mundo, pues si con ellas (las cabras), han llegado al presente, sin ellas van a desparecer cada vez más, y nos quedaremos con solo tabaibas, y hasta sin la dura y amarilla –en flor- retama. Así, que nos enseñan a podar olivos, cuando son árboles que no se deben podar, porque no lo necesitan, y sin embargo lo que hay que podar –para que siga- no lo dejan y multan por ello. Flaco servicio o favor presta a la sociedad y a la biología, a la naturaleza y al medio ambiente, un miedo ambiente, que todo lo prohíbe, haciendo las cosas al revés y multa por todo lo que se haga en el campo, yendo contra natura contra la tradición, contra la sabiduría del campo. Recuerdo, cuando para comida de vacas, becerros, cabras y demás, se cogían ramas de todo (de escobones, de castañeros, de álamos, etc.), y todo eso está desapareciendo al faltarle la poda pertinente. Ya, ni siquiera las cañas, que primero las hojas, y después los carrizos, era cortada en la punta, para que aparecieran los segundos. Todo se podaba, y ahora nada se puede ni tocar. Gente inexperta controla el campo, yendo al revés o en contra de lo que hay o lo que habría que hacer. El hacha estaba presente en todas las casas; la jose, hacía de podadera, y no faltaba el serrucho, para cortar palos, ramas, etc., que daban al árbol vida y prosperidad. De hecho salvajemente podan laureles y otros árboles en parques y similares; pues eso, es lo que antes hacía el hombre del campo o para provecho del mismo árbol, para sí –por la fruta- y para sus animales, y ¡pobre el que se atreva a podar algo!; pues hasta para eso, hay que pedir permiso, y nada diga si se trata de quitar un árbol u arbusto silvestre o estéril, que se haya nacido, que por estar protegido si se le extirpa por malo y ruin, puede costarle cárcel más la multa pertinente y descomunal. Esto, debe cambiar; si no, no vamos a poder ni caminar, todo emboscado, cerrado y muerto. Lo que no se poda, no da fruto y muere. Hay árbol que no admiten la poda (por ejemplo la palmera, o el mismo dañino pino).

 

El padre Báez.

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