300

No, no es la batalla de las Termópilas ni aquellos guerreros espartanos. Es la batallita cotidiana en la que está inmersa la UD LANZAROTE y sus 300 domingueros-noveleros que acuden a sus partidos caseros, y a veces ni eso.

 

 

Esta es la tropita que animosamente abandona sus "houses" para visitar el Avendaño Porrúa, y que son el fiel reflejo de las pocas "prestaciones" que ofrece este equipo a los habituales futboleros de esta santa isla. Un equipo carente de ilusión, que tan sólo alberga el "escapar" como pueda y de mala manera de una existencia amargamente penosa.

Es, sin duda, una estampa pobrísima en el graderío para un equipo que "atesora" el nombre de esta isla y que lejos de crear fomenta mayormente repulsión y desinterés.

Sí, está muy bien la estampita que ofrecen estos domingueros con camisitas y gorritas de la UD LANZAROTE, que fundan sus traseros en el vetusto Avendaño, unos para apoyar a este semi-equipo y otros para salir un rato de la casa; vale, pero no deja de ser para lo que debería significar esa entidad, una presencia meramente testimonial. Tan sólo hay que remitirse a sus asambleas de socios y allí comprobamos que aparecen tanto UNIONISTAS como dedos tiene una mano.

A la reciente historia ya rehablada y reescrita de este equipo, quizás en demasía, donde muchos estómagos agradecidos han vilipendiado y pisoteado el nombre de éste, el que nunca ha llegado a ser un gran club, nos asomamos a la cruda realidad y vemos a una institución "maloliente" que cohabita con los demás equipos isleños como uno más, con el único "pro" de militar en Tercera.

Anclado actualmente en zona de los equipejos de esta categoría y mostrando a todas luces su pésima catadura en la geografía canaria, la UD LANZAROTE se presenta como el mismísimo Avendaño Porrúa; vieja (sin serlo), caducada y en manos de Don Nadies.

Con una temporada que transcurre casi como el metro de Madrid, dada la desmesurada cantidad de entradas y salidas de personajes de ese club, además de con algún que otro amago de "ahuecar el ala" de los que ahora regentan el "chiringuito", el gigante lanzaroteño lejos de mejorar se encuentra en un estado casi catatónico o de encafalograma plano. 

Sin apuesta empresarial válida, esta UD LANZAROTE se mueve a ritmo fúnebre por una Tercera División insípida y que, o mucho me equivoco, va a ser morada durante muchas temporadas más. 

La presencia de 300 domingueros en un partido no es hinchada para un representativo que se precie, es el síntoma claro de que las cosas no se esgtán haciendo nada bien. Los gerifaltes que mangonean el club dirán que sin medios no dan para más, que bastante hacen; puede ser, pero la realidad trasluce que esta Directiva ya está más que quemada, que tiene muy mala prensa en la calle, que no tiene capacidad ni maniobralidad alguna. Otra cosa son las excelencias que pueda ofrecer esta UD LANZAROTE que actualmente son impercibibles; realmente no enamora, es tan sólo un equipo "disecado" que hace tiempo perdió su rumbo.

Los 300 lo tienen más difícil que en las Termópilas.