El desmantelamiento de la sociedad de bienestar
TRANSISTOR DEL FACEBOOK.
No me estoy refiriendo solamente a la Economía, aunque esto sería suficiente para denunciar el desastroso Gobierno que tenemos. Sus componentes se escudan en la crisis que padecemos, pero cuando vemos u oímos comentarios de gente de reconocida solvencia sobre este problema, certificamos la impresión que tenemos tantas veces repetidas de que este Ejecutivo está sobrando al frente del pueblo español, incluido el canario. La gente no es tonta y ve con qué facilidad se rescata a favor del sistema monetario español, reconocido por todos como el gran culpable. Nos quedamos atónitos cuando vemos los millones de euros que se reciben para salvar los problemas bancarios, y la pregunta que surge al momento es de dónde van a salir los intereses que se tienen que pagar por esos préstamos. Rajoy dice que no afectará al pueblo, pero nadie está dispuesto a creer a un personaje que cuando ha hecho promesas preelectorales, en menos de un año de gobierno, las ha ido incumpliendo, desmantelando paralelamente la sociedad de bienestar que hemos venido disfrutando. Cuando ofrecen algo no nos lo creemos. Luis de Guindos, ministro de Economía, ha dicho dos cosas relacionadas entre sí, pues de una parte anuncia que posiblemente se llevará a efecto rescate a favor de las necesidades del pueblo, y por otra, que no habrá más acoso del que se ha venido realizando despojando al pueblo de lo poco que dispone. Yo no me lo creo: el último caso es un ejemplo más de la poca credibilidad que tiene este equipo de gobierno, el hurto ocasionado a los pensionistas; y como gran demostración de cinismo, sale uno de la camarilla diciendo que los pensionistas han visto bien este hurto y que hay que agradecerles su buena disposición en ayuda de la solución de la crisis. Para más inri, añade que la juventud española se está yendo a buscar porvenir al extranjero, no por las carencias de empleo en el país, sino por su afán aventurero.
Las circunstancias que padecemos son tan graves que no justifican la sorprendente pasividad del pueblo español. Con esto no estoy instigando un serio levantamiento popular, aunque se está demostrando algo más de atisbo de ese descontento. Estas frecuentes reacciones controladas por la policía gubernativa de manera desproporcionada, con castigos exagerados en relación al motivo que los inducen, causando asombro a nivel internacional, se acabarían si este equipo de gobierno se llenara de razón y dejara los cargos que ostentan. Pero suponemos que la soberbia que les domina no les hará pensar en tal propósito. El ministro de Economía está admitiendo la petición de un rescate al margen de los que se han venido haciendo para la salvación del sistema monetario español, esta vez a favor del pueblo, para suavizar la lamentable situación que está padeciendo; por supuesto que no estaría mal tomar esta medida, pero suponiéndolo vocero del Presidente, nadie o muy pocos están por creerlo.
No miento si comparto la idea de la mayoría que está denunciando la miseria que se está viviendo en España, alcanzando límites increíbles. Entre las cosas que se han cargado está la clase media, lo que sumado a los que forman la fuerza del trabajo, ha hecho que aumente el número de españoles que está pasando hambre. Reconozco que es consecuencia de una crisis mundial, y el problema verdadero de disconformidad, es que se está tendiendo más a la recuperación bancaria, a base de de millones de euros, dejando que el pueblo observe que no se hace nada para aliviar su situación. Este Gobierno no ha llegado a un año de mandato. Cogieron el poder ofreciendo soluciones, y lo que realmente han hecho es todo lo contrario.
Como consecuencia, la esperanza de todos es ver suavizada su deplorable situación, dejando el país en manos de otras personas más competentes y consecuentes que sean capaces de ser más equitativos en la solución de esta crisis. Sabemos que todo país necesita un fuerte sistema bancario, pero también sabemos que todo el pueblo debe entrar en el reparto de los rescates, consiguiéndose así una situación más llevadera en lo posible. Claro que esto es un problema de conciencia.