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En torno a la Unidad

| 14 de enero de 2013

Si me permiten mi humilde opinión, sobre la evolución del movimiento emancipador en Canarias deberíamos trasladarnos hasta finales del siglo XIX, durante el proceso independentista cubano y los esfuerzos de Secundino Delgado y un grupo de canarios en la isla caribeña para despertar a nuestro pueblo del largo letargo en que se encontraba, en el que el colonialismo ejercía una fuerte represión sobre la población isleña.

Si me permiten mi humilde opinión, sobre la evolución del movimiento emancipador en Canarias deberíamos trasladarnos hasta finales del siglo XIX, durante el proceso independentista cubano y los esfuerzos de Secundino Delgado y un grupo de canarios en la isla caribeña para despertar a nuestro pueblo del largo letargo en que se encontraba, en el que el colonialismo ejercía una fuerte represión sobre la población isleña.

Mi opinión personal es que en aquel momento histórico donde el colonialismo se afianza en nuestro continente y acomete una aventura de ocupación sobre nuestro país vecino, que quieran o no es la espalda que cubre Canarias y destinado al fracaso no solo por este motivo sino por la lejanía geográfica donde se empezó. Este movimiento embrionario culmina con la detención de Secundino Delgado y su posterior encarcelamiento por orden del general sanguinario Weyler, encerrándolo en una prisión española el 2 de marzo de 1902. Debemos recordar que fue la Embajada norteamericana la que gestionó la libertad de nuestro compatriota y culminó con dicha libertad gracias a los oficios de nuestro compatriota Nicolás Estévanez.

Secundino, conociendo la brutalidad de la Administración colonial española repetía: “¿Qué importan los sacrificios si algún día llega a alumbrar nuestra Patria el sol de la libertad?”.

El primer factor que debilita nuestra lucha es la lejanía.

Segunda mitad de los años 40, lo que existe en Canarias es un periodo de desorientación donde solo hay grupos de ciudadanos opositores a la dictadura franquista, donde existían contactos entre elementos demócratas, monárquicos, republicanos, etc. El dirigente comunista Germán Pires, por ejemplo, lideraba pero sin tener una idea clara de cuál iba a ser el camino a seguir en la lucha en nuestro país. La situación cambia cuando en 1958 es apresado Juan García “El Corredera”, que se encontraba huido desde el levantamiento fascista de 1936 contra la República española. Comenzó el juicio contra “El Corredera” el 29 de enero de 1959, donde una cifra aproximada de unas 5.000 personas estuvieron presentes apoyando al reo, defendiéndolo el abogado Calzada Fiol, también el obispo Pildain Zapiain le dio su apoyo. Este abuso de poder por parte de la dictadura fascista hizo tomar conciencia a diferentes miembros de aquella desorganizada oposición, entre ellos el abogado canario Fernando Sagaseta.

Nadie puede poner en cuestión el sentimiento nacional que teníamos y que algunos intentan negar que ha existido en Canarias, siendo esta una auténtica falacia y una mentira, pues desde que éramos niños y cuando hablábamos nos identificábamos con nuestros antepasados, los canarios que lucharon contra los invasores españoles, como el Caudillo Doramas o Bentejuí. Esto es innegable y no viene nadie a negarnos que cuando mirábamos la tosca estatua de Doramas, al cual reverenciábamos, antaño ubicada en la plaza del mismo nombre en el barrio de las Escaleritas, le recordábamos con respeto.

Evidentemente, la falta de sentimiento indigenista y la creencia errónea que tenían algunos de los opositores a la dictadura de que los obreros del mundo se iban a liberar todos juntos, solo llevó a un error histórico y un retroceso en el campo nacional. El creer que no existen diferencias entre los intereses de los trabajadores de la metrópoli y los trabajadores nativos es otro de los errores. La realidad es que aquí se encuentran más de 400.000 trabajadores españoles y la misma cantidad de canarios en paro y a su vez miles de universitarios canarios emigrando hacia otros países más desarrollados. Culpar al capitalismo de la pobreza de nuestro país es otro error, pues cuando llegaron los colonos aquí, con las criminales huestes de la Conquista, no existía el capitalismo. Ahí comienza el desastre. Solución: la descolonización.

Una tercera vía, la africanista, la del MPAIC. Es la opción más madura. De la nación africana insular que pide apoyo a las naciones hermanas continentales para buscar apoyo internacional en la ONU, consiguiendo así la ayuda diplomática necesaria para obtener el derecho a la autodeterminación y la independencia, es la única vía lógica a seguir. Una opinión mía personal es que el de la buena vecindad con el país hermano de Marruecos debe ser fundamental ya que de lo contrario sería contrario a la lógica evolución del resto de naciones que han buscado su apoyo siempre en el estado fronterizo. Ejemplos, los casos de Cabo Verde o Guinea Bissau, Argelia, Cuba, Méjico y un largo etcétera. De estas tres opciones la única lógica es la seguida por don Antonio Cubillo a nivel diplomático. La unidad del nacionalismo debe ir por ese camino, adaptándose a la lógica evolución de los tiempos y los cambios en la estrategia a llevar a cabo. Tras el proceso de unificación nacional, debemos emprender la discusión sobre el Proyecto de Constitución que don Antonio Cubillo Ferreira preparó en vida. No vale nunca minusvalorar o menospreciar los contactos internacionales que cualquier grupo haya llevado a cabo durante este periodo.

Mi opinión es que quedan descartadas todas las opciones políticas ajenas a la africana, la lógica y natural es esta última dada nuestra pertenecía a dicho continente.

¡Viva África libre! ¡Vivan las Canarias independientes!

PD: Sería interesante recordar el escrito de Antonio Cubillo Ferreira escrito en LA VERDAD DE LANZAROTE y en  El Día, con fecha 29 de septiembre de 2012, titulado Gibraltar no es una colonia; Canarias, Ceuta y Melilla, sí.

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